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Hay cuatro protagonistas... y un bufón: el VAR

LOS ÁNGELES -- Se agradece la rebeldía, el dramatismo, el arrepentimiento, la sublevación, la obstinación. Se agradece que los muertos quisieran salirse de sus tumbas.

Pasadas por ese fino y esplendoroso filtro del teatro supremo de las emociones del futbol, están definidas las Semifinales del Apertura 2018: Cruz Azul frente a Monterrey, y América contra Pumas.

Y por momentos, algunos eternos, algunos breves, los vivos estuvieron muertos de miedo. América tuvo un nudo en la garganta ante diez jugadores del Toluca, en un desenlace de partido con las Águilas empequeñecidas en su Nido.

Mientras tanto, Santos se negaba a ser mártir ante Rayados, pero de nuevo el poder de su ataque amenazante en la temporada regular menguó tanto como lo hizo su presuntamente impenetrable defensa, ante la única rescatable actuación de Monterrey en el año.

Pumas sufrió por las convulsiones desesperadas de Tigres, que se lanzaron como hienas en su oficio de rapiña, pero la trampa angustiosa de David Patiño, terminó devorándolo.

Mientras tanto, por un brevísimo momento, por unos instantes, Cruz Azul estremeció a sus propios fantasmas, haciendo pensar que todo lo que parecía imposible, dejaba de serlo, aunque sipo sofocar la reacción de Querétaro.

Y entre los sofocones de la cancha, el arbitraje ha dado un paso al frente. Se trasladó del ridículo al hazmerreír.

Ya bastante tenían los jueces con sus propias boberías, para que encima, ahora se convierten en el hazmerreír de la competencia, víctimas de las equivocaciones de criterio o de juicio o de resolución o de autoridad, de sus amigos, que más bien parecen enemigos, ubicados manejando el VAR.

El VAR mismo se ha convertido en un remedo del principio de asesoría y de criterio. Incluso algunas transmisiones de los juegos corroboraban hasta defectos técnicos en las imágenes y las repeticiones.

Y, en el paso de los años, en esa duda existencial y generacional de si el arbitraje es malo o mal intencionado, las sospechas se inclinan por lo segundo.

Al final, queda, sin embargo, agradecerles a los ochos equipos, los cuatro del ataúd y los cuatro en terapia que están también en Semifinales, que la Liguilla se ha visto ornamentada de compromiso, de intensidad y de ese dramatismo épico en los desenlaces.

Cruz Azul ratifica su condición de favorito. Acaso reclamarle ese lapso en el cual pensó que los Gallos Blancos estaban en la rosticería, pero llegaron a intimidarlo.

¿América? Confirma lo dicho: ofrece a veces unos primeros tiempos subyugantes, pero en los complementos se desorienta, se conforma, se distrae y termina sufriendo innecesariamente, al grado que con uno menos, Toluca lo metió en el embudo del pánico.

Monterrey amenaza, porque sus jugadores, después de vagabundear 17 fechas, en la Liguilla asumen el compromiso y se meten a Semifinales, dejando sin vida al campeón Santos.

Cierra la lista Pumas. En los primeros juegos del torneo, la pregunta es porqué no se ha ido David Patiño, pero este equipo, especialmente ante Tigres, demostró un sello que había caducado en la institución: combatividad extrema.

Los cuatro semifinalistas sólo pueden mejorar, pero, lamentablemente, hoy sólo queda pensar que el arbitraje y el VAR, sólo pueden empeorar.