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México: tan lejano el cuarto como el quinto partido

MIAMI -- Escalofríos. Cuando el destino de México rodó bajo la sombra de Alemania esa debió ser la sensación colectiva que reptó entre la piel erizada de los mexicanos.

La desgracia tiene memoria de bibliotecario: Argentina 78, México 86, Confederaciones 2017... y contando. Alemania ha hecho del Tri más un escalón que una víctima. Las víctimas, a veces, merecen condecoraciones.

Las penurias llegan acompañadas: Suecia y Corea del Sur se agregan al vecindario. Las recientes experiencias del México de Juan Carlos Osorio ante los europeos, más allá de la victoria sobre Polonia alternativa y una Rusia maltrecha, han sido funestos.

Suecia goza de rigor táctico, de rascacielos, de poder y de futbol pragmáticamente desesperante. Jugará al gato con el ratón verdusco.

Corea del Sur ha crecido. Le han marcado la pauta el poderoso desarrollo de Japón y la intromisión de Australia. La experiencia de Francia 98 es una referencia inútil: aquella era un grupo de sudcoreanos en párvulos.

Pero, la emboscada no es sólo en la caravana del grupo. Va más allá. Enseguida, como segundo del grupo, si los imponderables del futbol lo bendicen, lo aguardaría Brasil, que disputa con Alemania los momios generosos de los apostadores.

¿Hasta dónde puede llegar México? Hay demasiadas manos en la cocina. Demasiados cocineros, para un Tri, que requiere de un líder absoluto.

Incapaz Juan Carlos Osorio de un tacto capaz de estremecer al futbolista mexicano, ha tenido que asegurarse de auxiliares. Pero, Imanol Ibarrondo ya fracasó, rotundamente, con su prédica desgastada de que en cada bellota vestida de tricolor, puede emerger como parte de magia, un poderoso roble.

Ha agregado a Gerardo Torrado, sin duda un futbolista de temperamento y pundonor, pero que en sus afanes de guiar a equipos, no le ha alcanzado, incluyendo, claro, cuando era el caudillo del vestidor, por ejemplo, en Cruz Azul.

Con Rafa Márquez muy lejos de un nivel mundialista, le quedan pocos capataces en el vestidor y en la cancha, pues acaso el único con mediana credibilidad sigue siendo Andrés Guardado.

Hace dos años, Osorio se regodeaba al ver que sus jugadores europeos cotizaban en ligas europeas. Desde los diseminados en Portugal, hasta las insinuaciones de los Dos Santos, y de un Carlos Vela que todavía se comprometía más con el futbol que con esa vida hedonista que pretende continuar en la MLS.

Con el futuro inseguro para Javier Hernández, y con Raúl Jiménez demostrando más personalidad, pero, en las fugaces oportunidades como suplente, sólo el Chucky Lozano se atreve a levantar la mano... en la Liga de Holanda.

Con Inglaterra en el camino, como juego de preparación y dos adversarios que buscan para enfrentar en Europa antes de asentarse en Rusia, la ventaja que tiene Osorio es que podrá contar con un mes de trabajo para tratar de armar un es esqueleto, pero de muy frágil columna vertebral.

El discurso inicial de Decio de María y Juan Carlos Osorio, cuando fue presentado, era que llegaba para buscar "trascender en el Mundial", es decir, al menos El Quinto Partido.

Hoy, queda claro, ya un cuarto juego en Rusia 2018, tiene domicilio en el vecindario de la utopía.