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¿Nahuel Guzmán es un genio incomprendido?

LOS ÁNGELES -- Resuelto ya el tema de si son embajadores o no del futbol mexicano, luego de que movió sólo el dedo meñique el patrón (Cemex), y le quitó lo patán al Patón Nahuel Guzman, llega el emplazamiento maravilloso de la cancha para Tigres.

Podrá molestarle al séquito felino, pero el eje de referencia inmediato, puntual, irrefutable, es la actuación de Rayados ante el Liverpool. Perdió, cierto, pero ha sido, sin duda, la más altiva y digna representación del futbol mexicano en estas lides del Mundial de Clubes.

En el futbol convergen incontables circunstancias. Es parte de su fascinación. Se rompen moldes. Se aniquilan análisis y pronósticos. Lo escrito se desvanece, en un punterazo, en un error, en una genialidad, o hasta en una nefasta confabulación masiva del VAR y el arbitraje.

En el futbol, y especialmente en estas esferas, con el cruel ultimátum del resultado, siempre hay esa ansiedad porque irrumpa el héroe accidental, el inesperado, el apocalíptico. El irreverente histórico en una historia sin irreverencias.

¿Puede Tigres? Esa debería ser la pregunta obligada, pero no es la correcta. ¿Quiere el Tuca Ferretti? Esa es la pregunta correcta. Porque poder, puede. Porque deber, debe. Pero... es el Tuca.

Jugadores tiene. Dispone de futbolistas cincelados, bruñidos, exigidos en justas mundialistas, en territorios de privilegio competitivo. Hombres que han besado copas continentales, regionales. No hay manera de que el adversario o el entorno pueda meterle miedo a Tigres.

Lo único que intimida a los jugadores, es el intimidante temor a perder por parte de su entrenador.

Porque eso es Tigres: una legión de jugadores que no se espanta ya ante citas como esta en Catar. Y que no debería retroceder ni arredrarse ante rivales como el Ulsan Hyundai, y eventualmente, el Palmeiras de Brasil.

Por eso, insisto, la pregunta no es si Tigres puede. La pregunta es si el Tuca quiere. Dueño emocional y dictatorial del equipo, por encima incluso de la directiva, Ferretti no se aparta de una doctrina mezquina para jugar al futbol, pese incluso al ridículo hecho en el Repechaje y en la Liguilla ante Cruz Azul.

Tigres ha reportado ejército completo. No hay bajas por lesión o por COVID-19. Con una plantilla de seleccionados y seleccionables nacionales, y superado el escenario de la diferencia de horarios y el jet lag, este jueves la escuadra felina tendrá el primer examen.

De colmillos hacia afuera, los felinos no aceptarán el poderoso acicate que representa la épica, con derrota y todo, de Rayados de Monterrey ante el Liverpool, a la postre campeón del torneo. Pero, al interior de Tigres, es evidente que rebasar lo hecho por los vecinos incómodos del vecindario regiomontano les despierta una pasión extra, una motivación sanamente insana.

Es entendible que no quieran hacer una pública referencia a ese sentimiento mixto que despierta la presencia de Rayados en el anterior Mundial de Clubes. Es una motivación, pero también es una presión, especialmente porque Tigres, multicampeón mexicano, apenas se asoma desde el balcón de la monarquía conkakafkiana, como alguna vez lo describió Guillermo Chao, hace casi medio siglo, en las páginas del ESTO.

Utilizar como referencia a Monterrey, sería para Tigres un suicidio mediático y una desilusión entre sus aficionados, pues equivaldría a establecer que el Everest de su motivación es emular al menos, y superar por supuesto, lo hecho por Rayados en la pasada edición.

¿Puede vencer a Palmeiras? El campeón de la Libertadores mandó un equipo de suplentes al juego del martes por la noche ante el casi descendido Botafogo, por cierto, el equipo en el que debutó el mismo Ferretti y con una camiseta gloriosa: la del número 7 de Garrincha.

Palmeiras estará arribando justo a tiempo para poder ver al adversario que tendrá en la Semifinal el próximo domingo. Hablando de héroes accidentales, Breno Lopes, el autor del gol en la victoria sobre Santos en la final libertadora, no podrá jugar el torneo, por registro extemporáneo.

Asumiendo que Tigres domestique a los Tigres coreanos del Ulsan Hyundai, tendría una ventaja importante en temas de adaptación, aclimatación, disponiendo además de las 72 horas de reposo antes de enfrentarse al Palmeiras.

Insisto: plantel con calidad hay, para asomarse a la Final del Mundial de Clubes seguramente ante el implacable e impecable Bayern Munich. Sapiencia, atemorizada y todo, hay en el cuerpo técnico de Tigres. Ya no se tratar de poder o de saber, se trata de querer. Por eso, la pregunta, reitero, no es si Tigres puede, sino que es, más bien, la pregunta correcta, si el Tuca Ferretti quiere.

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