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El América pondría fin al Circo Romano

TIJUANA -- El Circo Romano podría quedarse sin Rubén Omar Romano. América se impone 2-0.

Volvieron a caer los Xolos, esos caninos que en la mitología náhuatl, azteca y tolteca tenían siempre dos posibles finales sórdidos y tenebrosos: morir tras guiar a su dueño por los laberintos emboscados de la muerte o, en su defecto, ya nada mitológico, terminar en las panzas ansiosas de reyes y príncipes, tras ser criados para servir de relleno a una soberbia tamalada.

Esos Xolos, lampiños pero de estampa majestuosa, de los cuales hay vestigios en territorio mexicano desde hace tres mil años, han terminado, en su versión futbolera, como un vulgar prófugo de una taquería clandestina y de esquina de México.

El glamour, la vertiginosa, expedita y fascinante grandeza del título que les dio El Turco Mohamed hoy ha despeñado en una versión tristona, pues, lo más grave, ha perdido, y no sólo con Romano, lo más importante, la bravura, la valentía, el arrojo gallardo de estirpe que representa el entorno mitológico de los Xolos, más allá que desafiaran a los dioses malignos de lo muerte o los jugos gástricos de su glotón monarca.

Romano se quedó sin crédito. Y como sacrificado inevitable de un Circo genuino, pues no olvidemos que en su hábitat de entrenador, la empresa Caliente, hay un zoológico semiclandestino donde viven cautivos ejemplares sofisticados para excéntricos paladares depredadoramente esclavizantes.

Con sólo la estela de tabaco, en esa devoción de chacuaco más que de fumador, poco deja Romano en Tijuana, especialmente tras el 2-0 en el que fue evidente que sus jugadores lo dejaron xolo y abandonado.

¿América? Serio. Letal. Oficioso. Comprometido. Atrevido. Corralón con causa. En la versión más fiel de lo que Ignacio Ambriz asemeja a la versión de aquel Necaxa de Manolo Lapuente del que él mismo fue bastión.

Tuvo un ángel de la guarda: Moisés Muñoz. El arquero, al que la cruel afición rival trata de cuestionarlo como clon físico de una Tortuga Ninja, pasa, indudablemente por un fantástico momento, en el que a su general buena colocación y liderazgo, ahora le agrega la espectacularidad de lances de Cirque du Soleil, como dos atajadones a disparos a mansalva que él convirtió en inocua salva.

La nueva lesión de Benedetto coloca alarmas en El Nido, pero parecería que el pendenciero petulante que es ¿Miky? Arroyo ayer sacó la bazuca y dañó la vetusta coraza y la rancia agilidad de Federico Vilar.

América, pues, viento en popa, soñando con protagonismo en Liguilla, pero con pesadillas para la Copa Mundial de Clubes.

¿Los Xolos? A cumplir con sus cometidos mitológicos. Guiar a Rubén Omar Romano por el camino de su muerte profesional. Y terminar, por otra parte, en este torneo, como relleno de tamalada de los reyes de la Liguilla.