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América aventaja a Pumas: tiene un maná con rabia

LOS ÁNGELES -- No es un Clásico, pero es una poderosa rivalidad. No nació en las entrañas de la cancha ni de un encono deportivo genuino. Pero seduce siempre un Pumas contra América.

De hecho, porque lo vi nacer, crecer, desarrollarse y vivir, queda claro que fue un magnífico engendro de una mente fascinantemente maquiavélica como la de José Ramón Fernández. Y se le agradece, porque las crueldades que se han perpetrado en la tribuna, no son de su autoría, sino de desadaptados.

La competencia se endulza con la amarga animadversión que provocan estos enfrentamientos entre las Águilas y los Pumas. Y éste incrementa el morbo cuando los dos equipos llegan vapuleados a una cita urgente de reivindicación.

Qué mayor placer que ungirse de victoria con los desechos y las tripas, futbolísticamente hablando, del adversario, para, como maná perverso y pernicioso curarse de todos los males del planeta futbolero de México.

Además, salta a escena el invitado indeseable e inesperado que termina por alborotar a los americanistas con una bendición de ultratumba, y de inquietar a los universitarios, con una amenaza que sale de la Caja de Pandora de Miguel Herrera.

El Piojo, con un teatrito mal montado, para hacer quedar bien a todos menos al jugador, urdió la triquiñuela de que el grupo pidió la reinstalación de Roger Martínez, a no ser por el mentís implícito en las declaraciones de Guillermo Ochoa este jueves, de que “tenemos que ganar siempre con los que estemos en la cancha” o algo parecido.

Pero Miguel Herrera consiguió su objetivo. Hace quedar como piadoso y candidato al Premio Nobel de la Paz a Emilio Azcárraga Jean y le sueltan a un mastín contenido como Roger Martínez.

Acostumbrado este torneo a ejercer el dicho brasileño de que “el que no tiene perro caza con gato”, injusto a mi parecer, para el voluntarioso y estoico Henry Martín, de repente tiene un argumento para intimidar a un aparato defensivo de Pumas.

¿Quién sabrá meterse mejor a las hormonas de los futbolistas para convencerlos de la trascendencia de la victoria? Miguel Herrera ha demostrado ser capaz de usar desde su enrojecida mímica, hasta al más pelado de Tepito, incluyendo a Cuauhtémoc Blanco, para ensangrentarle la mirada a sus jugadores.

Por otro lado, Pumas no necesitará de discursos espartanos para comandar la batalla. Más allá de que Míchel ya ha empezado a colorear belicosamente sus palabras, tiene el respaldo de Chucho Ramírez, un especialista en saber sacar y sonsacar la adrenalina de futbolistas.

Puesto así en escena, y sin haber sido incubada en la cancha, la rivalidad que engendra la zacapela de este viernes puede rendir honores a la rivalidad, especialmente porque, en apariencia, los trogloditas que antes promiscuían la generosidad del futbol ya han entendido que sus taras sociales y personales deben dejarlas en el calabozo de sus rencores.

Insisto, Roger Martínez y el olor a vapuleados con el que llegan ambos equipos, tristeando en la jornada pasada, los arroja a una escena circundada de morbo, con un excelente pronóstico de que en la cancha responsan, como siempre se les concita, dispuestos a despedazarse, a aniquilarse con la pureza de los goles, y claro, a expensas, sin poder remediarlo, de las fechorías del VAR.