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Santiago Solari, de basilisco a pasiflora

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Faitelson: "En otras épocas (en América), ya hubieran cortado al entrenador" (2:35)

El especialista de Futbol Picante afirmó que si el entrenador azulcrema no fuera Santiago Solari, ya hubiese sido despedido. (2:35)

LOS ÁNGELES -- América no “embala”. Santiago Solari se inmola. El Nido se ruboriza ante las cifras: de 10 juegos, ha ganado uno, perdido seis y empatado tres. La crisis despacha desde los “Baños” de Coapa. Pestilentes.

Hay algo más grave: el que desgañita ser “el más grande”, tiene hoy un corazón pequeñito, chiquititito. Jugadores que escupen sobre el linaje americanista. Futbolistas timoratos que vomitan su pusilanimidad sobre el abolengo de Coapa.

Y algo que genera consternación: Santiago Solari, el basilisco de la Jornada 1 ante Puebla, el que quería tragarse crudo al cuerpo arbitral y a sus rivales, hoy es una delicada flor de pasiflora.

El barco se hundía, y El Indiecito había olvidado el hacha de la guerra en el neceser del maquillaje. Su rival, Beñat San José, era un hooligan en su zona técnica, y Solari rumiaba con menos pasión que una señora espantada de los precios en el tianguis de los viernes.

Canta la gurú de la androfobia, Paquita la del Barrio: “Para casarte busca un arquitecto, para hacer el amor, un desalmado”. América precisa un desalmado en la banca y no el impecable camarero cinco estrellas de anoche. En lo personal, prefiero al Solari de la primera fecha, en lugar del domesticado en los instintos, como el visto ante Mazatlán.

Y si el técnico del glamour de opereta caduca, si él deserta, si él claudica, termina por contagiar, infectar, emponzoñar, el ya de por sí frágil compromiso de sus jugadores.

En conferencia de prensa, El Indiecito elige el suicidio. Recorre, entre mentiras y verdades, el diagnóstico brutal de sus incapacidades.

1.- Reconoce que no hay intensidad en sus jugadores. Y, lo peor o lo mejor, acepta que en el medio tiempo no supo, no pudo, revertir la actitud timorata de sus jugadores.

2.- Miente al proteger a sus jugadores. Dice haberse equivocado con una línea de cinco. Lo cierto es que, en la miseria de su plantel, es el mejor recurso con que cuenta. No falló el esquema de 5-3-2, fallaron sus hombres. Su defensa es más frágil que la delicada autocrítica de su director deportivo. Noche aciaga ante Mazatlán. Guillermo Ochoa se equivoca en el 1-0, pero en esa misma jugada, Bruno Valdez y Jordan Silva fueron cómplices. Y en el 2-0, nuevamente, ambos traicionan a su equipo. Ya con esa desventaja, Solari se ve obligado a reordenar hacia un 4-3-3.

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0:59
Santiago Solari rescató un aspecto del América en la derrota ante Mazatlán

Luego de quedar tendido en la cancha del Kraken, el estratega de las Águilas destacó una faceta de su equipo.

3.- El Indiecito elogia la reacción en el desenlace del juego. ¿De verdad? Mentira total. En ese momento, el América era desesperación, pataleo, estertores de moribundo. ¿Acaso su estrategia es jugar “a las patadas de ahogado” o al “sálvese quien pueda”? Y para entonces, Mazatlán se había replegado al estoicismo de su trinchera.

¿Otros pecadores además de Ochoa, Valdez y Silva? Los hay. Diego Valdés volvió a ser el jugador de espasmos, de momentos, de lagunas. Un jugador pequeñito de espíritu, que con las ínfulas del juego ante Santos, se tiró de vagabundo arrogante ante Mazatlán.

Nuevamente, desorden con sello de Solari. Trastocar posiciones y funciones con Richard Sánchez y Alvaro Fidalgo, creó desconcierto y poca fluidez. Mientras Henry Martín, ante la ausencia absoluta de Diego Valdés, vaciaba el área en busca de balones.

Sin embargo, entiéndase, si el futbolista muestra intensidad, compromiso, devoción, lealtad, ya no a El Nido y su presunta grandeza, sino al menos a sus millonarios salarios, cualquier recurso táctico funciona. Pero, este miércoles en el Kraken, un buen proyecto tuvo pésimos ejecutantes y un peor “maistro de obras”.

Y falta el mejor enemigo del América: Santiago Baños. Después de sus fallidos y lacrimógenos pasquines, para castigar a hoy festivos narradores y analistas, o para estercolar al arbitraje, ante Mazatlán se vio el efecto bumerang de sus actos.

En la polémica jugada del final del juego, un pasmado, aterido, Jorge Pérez Durán tenía todos los elementos para decretar el penalti a favor del América. Jorge Padilla había trompicado fuera del área a Salvador Reyes (de los pocos rescatables), y después le tiró una plancha en el área a Roger Martínez. Roja y manchón.

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1:57
¿Santiago Solari es la mejor opción para América?

Rafael Ramos y Mauricio Ymay analizan la previa de la visita azulcrema a Mazatlán.

Pero, tras su pánico a equivocarse, y tras el zafarrancho, jaloneos y arañazos de quinceañeros, entre los jugadores, Pérez Durán estaba aterrado. Insisto, había elementos para la roja y el penalti.

Ahí es donde la sombra de los exabruptos pueriles de Baños estercolan al América. El árbitro y el VAR no pensaban en ejercer justicia, sino en cómo no hacer creer que eran marionetas, títeres o patiños, de las calenturas hormonadas del mismo Baños.

Y entre el VAR, Pérez Durán, y seguramente una llamadita desde Cuernavaca por parte de Arturo Brizio, decidieron lo más incorrecto para aplicar un correctivo a Baños: falta fuera del área, una falta que no había marcado inicialmente, y la roja a Padilla. Cierto, cronológicamente, la zancadilla fuera del área fue previa a la plancha en el área sobre Roger.

Y así como los narradores impugnados por Baños, hoy se solazan de sus desgracias, así el arbitraje le mandó un mensaje de que sus berrinches mal redactados, y que son reflejo de su incapacidad en el cargo, no van a conseguir bendiciones de los silbantes en la Liga.

Sí, el gran derrotado fue el América. El más exhibido fue Solari. Y el más ridiculizado, al perder otra de sus rabietas a panfletazos, fue Santiago Baños, convertido el miércoles por la noche, en el villano del América. Sí: Brutus se clavó su propio puñal.

Se viene Pachuca. Jesús Martínez ofrece siempre premios extravagantes a sus dirigidos cuando encaran al América. Ahora más que nunca, puede saldar deudas, desde aquel #TuzoGate, hasta haber sido despojado del #SalónDeLaInfamia por el mismísimo Emilio Azcárraga Jean.

¿Y Mazatlán? Apareció el Pizzero Benedetti. El mejor partido de su vida. Que guarden el video, porque no lo volverán a ver a ese nivel. Peleó, buscó posesión, se atrevió a filigranas, tiraba paredes, encaraba, y los más irrisorio, robaba balones, hacía coberturas, ayudaba a la recuperación, y presionaba al adversario. Todo lo que en su momento le pidió Miguel Herrera que hiciera, y que le provocaba berrinches y derrame de hormonas sensibleras, este miércoles, ante el América, y por única vez en su vida, lo hizo. El Pizzero no hará más entregas en el torneo: se le agotó el pepperoni.

Y junto con Benedetti, los otros notables, fueron ex americanistas: Carlos Vargas, Ivan Moreno y Brian Colula. Ellos saben, como troleó el Mazatlán a El Nido, aquello del #ÓdiameMaz.