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ESPNDavid Faitelson

  Sin necesidad de exagerar, Diego Lainez es un futbolista de corte y de condiciones diferentes para el futbol mexicano. Juega poco en el Betis, y cuando lo hace, muestra algunos destellos de su gran clase. El futbol mexicano necesita recuperarlo, protegerle, tenderle una mano, arroparlo, cuidarlo y hasta “salvarlo”. Vale la pena que, a pesar de que no tenga una actividad regular en su club, Gerardo Martino le considere como un plan emergente ante la poca claridad que la Selección Mexicana ha mostrado en sus ultimas actuaciones. Lainez y otros más como, quizás, J.J. Macías, Rodolfo Pizarro y Erick Gutiérrez, podrían, y deberían, ser considerados como un “plan emergente”...

CIUDAD DE MEXICO.-Su atrevimiento, destreza, alegría y capacidad para provocar cosas distintas en la cancha, es algo que el futbol mexicano no puede ignorar ni desperdiciar. Diego Lainez debe seguir siendo el futbolista que marque la ilusión al futuro de nuestro futbol.

A los 21 años y en su cuarta temporada en la liga de España, las oportunidades siguen siendo escasas para el exjugador del América. Lainez juega poco, muy poco, pero, generalmente, cuando lo hace, responde como lo ha hecho a mitad de esta semana, con un gol que le permite al equipo andaluz avanzar en la Copa del Rey. El tiempo de aclimatación al futbol español ha pasado ya. La única forma en que él pueda mostrar sus cualidades es sobre la cancha de juego. Si el Betis no puede garantizarle eso, tendría que encontrar la forma de prestarlo o negociarlo. Hay que recordar la cifra en la cual el club bético adquirió al futbolista mexicano: 17 millones de dólares que no deben, de ninguna forma, terminar siendo desperdiciados. Lainez se ha desvalorizado a partir de las pocas ocasiones que ha aparecido en la cancha en las ultimas tres temporadas. Y, como dato adicional que podría ayudar, justo la semana pasada recibió su pasaporte español que le da la condición de no ser un extra-comunitario en el campo de juego.

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Getty ImagesDiego Lainez encaminó la victoria del Betis en la Copa del Rey.

   La cuestión es: ¿hasta qué punto es válido que la Selección Mexicana acuda en “auxilio” de Diego Lainez? Se supone que una selección es la culminación de lo que un futbolista hace y muestra en su club. Lainez no ha tenido esa oportunidad. Que Gerardo Martino lo llame por los pocos minutos y resultados que ha tenido es una posibilidad muy remota.

Pero, la selección necesita de un diferente y nuevo impulso. La manera en la cual México terminó jugando en este 2021 le ha dado a Martino la posibilidad y, yo diría, que hasta la urgencia de buscar otra clase de soluciones. Recuperar a Diego Lainez debe estar dentro de ese “plan emergente” que el entrenador considere.

  Al igual que Lainez, hay otros nombres cuyo proceso parece haberse detenido. El de J.J. Macías (Getafe), Erick Gutiérrez (PSV)  o el mismo Rodolfo Pizarro (Inter de Miami). Esos suponían ser los talentos más avanzados en el futuro en la selección. Que jueguen y que tengan protagonismo no es un lujo, sino una necesidad.

  Lainez es un futbolista con dones diferentes que el futbol mexicano no puede dejar pasar desapercibido. Es tiempo de tenderle un mano, de cuidarlo, de arroparlo, de entenderlo y también de “salvarlo”. Después de todo, es, sin necesidad de exagerar, Diego, nuestro Diego…

  @Faitelson_ESPN

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Diego Lainez, Real Betis

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LOS ÁNGELES -- "Láinez". Dícese de la distancia más corta entre la inoperancia y el gol.

Así fue la noche del jueves en Ciudad Universitaria. Pumas 1-1 América. Diego Láinez, el mocoso irreverente de 18 años le endosó medio boleto a quien lo tiene -generalmente- a medio tiempo: Miguel Herrera.

Diego Láinez, lo deslumbrante de la noche. Fugaz, incluso. Vida y muerte en Semifinales en seis segundos. En el umbral del minuto 21.

Diego Lainez
Getty

Pegadito a la raya -alguna vez- de cal, como los extremos bohemios de otros tiempos. Paralela a la línea, la ruta del balón. Diego Láinez recibe de Paul Aguilar. Y la magia empieza.

El pequeñín recibe. Y mal corre Malcorra. Las piernas y las neuronas de Láinez carburan con vértigo. Malcorra forcejea, jalonea, trata de atenazarlo. Bip, bip, le susurra el Correcaminos Láinez al Coyote de Pumas.

Tres segundos y Láinez le manda una postal al acalambrado Malcorra desde el área de Pumas. Pespuntea la pelota como abuela zurciendo calcetines: cortito y firme. Cabeza levantada y el cuerpecillo sacando ventaja de su bajísimo centro de gravedad.

Amaga una milésima de segunda de la eternidad con meter el pase. "Diagonal matona", nos cantaría El Perro Bermúdez. Y no. Láinez recompone y descompone a la defensa de Pumas. Quintana se queda un segundo en la artritis del titubeo.

A pradera limpia, Láinez ya resolvió el crucigrama en su cabeza mientras Quintana aún no encuentra ni el periódico. El americanista ya revisó el horizonte y contempló a Saldívar, quien musita mil padrenuestros y mil avemarías para que ese desgraciado mozalbete centre y no dispare.

Algo hace mal Láinez que le resulta perfecto. Su cuerpo rebasa al balón, por eso la puñalada a Pumas es aún más vistosa. Su pierna izquierda pierde el vuelo del impacto y entonces la cucharea lo suficiente para que Saldívar aún se pregunte cómo aquel enigma locomotriz nunca se lo enseñaron en secundaria. 0-1.

Seis segundos habían pasado entre el pie de Paul Aguilar, la red de Pumas, el brinco en el marcador y el alarido en la tribuna.

No lo encontré en el Larousse, pero seguro busqué mal, porque seguro en algún diccionario del universo debe decir claramente: "Láinez". Dícese de la distancia más corta entre la inoperancia y el gol.

¿El resto? Lucha, esfuerzo, empate de Pumas, y el bochorno absoluto, que hasta llega a ser sospechoso, del colombiano Roger Martínez, al cobrar el penalti con una enésima porción de la testosterona de Láinez en la jugada del gol. Desde el manchón de lo imperdonable, el cafetero perdona a Pumas.

América sale de Ciudad Universitaria ganando 1-1, con las cláusulas letales de la burocracia del reglamento. El gol de visitante abre puertas insospechadas.

¿Será Diego Láinez titular en la vuelta? Sólo Miguel Herrera lo sabe. Tiene a medio tiempo -generalmente- al que le da el medio boleto.

¿Seguirá Malcorra, aunque mal corra, como marcador de punta? Sólo David Patiño sabe si a su talentoso lo mantendrá de patiño de Láinez.

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