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Clásico Mundial, un evento con mucho margen de mejora

La polémica desatada en Guadalajara por el desempate entre México, Venezuela e Italia por el controversial coeficiente TQB (Team Quality Balance) es apenas una de las tantas cosas que deben mejorarse en el Clásico Mundial de Beisbol, evento cuya continuidad muchos ponen en duda.

El TQB no es otra cosa que (A) la cantidad de carreras anotadas dividida entre (B) la cifra de innings jugados a la ofensiva, menos (C) las anotaciones permitidas divididas entre (D) las entradas jugadas a la defensiva.

A entre B menos C entre D, lo cual arroja un coeficiente determinado.

Complicado, pero parejo para todo el mundo y establecido de antemano.

Lo imperdonable en este caso es la demora para hacer una fórmula matemática que toma minutos calcular. Pero este es sólo un punto.

Resulta inexplicable el hecho de que en la primera ronda del evento no se permita el uso del video para apelar jugadas cerradas, como el famoso out en home al final del noveno inning del juego en el que Colombia pudo haber dejado en el campo a la poderosa selección de República Dominicana.

La decisión arbitral estuvo correcta y fue un out limpio. No hubo bloqueo ilegal del plato por el receptor quisqueyano Welington Castillo, pero al no poder apelarse al video, dejó muchas dudas en los asistentes al Marlins Park, pues al ser una jugada cerrada y polémica, no se repitió en la pantalla gigante del estadio.

Sólo en la fase de grupos se acepta la apelación al video para determinar casos de cuadrangulares, pero no otras jugadas que perfectamente podrían ser determinantes en la decisión de un partido.

Por cierto, el arbitraje es otro de los asuntos en que hay que trabajar duro. Se entiende que la convocatoria de umpires de países tan exóticos, beisboleramente hablando, como República Checa o España, es parte de la globalización de la pelota que busca la MLB, pero es imprescindible que las mismas Grandes Ligas lleven a cabo una capacitación exhaustiva con todos los oficiales que impartirán justicia para evitar errores que puedan malograr el buen espectáculo.

Y por supuesto que están los temas que causan controversia desde la primera edición del certamen en 2006.

La fecha en que se disputa, cuando apenas han abierto los campos de entrenamiento primaverales hace que la mayoría de los peloteros no estén en su mejor forma deportiva, pues recién comienzan a quitarse el óxido del invierno.

Pero, de momento, no hay otra fecha posible. La opción de celebrar el WBC en noviembre, después de la Serie Mundial, es menos factible. Si hoy es difícil conseguir el compromiso de muchas estrellas, que prefieren concentrarse en su preparación para la temporada de Grandes Ligas, será casi imposible lograrlo en noviembre, cuando las figuras han pasado seis meses de duro trabajo y el cansancio se ha apoderado de sus cuerpos casi por completo.

No es que marzo sea la mejor fecha. Es simplemente la única posible.

Olvídense de que MLB vaya a detener su temporada en julio o agosto por cuatro semanas para permitir a las estrellas sumarse a sus respectivas selecciones nacionales, como ocurre con la Copa Mundial de futbol.

Nadie dijo que el mundo era perfecto.