<
>

Al pueblo, pan, circo...y futbol

El futbol mexicano vive de su acostumbrado derroche de una temporada a otra. Nuevos refuerzos, negocios, dólares o pesos y nominas que parecen armadas "hasta los dientes". La pregunta es: ¿Está el futbol mexicano lejos de la crisis que indudablemente agobia a México como país? Yo diría que no, pero no estoy tan seguro de ello. Creo que el futbol, como un actividad pasional, lúdica, trivial, está ahí como un auxilio justo para estos tiempos, donde algunos, parecen utilizarlo como un paliativo -lo cual es bueno, pero definitivamente no traerá pan a la mesa de la casa- y otros -los más malévolos, por llamarlos así- lo emplearán como un distractor en tiempos donde eso ayuda para proteger ciertos intereses. Sea como sea, la pregunta es: ¿Cuánto le dura la gasolina a nuestro futbol?

LOS ANGELES, CA.- ¿Cuánto le dura la "gasolina" a nuestro futbol?

En medio de lo que supone ser -y yo diría que es- una crisis económica, política y social, el futbol parece indiferente a lo que ocurre a su alrededor. El futbol mexicano juega su propio y muy particular papel, parece ser una "isla", a la que ninguna "tormenta" puede perturbar. Otro receso de temporada a temporada y otra vez un migración incontenible de jugadores sudamericanos que llegan para reforzar las nominas de los clubes. ¿Sigue siendo tan redituable un equipo de futbol? ¿Cuándo llegará el límite entre lo que se gasta y lo que genera el negocio? ¿Es una industria a prueba de todo y contra todo? ¿Es una manufactura -la del espectáculo, entretenimiento, porque al final eso es el futbol- necesaria e invaluable, aún más que nunca en estos tiempos?

La realidad es que se escuchan muchas cosas mientras la "cuesta de enero" luce más inclinada y sesgada que nunca. Que Rafael Márquez apoyaría la creación de un Sindicato de Futbolistas -vieja historia llena de héroes, villanos y traidores-. Que dos jugadores del Veracruz han aceptado un contrato sin goce de sueldo -tema totalmente opuesto al profesionalismo del que disfruta nuestro futbol desde mediados del siglo anterior- y que sólo obtendrán algún ingreso sin terminan siendo redituables en la cancha. Y ya que estamos en Veracruz, un presidente, Fidel Kuri, suspendido, por cierto de sus derechos federativos, afirmando que es necesario establecer un límite salarial. Todo ello, en medio de un aparente derroche de contrataciones, de promotores, de dirigentes y clubes haciendo negocios. ¿Cuánto le dura la gasolina a nuestro futbol?

Entiendo y entendemos todos la importancia que el futbol tiene en una nación con las características de México. Estamos conscientes también de la relación que existe entre el futbol, la televisión, los patrocinadores y la necesidad misma que de la industria florezca en tiempos de incertidumbre, porque al final del día, el futbol, la pasión que conlleva, una versión lúdica y trivial de la vida misma, aparece como un paliativo, un bálsamo que algunos utilizan para consolar -lo cual es valido- y otros distraer -lo cual es menos valido-. El futbol cumple una función social, que tiene que ver directamente con intereses políticos y al mismo tiempo económicos.

A partir del viernes, cuando el balón comience a rodar en el Clausura del 2017, los estadios volverán a lucir llenos o medios llenos y los niveles de audiencia en televisión serán buenos para ver si Tigres repite como campeón, si el América de La Volpe funciona mejor sin Sambueza y sin Darwin, si Chivas es capaz ya de conseguir un título y si el Cruz Azul de Jémez es como lo pintan en la pretemporada. En medio de ello, un país desconsolado, enojado, abatido por una inminente crisis económica, política y social.

@Faitelson_ESPN