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¿El gran América del Centenario?

¿Este es...? ¿En serio? Jugando así, con ese estilo, con esas condiciones, con ese temor... Algunas hipótesis de la temporada se han ratificado: cuando el América actúa sin la responsabilidad del juego, cuando se agazapa y apuesta por el contragolpe, encuentra su mejor forma. Pero es un equipo alejado de sus principios básicos del buen juego, del futbol espectacular y avasallador.

LOS ÁNGELES -- ¿Es este el gran América del Centenario que propone Ricardo Peláez?

A la mañana siguiente, el América parece más cerca de Japón. Pero mucho más lejos de un estilo que identifique y dignifique su historia y sus colores.

Un equipo que salió el miércoles al Universitario de San Nicolás de los Garza para afrontar una final de la Concacaf completamente replegado, más preocupado por defenderse que por atacar. Un América que sin apostar por ello, sin buscarlo, y aprovechando la fragilidad del rival (lo de Tigres es una historia aparte) se llevó un resultado convincente y casi definitivo. ¿Este es el América que hoy presumen sus aficionados?

Algunas hipótesis de la temporada se han ratificado: cuando el América actúa sin la responsabilidad del juego, cuando se agazapa y apuesta por el contragolpe, encuentra su mejor forma.

El pretexto perfecto, de acuerdo con algunos analistas --y otros porristas, por no llamarle 'jilgueros' que siempre le sobran al América-- afirman que afrontó el juego con ocho ausencias titulares. A mí me parece una exageración decir que le faltaron tantos futbolistas y entendería que la alineación titular del juego de ida de la Final de Concacaf estaba conformada, mayormente, por jugadores que actúan con regularidad en la Liga y en la Copa.

Pero en el desarrollo mismo del partido, hay algunas pruebas contundentes de que lo que Ambriz y el América hicieron: con 20 minutos por jugarse y con el marcador aún 1-0, Ambriz saca del campo al número '9', Darío Benedetto, y mete al '4', Erik Pimentel. El América fue a Monterrey a defenderse. Se escondió, disimuló, especuló y al final, se llevó un triunfo contundente que si no fuese por un error arbitral hubiese sido definitivo.

¿Inteligencia? ¿Astucia? ¿Entrega? ¿Sacrificio? El América de otras épocas tenía eso y además contaba con clase, con personalidad, con valentía y con un futbol profundo. Este América nos miente.

Y estoy de acuerdo que a algunos equipos parecen quedarles a la medida este futbol. Hoy mismo, vivimos impresionados por la intensidad con la que el Atlético de Madrid, en España y en Europa, le imprime al juego, hecho que le permite competir sin tener los presupuestos, las nóminas y los nombres de los 'grandes', pero cada equipo tiene su propia historia, su propio estilo, su filosofía y necesidades. El América jamás ha sido un equipo que apueste por una imagen defensiva para ganar. El ganar como sea no está o no estaba incluido en el diccionario americanista.

A mí me parece el camino equivocado. Los clubes tienen prohibido pisotear su pasado, su ideología, su pensamiento. Hacerlo es como engañarse y engañar a los aficionados. El América siempre ha sido un equipo de futbol que propone un juego abierto, claro, espectacular. A veces lo logra, en otras se queda en el intento, pero siempre apuesta por ello. Hace no mucho tiempo, Ricardo Peláez se 'dio el lujo' de echar a un entrenador, aun con la champagne fría por el título obtenido, supuestamente porque no reunía las características que el club demandaba. Hoy, la necesidad de ganar está por encima de los ideales.

El América se engaña y nos engaña.

@Faitelson_ESPN