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Ginóbili

BUENOS AIRES -- Nadie puede dudar de cuánto puso el argentino Emanuel Ginóbili para poder jugar el torneo de básquetbol de Beijing 2008. La lesión en su tobillo previa a los Juegos no sólo preocupaba a él, sino que dejaba sin dormir a todos los argentinos. Siguió un tratamiento y tanto los médicos de San Antonio Spurs como el del seleccionado argentino consideraron que estaba en condiciones de jugar y le dieron luz verde a su participación.

Lo que resta de Beijing 2008

Iban 6m21 de la semifinal ante Estados Unidos. Ver a Manu tendido en el piso, contra los carteles de publicidad, tomándose un tobillo y maldiciendo con dolor, fue muy fuerte. Un simple salto, una mala caída y una leve torcedura desbarataron un trabajo de recuperación física que insumió muchas horas de sacrificio y enorme paciencia durante casi un mes y medio.

Después de la caída, el bahiense hizo un gesto de que no podía seguir jugando, se fue al banco de suplentes, estuvo allí unos minutos y se retiró con mucha bronca, rompiendo una cinta que indicaba el camino a los vestuarios. Y no se lo volvió a ver, porque estaba inmovilizado en el camarín y debió seguir el encuentro por una pantalla de televisión.

"La torcedura agravó el estado del ligamento tibio peroneo engrosado e hizo recrudecer el dolor por la tendinitis del flexor del tobillo izquierdo", explicó el doctor Diego Grippo, a cargo de la parte médica del plantel argentino.

El resentimiento de la lesión contrarió a los aficionados de San Antonio. El foro del sitio de Internet del diario San Antonio Express, fue receptáculo de su malestar. "¿No era que estaba recuperado?", se preguntaron, escépticos sobre la veracidad del testimonio del bahiense acerca del buen estado de su tobillo, y preocupados por la posibilidad de no poder contar con Manu en el comienzo de la pretemporada de la NBA y hasta quizás en el inicio del certamen mismo.

Pero el más duro fue el columnista Buck Harvey, del citado periódico: "San Antonio no tenía opción a dejar que Ginóbili hiciera lo que no debería haber hecho", escribió Harvey y agregó: "Los médicos de la Argentina deberían haberlo detenido".

El periodista recordó: "El tobillo molestó a Ginóbili en su año de debut (2002-2003), tras el Mundial de Indianápolis, y seguramente lo hizo en la última temporada. Podría haber costado un campeonato para Spurs, también. Dado eso, él les debía un descanso a sus empleadores. Hay cierta lealtad que proviene de un ingreso de 10.000.000 de dólares anuales".

Manú arriesgo mucho en esta oportunidad. Su cuerpo, su futuro y la relación con su equipo, porque regresó a su país para recuperarse, desoyendo los consejos en contra de esa decisión por parte de San Antonio Spurs, que también le pidió que dejase de lado los Juegos.

Esta vez su buena estrella no lo acompañó a quien ante todo se mantuvo fiel a sus principios y sentimientos. Como dice el refrán: "El hombre propone y Dios dispone". Ahora, Ginóbili deberá enfrentar las consecuencias, en un final ingrato para sus tan ansiados Juegos.