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El oro tiene mal sabor

BUENOS AIRES -- Los Juegos Olímpicos constituyen un planeta que gira vertiginosamente. En ese girar pleno de informaciones de resultados, entrevistas, opiniones y análisis, siempre se me cree momentos para captar ciertas circunstancias de sus exclusivos habitantes, que pasan fugazmente o tienen un valor muy particular.

Por ejemplo, viendo la final masculina por equipos de gimnasia artística me llamó la atención observar a un atleta muy maduro en el plantel de Francia. Camino del ejercicio de barra apareció su nombre en la pantalla: Dimitri Karbanenko y mi sorpresa fue mayor. A Dimitri lo conocía cuando competía por Rusia. Hace un tiempo, creo que en el 2004, cambió de nacionalidad y a los 35 años se da el gusto de ser olímpico.

Los atletas argentinos disfrutaron de un asado

Otro caso es el de Florencia Cerutti Bogado, que todos los medios periodísticos proclaman como la paraguaya que deslumbró al ser segunda en una de las regatas de vela de Laser Radial. Es verdad, representa a Paraguay, pero Florencia es argentina, hija de madre paraguaya, y cambio de nacionalidad este año para poder participar en Beijing.

Los 673.400 habitantes de Togo bailan enfervorizados sus típicas danzas. La razón es que ese país africano dejó de ser uno de los 85 que nunca habían conseguido una medalla olímpica. El responsable de esa alegría fue Benjamin Boukpeti, hijo de madre francesa y padre togolés, obtuvo la medalla de bronce en la prueba de K-1 de canotaje en aguas bravas.

Ganar una medalla de oro tiene un sabor especial y uno lo describe como el de mayor placer. Cuando observo morderla al ganador de una de ellas en el podio o cuando le toman fotografías, siempre digo que los títulos dejan un buen sabor en la boca.

Pero ayer el chino Liang Huo, campeón con su compatriota Yue Lin en saltos sincronizados, manifestó todo lo contrario. "La medalla de oro, cuando la mordemos, no tiene muy buen sabor", dijo Huo, de 18 años, cuya dedicación a este deporte, que empezó a practicar a los 9 años en Shanghai, le exige entrenar siete horas diarias.

Las medallas saben todas a metálico, obviamente, y eso Huo lo sabe porque está acostumbrado a "morder" medallas, ya que ha sido campeón mundial (2007) y sumado otros 19 títulos en distintas pruebas internacionales.

A lo mejor, Liang Huo, pensó que por tratarse de los Juegos Olímpicos tuviesen un condimento especial, como comentó burlonamente un periodista, y tuviesen sabor a caramelo, a "zuixiang ruge" (gambas frías empanadas) o a "shengchou huang cuipi ruge" (pichón crujiente en salsa de soja).