MÉXICO -- Este lunes, los Cincinnati Bengals aprovecharon la reciente ola de extensiones contractuales para brindarle a su mariscal de campo Andy Dalton un alargue que lo vincula con el club hasta el 2020 a cambio de unos 96 millones de dólares, suma que puede ascender hasta los 116 millones mediante escaladores.

Este acuerdo suma seis temporadas a su contrato original de novato, el cual estaba por entrar a su última temporada en el 2014.

Mi primera reacción fue de sorpresa. Hace apenas cuatro días, los Dallas Cowboys otorgaron una extensión contractual a su tackle izquierdo Tyron Smith por ocho campañas y 110 millones de dólares. En el desierto, el esquinero Patrick Peterson recibió una extensión de 70 millones de dólares y cinco años cortesía de los Arizona Cardinals, hace cinco días. A mediados del mes pasado, los New Orleans Saints convirtieron a Jimmy Graham en el ala cerrada mejor pagado en la historia del deporte, a cambio de "apenas" 40 millones de dólares por cuatro campañas.

Tanto Smith como Peterson y Graham son jugadores que han sido elegidos All-Pro, y existen pocas dudas de que, pese a jugar posiciones distintas a la de Dalton --y distintas entre sí-- son mejores jugadores en el presente que el pasador de los Bengals. Por si fuera poco, se antoja que los tres todavía tienen mayor espacio para seguir creciendo, aunque definitivamente esta última aseveración se hace pisando el terreno de la especulación.

Lo que queda claro es el modo en que la NFL ha sobrevalorado financieramente la posición de mariscal de campo. Dalton ni siquiera es el mejor jugador en la ofensiva de Cincinnati --ese honor pertenece al receptor abierto A.J. Green--, pero ya es el décimo pasador mejor pagado de la NFL en cuanto a valor total de contrato, empatado con Peyton Manning de los Denver Broncos.

En cuanto a salarios promedio anuales, Dalton se coloca ahora decimotercero en la NFL, empatado con el ala defensiva Mario Williams de los Buffalo Bills, y por arriba de figuras como el mariscal de campo Tom Brady de los New England Patriots y el corredor Adrian Peterson de los Minnesota Vikings. De los 12 jugadores con un salario anual mayor al de Dalton en este instante, únicamente los receptores abiertos Calvin Johnson de los Detroit Lions y Larry Fitzgerald de los Cardinals no son pasadores.

Sin embargo, lo que más llama la atención de ese listado es que de los diez mariscales de campo que lo encabezan, únicamente Matthew Stafford de los Lions gana más que Dalton sin conocer, lo mismo que el pasador de los Bengals, una victoria de postemporada. Eso constituye un riesgo mayúsculo para las franquicias de Detroit y Cincinnati.

Parte de ello se explica por la urgencia que sienten Lions y Bengals de acabar con la notoria falta de éxito de playoffs recientes. Detroit no ha ganado un partido en la postemporada desde 1991, cuando Barry Sanders era aún el rey de la manada, y Cincinnati no lo ha hecho desde 1990, cuando Anthony Muñoz todavía protegía el lado ciego de Boomer Esiason. Desde aquella última victoria de playoffs, los Lions acumulan siete derrotas consecutivas en playoffs, y los Bengals seis.

Yo no soy proponente de medir la calidad de un mariscal de campo de acuerdo al récord del equipo. Sin embargo, es indiscutible que para que una franquicia logre tener éxito en la postemporada, requiere de un buen líder en la posición de pasador, y Lions y Bengals están haciendo apuestas cuantiosas a que sus actuales mariscales de campo pueden desempeñar ese rol.

Está claro que en la NFL, se paga por la producción que está por venir, o que se cree está por venir, y no por la que fue. Prácticamente todos los contratos son una tirada de dados, y más si se trata de acuerdos de esta magnitud. Sin embargo, también creo que uno de los mejores indicadores de la potencial producción futura es la producción pasada, y ahí es donde me sorprende el tamaño del riesgo que han asumido Lions y Bengals para construir alrededor de Stafford y Dalton, respectivamente.

A eso debemos sumarle que Dalton jamás tuvo que pelear realmente su puesto titular en Cincinnati, ni ha tenido competencia seria por la titularidad desde entonces. A su llegada, Carson Palmer pidió salir y emigró a los Oakland Raiders. Las llaves de la nave ofensiva le fueron entregadas sin mayores obstáculos a Dalton en su año de novato, en el 2011. Los Bengals han optado por la certeza y estabilidad en la posición desde aquel momento, y el equipo nunca se ha atrevido a sumar a la plantilla a alguien que le amenace el puesto.

No estoy diciendo que Dalton jamás va a ganar un partido de playoffs, pero me parece que lo prudente por parte de los Bengals hubiera sido esperar hasta el término del 2014, su último año de contrato vigente, para evaluar la situación y determinar entonces si se extendería o no el acuerdo. Después de todo, no le veo nada de malo a que un jugador y su equipo cumplan totalmente con el pacto que él mismo aceptó años atrás. La apuesta en ese caso es que Dalton gozara de una temporada de destape, ganara el Super Bowl, y sus bonos se dispararan en un año, como sucedió con el caso Joe Flacco y los Baltimore Ravens.

Francamente, me parece que se trataba de un riesgo menor, y uno que felizmente debe asumir cualquier organización: pagar más después de la consecución de un título de Super Bowl. En otras palabras, esperar un año hubiera sido como lanzar una moneda al aire sabiendo que cayendo de cualquier lado, se gana. Si Dalton lidera a la franquicia a su primer título Trofeo Lombardi en el 2014, los Bengals no tendrán empacho en otorgar un contrato superior al que entregaron hoy, a un jugador probado en el escenario más grande. De no ser así, los Bengals hubieran tenido mayor palanca para negociar números favorables con Dalton, a sabiendas que en el draft se pueden conseguir pasadores a un precio ostensiblemente menor para los primeros tres años de carrera del jugador. En cambio para Dalton, otro año de fracaso en playoffs no le hubiera dado impulso suficiente de cara a la agencia libre como para exigir un cheque tan grande en Cincinnati.

Desde el punto de vista del jugador, también hay repercusiones serias. Dalton se ha comprado tiempo en Cincinnati, y ahora no salta al campo con la mente desviada hacia el siguiente contrato. No obstante, el precio es casi tan alto como la cifra en el documento que acaba de firmar. La presión sobre Dalton ahora se centra en el hecho de que el mariscal de campo debe justificar sobre el campo la decisión que tomó el equipo en las oficinas al entregarle un cheque tan grande. El dinero de su extensión contractual eleva exponencialmente las expectativas que hay respecto a su desempeño. Cualquier excusa que se pudiera esgrimir respecto a la relación entre su sueldo de 1.7 millones de dólares para el 2014 y su desempeño ha salido por la ventana. No es aceptable, de ninguna manera, que Dalton siga registrando un Total QBR de 18.1 en postemporada, como ha acumulado hasta ahora en sus tres apariciones. Desde las tribunas, los abucheos serán más sonoros con cada intercepción.

La estrategia de los Bengals en los años recientes ha sido clara: recompensar a los jugadores de núcleo antes que adquirir agentes libres del exterior. El acuerdo con Dalton sigue ese lineamiento, pero el dinero involucrado claramente se desvía de la tradicional noción de que los Bengals eran un club que no gastaba lo necesario para ser competitivo. Pero con el cambio crecen las expectativas. Si Dalton no se gana la recompensa que le ha sido entregada a priori, Cincy podría estar amarrado al menos unas tres temporadas más a un pesado lastre financiero en la posición más importante del juego.

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Claves para la mejoría de los Cardinals

FECHA
27/11
2013
por John McTigue
ESPN Stats & Information

GLENDALE -- Los Arizona Cardinals están 7-4 esta temporada y se encuentran en una racha de cuatro victorias consecutivas. Después de iniciar en el lugar N° 26 en el Power Ranking de ESPN.com en la pretemporada, los Cardinals saltaron esta semana a la posición N° 8 y están a la caza de un boleto de comodín en la NFC.

¿Cuándo pasó esto? ¿Cómo sucedió?

Los Cardinals perdieron 11 de sus últimos 12 partidos la temporada pasada luego de iniciar 4-0, con Kevin Kolb, John Skelton, Ryan Lindley y Brian Hoyer jugando en la posición de mariscal de campo. Arizona terminó la temporada con el peor índice total de pasador de la liga (20.6).

El pobre juego de sus mariscales condujo a la adquisición en la temporada baja de Carson Palmer. Palmer ha jugado bien durante la racha ganadora de los Cardinals, sin embargo su índice total de pasador de 47.6 durante toda la temporada se ubica en la posición N° 26 de 30 mariscales calificados.

De acuerdo con los parámetros del índice total de pasador, el salto en el juego del mariscal de campo para los Cardinals es de nivel de reemplazo a promedio de la liga. Pero, eso tampoco lleva a un equipo a tener un récord 7-4. Palmer tuvo un índice total de pasador de 51.7 con los Oakland Raiders, pero tuvo marca de 8-16 como titular.

A diferencia de los Raiders, los Cardinals han tenido una de las mejores defensivas de la NFL en las últimas dos temporadas, y el juego de la posición de mariscal ya no lo está ocultando.

¿QUÉ TAN BUENA ES LA DEFENSIVA DE LOS CARDINALS?
La defensiva de los Cardinals ha sido una de las unidades que más balones ha robado en las últimas dos campañas. Tan sólo pregúntenle a Matt Ryan, quien ha lanzado nueve intercepciones en sus últimos dos juegos frente a Arizona (comparado con 17 intercepciones en 25 partidos contra el resto de la liga.

Las 37 intercepciones de los Cardinals están en el segundo lugar de la NFL desde el inicio de la campaña pasada, una menos que las 38 de los Chicago Bears. El esquinero Patrick Peterson lidera a la unidad con 10, pero otros 13 jugadores han interceptado pases.

Las intercepciones se han traducido en un índice total de pasador de 37.8 de los rivales en cada una de las últimas dos campañas. Únicamente los Kansas City Chiefs, San Francisco 49ers y Seattle Seahawks han sido mejores esta temporada (Arizona también se ubicó en el cuarto puesto el año pasado).

Su sólida secundaria permite a los Cardinals emplear jugadas de carga. Ningún equipo ha enviado a cinco o más cazamariscales con mayor frecuencia que los Cardinals esta campaña (48 por ciento). Arizona ha puesto presión en los pasadores rivales en el 36 por ciento de las ocasiones que se retrasan para lanzar (el 19 por ciento de las veces con cuatro o menos cazamariscales).

Además de una gran defensiva contra el pase, los Cardinals han sido uno de los mejores equipos deteniendo la carrera en la NFL esta temporada. Sólo los Cleveland Browns y New York Jets han permitido menos yardas por acarreo que los Cardinals (3.5) esta campaña.

Los Cardinals y los Baltimore Ravens son los únicos dos equipos en los primeros cinco lugares de yardas por acarreo permitidas e índice total de pasador permitido esta temporada.

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