El más esperado y polémico de todos los premios que reparte la Asociación de Escritores de Béisbol de Estados Unidos (BBWAA, por sus siglas en inglés) es el de Jugador Más Valioso.

En primer lugar, porque no hay una definición clara de lo que significa ser "más valioso" y cada cual interpreta el término como mejor le parece.

¿Es más valioso el que mejores estadísticas individuales puso sobre la mesa?

¿O aquel cuya actuación fue clave en que su equipo avanzara a la postemporada?

¿Y qué culpa tiene alguien con los números más sobresalientes estar en un equipo malo, sin nadie que lo acompañe a tirar del carro?

Por lo pronto, sabemos que el JMV de la Liga Nacional está entre Giancarlo Stanton, de los Marlins de Miami, Paul Goldschmidt, de los Diamondbacks de Arizona, y el canadiense Joey Votto, de los Rojos de Cincinnati.

Y el de la Americana saldrá entre Aaron Judge, de los Yankees de Nueva York, el venezolano José Altuve, de los campeones Astros de Houston, y el dominicano José Ramírez, de los Indios de Cleveland.

Vale aclarar que lo hecho en la postemporada por Goldschmidt, Judge, Altuve y Ramírez no cuenta absolutamente para nada en la definición de los galardones, pues la votación de la BBWAA cerró antes de que comenzaran los playoffs.

Las únicas estadísticas que cuentan son las de la campaña regular y basados en eso, Stanton, Goldschmidt y Votto, por el viejo circuito, y Altuve, El Juez y Ramírez, por el joven, fueron los que más votos recibieron de los periodistas.

La primera injusticia aflora ante la ausencia de Charlie Blackmon y/o Nolan Arenado, ambos de los Rockies de Colorado, piezas fundamentales en la primera visita de su equipo a la postemporada desde el 2009.

Tratemos de meternos en la cabeza de algunos colegas. Hay quienes ven como hándicap que Blackmon y Arenado jueguen la mitad de sus partidos en el Coors Field de Denver, a una milla sobre el nivel del mar, donde la pelota vuela más que en cualquier otro parque.

¿Y? Allí juegan ellos y los otros 23 compañeros de su equipo y no todos pusieron grandes guarismos. El mérito de lo que hicieron nadie puede escatimárselo sobre la base de un argumento geográfico.

Quizás, el hecho de pertenecer a un mismo equipo -- y pasa muchas veces -- haya conspirado en su contra, como si se robaran votos entre sí, pero de todos modos, el que no estén ellos y sí aparezca Votto es injusto.

Blackmon fue líder de los bateadores (.331) de la Nacional y encabezó todo el béisbol en hits (213), triples (14) y anotadas (137).

Además, despachó 37 cuadrangulares y remolcó 104 carreras.

En promedio, anotadas, hits, dobles, triples, jonrones, impulsadas y bases robadas, el jardinero central de los Rockies superó al primera base de Cincinnati, quien sólo tuvo más bases por bolas, promedio de embasamiento y WAR, esa sacrosanta estadística sabermétrica donde dos más dos no siempre es cuatro.

Señores sabermétricos que pretenden reinventar un deporte que nunca han jugado y que sólo ven a través de una computadora: búsquenme al primer fanático que diga ir al parque a ver al líder en WAR o de más alto OBP y les doy un premio.

Sólo en sus mentes pseudocientíficas, un jugador con menos average, imparables, extrabases de todo tipo, carreras anotadas y empujadas y almohadillas estafadas es mejor que uno que lo supera en cada uno de esos departamentos.

Las estadísticas del canadiense de los Rojos fueron incluso inferiores en casi todos los renglones que las de Arenado y del dominicano Marcell Ozuna, de los Marlins, quien no figura entre los finalistas tampoco.

Ozuna también logró mejores cifras que Goldschmidt en cuanto a jonrones, remolcadas y average, las tres ramas de la Triple Corona.

Entonces, el JMV del viejo circuito lo debería ganar, ante la ausencia de Blackmon, el poderoso jardinero derecho de Miami, líder absoluto en vuelacercas (59) e impulsadas (132).

Stanton se convertiría en el primer jugador en la historia de la franquicia en ganar el premio, aunque podría recibirlo con otro uniforme, pues cada vez son más fuertes los rumores de canje que lo envuelven.

En la Americana, la extraordinaria campaña de Judge debería darle de golpe los premios de Novato del Año y Jugador Más Valioso.

¿Cómo podrían los votantes de la Asociación de Escritores de Béisbol de América ignorar a alguien que encabezó el joven circuito en jonrones (52, récord para debutantes), carreras anotadas (128) y bases por bolas (127)?

Que además, fue segundo en la liga en impulsadas (112), en slugging (.627), en promedio de embasamiento (.422) y en OPS (1.049).

Para complacer también a los amantes de las estadísticas sabermétricas, El Juez tuvo el mayor WAR (8.8) del joven circuito y sí, fue líder en ponches (208), departamento que en el 2014 encabezó Mike Trout cuando ganó el primero de sus dos JMV.

El Juez tuvo posiblemente el debut más impresionante de cualquier pelotero en la historia y merece convertirse en el tercer jugador en archivar ambos galardones de MVP y Novato del Año, algo que anteriormente consiguieron Fred Lynn, de los Medias Rojas de Boston en 1975, y el japonés Ichiro Suzuki, con los Marineros de Seattle, en el 2001.

En los últimos 40 años, sólo tres jugadores de los Yankees han ganado el premio de JMV: Thurman Munson en 1976, Don Mattingly en 1985 y Alex Rodríguez, quien lo consiguió dos veces, en el 2005 y 2007.

El joven de 25 años fue la pieza fundamental en el renacer de una franquicia en pleno proceso de reconstrucción y que pocos esperaban ver en los playoffs tan pronto como esta campaña.

Judge tiene en Altuve a su rival más directo, con un pie y una pulgada menos de estatura que el de Nueva York, pero que crece hasta el infinito cuando entra a la caja de bateo.

Ganó su tercera corona de bateo (.346) y segunda en fila, además de conseguir su cuarta campaña consecutiva con más de 200 imparables, aunque con cifras inferiores a Judge en la mayoría de los otros departamentos.

El venezolano fue el alma de los Astros, echándose sobre sus hombros el peso del equipo, sobre todo durante la ausencia por lesión del puertorriqueño Carlos Correa, mientras que Ramírez, si bien fue fundamental para la Tribu, tiene números inferiores a Judge y Altuve y está de más en esta pelea.

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Cada año, antes de comenzar la temporada beisbolera de Grandes Ligas, escogemos una decena de jugadores que por diferentes razones vale la pena seguir durante la campaña.

A menos de una semana de cumplirse el calendario regular, es la hora de la calificación final para los escogidos del 2017.

1.- Bryce Harper (A)

Cuando Giancarlo Stanton se convirtió en el 2015 en el primer pelotero con un contrato superior a los 300 millones de dólares se comenzó de inmediato a especular quién podría ser el que rompiera la barrera de los 400 millones.

El año pasado se llegó a mencionar incluso que Bryce Harper podría firmar, cuando llegara a la agencia libre, por más de 500 millones, sin escala en los 400.

Independientemente de que la cifra suena a locura, la pregunta era entonces ¿por cuál Harper algún equipo va a desembolsar 500 millones de dólares?

¿Por el que fue Novato del Año de la Liga Nacional en el 2012 y Jugador Más Valioso en el 2015?

¿O por el Harper que vimos en el 2016, cuyos números cayeron estrepitosamente en casi todos los indicadores ofensivos y lo convirtieron de un jugador excepcional a uno promedio?

Pues Harper regresó en su mejor versión este año, aunque una tremenda lesión a mediados de agosto descarriló una temporada en que llevaba paso para ser el Jugador Más Valioso de la Liga Nacional, con average de .326, 29 jonrones y 87 impulsadas.

Recién acaba de reincorporarse al equipo, con la esperanza de ser factor para los Nacionales en la postemporada.

2.- Andrew Benintendi (A)

Llegó con el aval de ser el prospecto número uno de todo el béisbol, para defender el jardín izquierdo de los Boston Red Sox en su primera temporada completa en las Mayores, luego de una breve estancia en Grandes Ligas en el 2016, donde dejó muy buena impresión.

Si Aaron Judge no hubiera explotado a la ofensiva de la manera descomunalmente única en que lo hizo, Benintendi sería quizás el más sólido candidato al premio de Novato del Año en el joven circuito, pues ha sido, a pesar de sus 22 años y su corta experiencia, una de las piezas claves en la alineación de Boston en la era post David Ortiz.

3.- Gary Sánchez (A)

Luego de su espléndido debut en el 2016, cuando se reveló como el secreto mejor guardado hasta entonces por los Yankees, el cátcher dominicano tuvo un arranque lento, hasta que fue tomando su paso, en ocasiones avasallador.

Su dupla con Judge le garantiza al equipo una dupla ofensiva de terror, al estilo Ruth-Gehrig o Mantle-Maris.

Sin embargo, lo que enseñó en la defensa apunta que más temprano que tarde cambiará de posición a otra menos exigente que la receptoría, donde exhibe demasiadas deficiencias, imperdonables para quien aspira a conducir el pitcheo de un conjunto con grandes aspiraciones.

4.- Greg Bird (F)

El primera base Greg Bird estuvo ausente por todo el 2016 debido a una lesión que sufrió en los entrenamientos primaverales del pasado año.

En su breve estancia de 46 juegos en las Mayores en el 2015 se ganó las rayas del famoso uniforme, sobre todo, por la oportunidad con que conectó varios de sus 11 cuadrangulares.

Pero luego de un entrenamiento de primavera excepcional, su arranque fue decepcionante y transitó por toda la temporada cargando una bolsa de distintas lesiones, que limitaron su tiempo de acción a menos de 50 partidos, con números miserables.

5.- Pablo Sandoval (F) ¿Existe F-?

Sólo un milagro le permitiría al venezolano Pablo Sandoval convencer al mundo de que le queda algo de gasolina en su tanque de béisbol.

El Kung Fu Panda tiene méritos para ser considerado el peor pelotero del 2017 en todo el béisbol, dada la relación entre estadísticas y salario.

6.- Eric Thames (B)

Los Milwaukee Brewers le dieron a Eric Thames una segunda oportunidad para demostrar si de verdad era capaz de batear el pitcheo de las Grandes Ligas y el jugador la supo aprovechar.

Luego de paso fugaz e intrascendente por las Mayores (2011 y 2012), Thames se fue a jugar en las últimas tres campañas a la liga profesional coreana, donde despachó 124 cuadrangulares y remolcó 379 carreras en 388 partidos.

De vuelta al mejor béisbol del mundo, ya suma 31 bambinazos, aunque con muy baja proporción de impulsadas, apenas 62.

Pero demostró que sí puede batear esta pelota, aunque no llegue a ser una superestrella.

7.- Yuli Gurriel (A)

El pelotero cubano más codiciado por los cazatalentos en los últimos diez años pasó muy bien su verdadera prueba de fuego en el 2017.

Tras desertar de la selección cubana que participó en la Serie del Caribe del 2016 en Santo Domingo, Gurriel firmó con los Houston Astros y el pasado año tuvo una probadita de Grandes Ligas, con 130 turnos al bate en 36 partidos.

Muchas dudas despertaba el cubano, sobre todo por su edad, 32 años al arrancar la contienda y 33 al finalizar, además de enfrentar el reto de un cambio de posición, desde la antesala a la primera base, y la transición de Japón a las Mayores, difícil para la mayoría de quienes han brillado en el béisbol nipón.

Al consumir 130 turnos, ni uno más, quedó justo en el límite para poder ser considerado en el 2017 al premio de Novato del Año, pero le pasa lo mismo que a Benintendi: El Juez de Nueva York los condenó a ver los toros desde la barrera.

Pero muy buena calificación sacó, con su average de .296, sus 18 jonrones y 40 dobletes y 72 impulsadas.

8.- Kris Bryant (C)

El antesalista de los Chicago Cubs tuvo en el 2017 un retroceso en su carrera, luego de haber sido el mejor pelotero amateur del país en el 2013, el más sobresaliente de todas las ligas menores en el 2014, Novato del Año en la Liga Nacional en el 2015 y Jugador Más Valioso en el 2016, además de ganar la Serie Mundial y participar en los Juegos de las Estrellas en cada una de sus dos campañas en las Mayores.

Ojo: Aunque en la mayoría de los departamentos sus números disminuyeron en comparación con el 2016, no se considerarían malos para la mayoría de los mortales, pero no es el mismo grado de exigencia para alguien cuyo límite de posibilidades parece ser el cielo.

9.- Mike Trout (B+)

El mejor jugador de las Grandes Ligas en los últimos cinco años tiene un promedio de embasamiento de .446 e intenta convertirse en el primer bateador de la Liga Americana con un OBP de .450 desde que lo hiciera en el 2002 el dominicano Manny Ramírez.

Pero los promedios son engañosos y no reflejan en su totalidad la labor de un jugador.

Trout ha sido brillante en su tiempo de juego, pero ha estado limitado por lesiones a 110 partidos solamente, por lo que sus globales en los principales indicadores ofensivos bajaron irremediablemente, con la excepción de los jonrones, que ya anda por 31 y necesita uno más para alcanzar los 200 en su carrera.

10.- Yasiel Puig (B)

Desde su debut en el 2013, el cubano ha tenido el potencial para ser el mejor pelotero de las Grandes Ligas, aunque lo haya desperdiciado miserablemente por sus acciones dentro y fuera del terreno.

En el invierno, el Caballo Loco mostró una mayor madurez, con un alto grado de compromiso con la comunidad, tanto de Los Angeles, donde juega, como en Miami, donde vive, a través de su fundación Wild Horse.

Finalmente, esa madurez se trasladó al terreno y sus números mejoraron considerablemente, aunque todavía no llegan a ser extraordinarios.

Sus espectaculares jugadas en el jardín derecho aparecen casi a diario en los titulares, mientras aporta alegría y buena vibra en un clubhouse donde hace dos años su presencia era considerada tóxica.

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La extraordinaria campaña de Aaron Judge, el jardinero derecho de los Yankees de Nueva York, debería darle de golpe no sólo el premio de Novato del Año de la Liga Americana, sino también el de Jugador Más Valioso.

¿Cómo podrían los votantes de la Asociación de Escritores de Béisbol de América ignorar a alguien que encabeza el joven circuito en jonrones (50), carreras anotadas (124) y bases por bolas (120)?

Que además, es segundo en la liga en impulsadas (108), en slugging (.620), en promedio de embasamiento (.418), en OPS (1.038) y en WAR (7.3), para complacer también a los amantes de las estadísticas sabermétricas.

Y sí, va también de primero en ponches, con 203, departamento que en el 2014 encabezó Mike Trout cuando ganó el primero de sus dos JMV.

El Juez ha tenido posiblemente el debut más impresionante de cualquier pelotero en la historia y merece convertirse en el tercer jugador en archivar ambos galardones de MVP y Novato del Año, algo que anteriormente consiguieron Fred Lynn, de los Medias Rojas de Boston en 1975, y el japonés Ichiro Suzuki, con los Marineros de Seattle, en el 2001.

"Batear 50 jonrones y cargar con el equipo hasta los playoffs... honestamente todos sabemos que estamos en la postemporada gracias a él. Eso lo hace el Más Valioso", opinó el veterano lanzador CC Sabathia de su compañero.

En los últimos 40 años, sólo tres jugadores de los Yankees han ganado el premio de JMV: Thurman Munson en 1976, Don Mattingly en 1985 y Alex Rodríguez, quien lo consiguió dos veces, en el 2005 y 2007.

El joven de 25 años ha sido la pieza fundamental en el renacer de una franquicia en pleno proceso de reconstrucción y que pocos esperaban ver en los playoffs tan pronto como esta campaña.

Obviamente, no será cosa de coser y cantar. Judge tiene rivales y muy serios, con méritos de sobra también para ser tomados en cuenta.

Uno de ellos es el pequeño venezolano José Altuve, de los Astros de Houston, con un pie y una pulgada menos de estatura que el gigante de Nueva York, pero que crece hasta el infinito cuando entra a la caja de bateo.

Altuve necesita un solo hit para completar su cuarta temporada consecutiva con 200 o más imparables y lidera las Grandes Ligas en promedio, con 348.

El venezolano tiene en el bolsillo su tercera corona de bateo y segunda consecutiva en su carrera.

Además, encabeza la liga en WAR (victorias sobre reemplazo) con 8.2 y va segundo en anotadas (107) y en bases robadas (32) y tercero en OBP (.414) y OPS (slugging más OBP), con .968.

A pesar de su diminuto tamaño, ha despachado 24 bambinazos, igualando su tope del 2016 y ha remolcado 81 carreras.

Ha sido el alma de los Astros, echándose sobre sus hombros el peso del equipo, sobre todo durante la ausencia por lesión de Carlos Correa.

Otro de baja estatura, pero inmenso con el madero ha sido José Ramírez, antesalista y segunda base de los Indios de Cleveland, hombre imprescindible en aquella racha histórica de 22 victorias seguidas, nueva marca para la Liga Americana.

La Maquinita de batear de Cleveland es líder absoluto en las Mayores en total de bases recorridas, con 329, gracias a sus 86 extrabases (51 dobles, primero en ambos circuitos, seis triples, 29 cuadrangulares y 93 sencillos).

Ramírez es tercero en slugging (.583), cuarto en average (.317), anotadas (101), WAR (6.5) y OPS (.953).

No descarten a Mike Trout, ganador del premio en el 2016 y quien ejerce una fascinación a veces inexplicable sobre muchos miembros de la BBWAA.

Los números del jardinero de Angelinos de Los Angeles no se comparan con los de Judge, Altuve o Ramírez, en cuanto a aporte al equipo se refieren.

Pero en los engañosos promedios, va delante en slugging (.623), OBP (.444) y OPS (1.068).

Lo siento, señor Trout, pero una cosa son los promedios y otra las cifras concretas.

José Abreu, de los Medias Blancas de Chicago, tiene más hits (182 por 119), más dobles (41 por 25), anotadas (182 por 119), impulsadas (100 por 67), triples (seis por tres) y jonrones (31 por 30) que Trout y nadie lo menciona entre los candidatos, así que este año no debería figurar entre los favoritos.

¿Y Corey Kluber y Chris Sale? Bien, gracias. Para ellos queda la disputa por el Cy Young.

Por muy buenas temporadas que hayan tenido ambos, nunca he sido partidario de darle el JMV a un pitcher, que trabaja unos 33 juegos en el año, equivalentes al 20 por ciento de todo el calendario.

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No es sorpresa que el béisbol se encuentra en una era dorada en cuanto al talento joven que impacta el deporte.

Estrellas como Francisco Lindor, José Altuve, Manny Machado, Nolan Arenado y Carlos Correa, entre otros, se encuentran en una batalla por quien será la próxima cara del béisbol internacional en el diamante de Grandes Ligas. Lindor en particular se ha dejado sentir esta postemporada, acompañado por otros jugadores hispanos como Carlos Santana, José Ramírez, Aroldis Chapman y los también puertorriqueños Javier Báez y Roberto Pérez, quienes no solo han brillado en estos playoffs, sino también en la Serie Mundial.

Como 3er. bate y campocorto de los Indios de Cleveland a sus 22 años de edad, Lindor lidera a Cleveland con promedio de .360 esta postemporada. Su promedio actual de .421 en el Clásico de Otoño es el 4º más alto por un campocorto en la historia de la Serie Mundial (de cara al Juego 6).

Mientras, el también torpedero Báez ha lucido con el guante y el bate para ayudar a los Cachorros de Chicago a alcanzar su 1ª Serie Mundial desde 1945. Báez se convirtió en el 6º jugador puertorriqueño en ganar el premio del Jugador Más Valioso en una Serie de Campeonato tras compartir honores con Jon Lester en la victoria sobre los Dodgers de Los Angeles.

Por otro lado, el receptor Pérez de los Indios era de las caras menos reconocidas al comenzar la Serie Mundial, pero se hizo sentir de inmediato con 2 HR en el Juego 1 de la contienda. Pérez es el 4º receptor de Puerto Rico con HR en un juego de Serie Mundial y el primer jugador puertorriqueño en general con un juego de 2 HR en Serie Mundial.

Los dominicanos Santana y Ramírez también han sido clave en la ofensiva de los Indios ante los Cachorros. Sus respectivos cuadrangulares en los primeros 5 juegos de la serie le añaden al total conectados por jugadores dominicanos en el Clásico de Otoño.

Finalmente, el cerrador cubano Aroldis Chapman de los Cachorros ha demostrado que su adquisición en julio valió la pena. En el Juego 5, Chapman consiguió el salvado lanzando 2 2/3 de entradas en blanco, convirtiéndose en el 2º lanzador con un salvado de 8+ outs en juego de Serie Mundial enfrentando eliminación (el otro fue Madison Bumgarner de los Gigantes de San Francisco en el Juego 7 de 2014).

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