MÉXICO -- El barco ha partido para los dos equipos de la AFC Norte que protagonizan el "Monday Night Football" de la Semana 12, si es que nos basamos únicamente en la postemporada que viene. Pero la vida seguirá para Baltimore Ravens y Cleveland Browns, y nunca es demasiado temprano para prepararse con miras a la siguiente temporada, buscando evitar en el 2016 las vergüenzas que han pasado en el 2015.
Aquí hay tres tramas a seguir en la visita de los Ravens (3-7) a los Browns (2-8):
¿El "show" debe continuar? Johnny Manziel fue designado mariscal de campo titular para lo que restaba de la temporada por los Browns, comenzando por el duelo de este lunes. Horas más tarde, fue degradado a tercero en el orden luego de que se revelaran más fotos y videos del ex ganador del Trofeo Heisman en una fiesta en Austin, Texas, y que trascendiera que había mentido a la organización respecto a cuándo había sucedido el evento.
Seamos honestos: no se le puede, ni se le debe, prohibir a Manziel socializar cuando se trata de su vida fuera de los emparrillados. El problema grave que existe aquí es lo concerniente a la confiabilidad que puede tener el club en la palabra del jugador. En innumerables ocasiones, Manziel ha prometido que cambiará su estilo de vida --el cual, insisto, no sería razón suficiente para marginarlo si es que no interfiriera con su desempeño, como sucede con tantos otros jugadores--, pero no solamente ha faltado a esa promesa, sino que mentir descaradamente para tratar de encubrir tus acciones habla de una falta de responsabilidad que el club no puede tolerar.
Para enfrentar a Baltimore, Cleveland regresará a Josh McCown, un pasador que no los llevará a ningún sitio ni este año ni en el siguiente. Esa es la verdad. Lo que le resta a los Browns es decidir si le brindarán a Manziel la oportunidad de ganarse minutos de juego de aquí a que reste el año, o simplemente ha sido descartado por lo que resta de la campaña. Manziel ya no está peleando por el puesto titular de los Browns, sino por su carrera de NFL. Si es cortado por Cleveland, le costará mucho trabajo recibir una oportunidad en otro club. Es una lástima para un jugador que sí demostró cosas interesantes en los pocos minutos que estuvo sobre el campo este año.
Alarmante falta de talento. Concedido, los Ravens han sido uno de los equipos más afectados por lesiones. La lista de titulares establecidos, líderes, que vieron cortada su campaña por lesiones es larga: Terrell Suggs, Steve Smith, Joe Flacco, Justin Forsett... El problema grave en Baltimore, sin embargo, es la diferencia abismal que existe entre esos que ya no pueden jugar y los que están alineando en su lugar.
Por si fuera poco, hay varios jugadores jóvenes que han tardado en tener impacto significativo en el equipo. Baltimore solía tener una plantilla tan profunda que podía darse el lujo de reclutar y guardar, permitiendo a los jóvenes incorporarse poco a poco a la alineación titular después de aprender de tutores como Ray Lewis, Ed Reed, Anquan Boldin, Haloti Ngata y otros. Esos tiempos se han acabado. Su recluta de primera ronda Breshaud Perriman no jugó ni jugará en el 2015, y el novato de segunda vuelta Maxx Williams ha aportado menos de lo esperado. Probablemente, el apoyador C.J. Mosley es el único recluta de ronda alta de impacto inmediato, un estelar genuino, que ha sumado Baltimore en los últimos tres años.
Muéstrenme las manos. Kamar Aiken, Marlon Brown, Kaelin Clay, Chris Givens, Chuck Jacobs y Jeremy Butler por un lado. Brian Hartline, Travis Benjamin, Taylor Gabriel, Dwayne Bowe, Marlon Moore, y Andrew Hawkins por el otro. La falta de talento en el grupo de receptores abiertos en ambas plantillas es verdaderamente alarmante. No existe un sólo nombre entre los 12 de arriba que brinde suficiente optimismo de poder llegar a ser un genuino receptor N° 1 en esta liga. Se trata de únicamente de adquisiciones decepcionantes (Bowe, Hawkins), jugadores de rol (Hartline, Benjamin), y desechos de otros equipos (Givens), en el mejor de los casos.
El problema se agudiza considerando las carencias que hay en ambos backfields. Baltimore es el equipo N° 27 de la NFL por tierra. Sin Forsett, ese ranking empeorará de aquí al término del año. Cleveland es el N° 32. Ellos ya no pueden caer más. El punto es que ninguno de estos dos equipos ofrece a las defensivas rivales algo de qué preocuparse. No existe un juego terrestre que obligue a los profundos a acercarse a la línea de golpeo y permita a los receptores encontrar espacios en la secundaria, ni tampoco existe suficiente calidad en los receptores para que las defensivas de los contrincantes deban sacrificar linieros y apoyadores en coberturas de pase.
Para muchos de estos jugadores ofensivos, los cinco partidos restantes, empezando por el de hoy en la noche, constituyen parte de una audición para ver si vale la pena para sus respectivas organizaciones retenerlos de cara a la siguiente campaña.
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