<
>

En lugar de renunciar, Peláez y Vucetich declaran una Guerra Civil

play
Joserra: Vergara padre no se perdía un Clásico, Amaury debía estar ahí (2:28)

Debate sobre las polémicas imágenes del dueño de Chivas en una boda durante el Clásico (2:28)

LOS ÁNGELES -- Los jugadores del Guadalajara han sido dos veces humillados, sobajados. Primero, en la cancha, por el America. Después en el coliseo mediático, este lunes por sus propios capataces. Y se lo merecen. Todos y cada uno de ellos.

En una contraofensiva inusitada, Ricardo Peláez y Víctor Manuel Vucetich llevaron a una Corte Marcial a sus jugadores. A todos y a cada uno de ellos.

Los cargos presentados contra los jugadores, son brutales. Vucetich quiso endulzar las imputaciones, pero Peláez fue implacable.

¡Ojo! Éste puede ser también el preludio de una Guerra Civil en Chivas. El futbolista, cínico y sinvergüenza, dicho aquí hasta el cansancio, armará su propia guerrilla antes de ir a la Corte Marcial. Son, todos y cada uno de ellos, terroristas de vestidor.

¿De qué se les acusa a algunos de estos parásitos millonarios envalentonados por el guateque, el alcohol y caricias a domicilio? La lista es corta y puntual. Los dos ex Reyes Midas, Peláez y Vucetich, la maquillaron con mucha verborrea, pero fueron evidentes las acusaciones. No las verá sólo quien no quiera verlas, ni los oirá sólo quien no quiera oírlas.

1.- Negligencia.

2.- Deserción.

3.- Traición.

4.- Acobardamiento.

5.- Indisciplina.

6.- Insubordinación.

7.- Boicot.

No se confunda Usted, porque si se confunde, Usted es cómplice. Todas estas acusaciones parecen ser una sola, pero, lo que ocurre, es que están emparentadas. Son septillizas de un sabotaje de estos mercenarios en calzoncillos, perpetrado contra su oficio, su club, su patrón, sus familias, y sabe qué, también es un atentado contra su afición, incluyendo a esa chusma de bobalicones que defiende al jugador por un “like” o por un autógrafo estercolado de hipocresía.

“Hay que tener tantita madre”, les reclamó Ricardo Peláez en esa Corte Marcial, disfrazada de conferencia de prensa, a estos huérfanos de padre, de madre y de dignidad, que han decidido salir a hacer el ridículo percudiendo la camiseta más importante del futbol mexicano.

Parecería que estos pillos sienten que son ellos quienes magnifican la importancia de Chivas. Se engañan porque hoy sólo merecen que su nombre se escriba con sangre negra de delincuentes ataviados de jugadores, en la historia más lamentable del Guadalajara.

Insisto, Peláez y Vucetich han empezado una Guerra Civil que terminará en una Corte Marcial. Ellos también se han equivocado. Apapacharon demasiado a estos esbirros del cinismo, y se les treparon a las barbas.

Acápite necesario: los dos ex Reyes Midas, Peláez y Vucetich, han dejado constancia de ser buenas personas. Es decir, pueden hacer mal las cosas, pero no harán cosas malas. Eso queda claro en su recorrido en el futbol mexicano.

Personalmente, creo que como un agregado a las sanciones que ya son necesarias, Chivas debió prohibir que sus jugadores fueran convocados a la selección preolímpica. Se les está premiando a ese puñado de fracasados que ha llevado al fracaso al Guadalajara. Se les envía a un oasis, cuando deberían confrontar la crisis desde la misma trinchera de la ignominia. Contaminados como están, le harán más daño que beneficio al Tri preolímpico.

Cuidando mucho sus palabras y expresiones, titubeando incluso por momentos, Vucetich no pudo evitar hacer público lo que ya era evidente en la cancha: que el trabajo de la semana no se respeta el día del partido, y que a los jugadores simplemente no se les pega la gana seguir al pie de la letra las instrucciones. ¿A qué suena? Sí, a rebeldía, indisciplina, traición, insubordinación, etcétera.

Queda claro, entonces, que Ricardo Peláez y Víctor Manuel Vucetich, los dos ex Reyes Midas, decidieron declarar una Guerra Civil antes que renunciar. Tienen el amparo, el aval y la protección del dueño, Amaury Vergara, aunque seguramente estaría en la tornaboda, comiéndose un platón de menudo, en lugar de atender a su equipo.

Así, el caos competitivo, futbolístico, moral y deportivo que arrastra al Guadalajara, al final del torneo, arrojará víctimas. Y por primera vez, aparentemente, no será el técnico sino la caterva de jugadores. Los cargos contra ellos ya fueron enlistados al principio. ¿Y sabe Usted qué? Usted ha sido invitado a esta pública Corte Marcial.

Llama la atención que durante la transmisión de la conferencia de prensa, a pesar de la forma en que se desnudaba a los culpables, es decir a los jugadores, decenas de aficionados bobalicones, esos que se niegan a ver y oír lo que deben mirar y escuchar, esos, respaldaban a los futbolistas.

Curiosamente, los jugadores de Chivas, tan oportunistas en sus redes sociales, no reaccionaron ante la pública declaratoria de guerra hecha por Peláez y Vucetich, pero entendieron el mensaje de ambos: “son ustedes o nosotros, y nosotros no nos vamos a ir”.

Los jugadores del Rebaño –me niego a insultar a los futbolistas, llamándolos a ellos futbolistas–, deben sentirse acosados, arrinconados, exhibidos. ¿Qué estarán haciendo desde que fueron subidos al patíbulo de la deshonra?

1.- Su silencio puede significar que asumen su responsabilidad, y que buscarán su redención cuando regresen a la actividad en abril.

2.- O puede ser que estén fraguando ya el contubernio para echar a ambos, a Vucetich y a Peláez, con el poder del boicot en la cancha, que es una práctica común a nivel mundial. “Es más fácil correr a dos que a 23”.

3.- Y sería lo más lamentable. Que ninguneen la comparecencia de Peláez y de Vucetich, y , al estilo de aquella frase célebre del entrenador Raúl Arias, dirigiendo a Chivas: “Pérate, estamos chupando tranquilos”, permanezcan en esa abulia que se pueden permitir estos mercenarios en calzoncillos.

No todos los émulos de Poncio Pilatos, al lavarse las manos, perpetran un acto de cobardía. Al final, plausible y loable, que Peláez y Vucetich salieran a decir todo lo que ya se adivinaba en el seno de Chivas, pero que ellos mismos se negaban a aceptarlo públicamente.

El jugador de futbol tiene su mejor escenario de expiación: la cancha. Ahí, le quedan a estos cínicos seis grandes oportunidades: Santos, Cruz Azul, Tijuana, Monterrey, Atlas y Tigres. Cuidado, las Chivas que vimos ante América, no serían capaces de sacar un solo punto de esos 18 posibles, a menos que los 23 desertores decidan pelear, cada una de estas batallas como si fuera su última guerra.

Al final, los que sobrevivan a esta Guerra Civil, pueden pasar por sus respectivos cadáveres... y por los de aquellos que sucumbieron también.