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Larga vida a Serie de las Américas

MIAMI -- El experimento dio resultado. Las Águilas Cibaeñas se coronaron campeonas en la primera edición -- y ojalá no sea la última-- de la Serie de las Américas se disputó en el Marlins Park de Miami con la participación de dos equipos de Venezuela y otros tantos de la República Dominicana.

Y aunque la asistencia pudo haber sido mucho mayor, el bullicio permanente de los fanáticos que entraron al parque de pelota de la Pequeña Habana superó por mucho al que se siente en los partidos de los Marlins en la temporada de Grandes Ligas.

Vamos por parte. La idea de traer béisbol caribeño a un estadio de Grandes Ligas es positiva 100 por ciento. ¿Qué es un evento mejorable? Sí, y mucho.

Comenzando por la promoción. Lo que no se anuncia no se vende, aunque el producto tenga calidad. Fueron buenos juegos de pelota y aunque solamente el primero, entre los Navegantes de Magallanes y los Cardenales de Lara, contó para la tabla de posiciones de Venezuela, todos los participantes se entregaron en cuerpo y alma sobre el terreno.

Había que ver los saltos de alegría de los jugadores de las Águilas Cibaeñas al vencer a los Tigres del Licey en un partido que aunque se trataba del clásico por excelencia de la pelota dominicana, era puramente de exhibición.

Si se le hubiera hecho una mayor publicidad al evento, de seguro habríamos visto mayores concurrencias, como se vio cuando se jugó en Miami el Clásico Mundial.

Había que trabajar puntualmente en los barrios del sur de la Florida donde hay mayores concentraciones de población venezolana y dominicana, además de poner más anuncios en radio y televisión.

Pero Roma no se construyó en un día. Se puso la primera piedra y pasó la prueba. Con poca promoción, se metieron 21 mil fanáticos en el estadio.

Los organizadores quedaron satisfechos y el año próximo podrían venir equipos Puerto Rico y México, las otras ligas que conforman la Confederación de Béisbol del Caribe, o incluso de la misma Cuba.

Ya pueden ir visualizando la concurrencia que habría en el Marlins Park ante la presencia, digamos, de los Industriales de La Habana, independientemente de la controversia política que siempre traerá aparejada.

Sería conveniente que cada partido contara para las tablas de posiciones de los países involucrados, como ocurrió con el juego de Lara-Magallanes, pues sería una manera más de integrar las diferentes ligas caribeñas.

Ojalá la Serie de las Américas tenga larga vida. Esos fanáticos incorregibles que quedan como si les faltara el aire durante los meses que van desde el último out de la Serie Mundial al inicio de los entrenamientos primaverales, agradecerán siempre espectáculos como este que vivimos el fin de semana en Miami.