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Se ha ido un grande: Ramón La Cruz

Ramon La Cruz brilló en la década de los 60 y 70, combatiendo con todas las grandes figuras del momento Revista K.O. Mundial

Las estadísticas marcan que el chaqueño Ramón La Cruz murió a los 84 años, que realizó 137 peleas rentadas de las cuales ganó 104 (62 antes del límite), perdió 14 y empató 19. Brilló en la década de los 60 y 70, combatiendo con todas las grandes figuras del momento: Abel Cachazú, Horacio “La Pantera” Saldaño, Esteban Osuna, Miguel Angel Campanino, Esteban Osuna, Miguel Angel Castellini, entre tantas otras. Sería mucho más sencillo contar con quienes no combatió…

En octubre de 1968 tuvo su oportunidad mundialista con Curtis Cokes pero una lesión se lo impidió perdiendo por puntos en Nueva Orleans. Fue por la corona de los welters.

Pelea simbólica en todo sentido. Todo el mundillo del boxeo confiaba más en su potencia que en el estilo de Nicolino Locche, que en diciembre si se consagró campeón del mundo.

En cambio, para La Cruza, esa noche no funcionó su arma favorita y la más peligrosa de todas, el gancho al hígado. Metía el golpe y se iba a un rincón neutral, sabiendo que el daño estaba hecho y que era cuestión de escuchar la cuenta del referí.

Fue un poco la parábola de su vida, porque cuando tuvo cerca la gran oportunidad, ésta se le escapó, dándole la espalda. De la misma manera que, sin los guantes puestos, hubo también otras espaldas que le negaron la felicidad.

Sus tremendas batallas con Abel Cachazú y Horacio Saldaño ya son parte de la leyenda, como también su gran capacidad técnica como entrenador.

Pero los laberintos de la vida no le permitieron demostrar toda su sabiduría en la enseñanza del boxeo. Sin embargo, no faltó nunca el gran amor de su hijo, y la lealtad de su amigo y rival, Horacio Saldaño.

Cuando “La Pantera Tucumana” lo tuvo justamente a su compadre, Ramón La Cruz en su rincón, éste le tiró la toalla en su pelea frente a Uby Sacco. “Yo le tiré la toalla porque sabía que no era necesario recibir más castigo, lo cuidé como se cuida a un amigo”, dijo –palabra más palabras menos- cuando lo entrevistamos para la revista El Gráfico, esa amarga noche del Luna Park.

Las vueltas de la vida. Cuando las hijas de Saldaño, Carolina (hoy referee) y Poldy quisieron boxear, Saldaño se las confió a su compadre, a Ramón. “Nadie las va a cuidar como él, y nadie les puede enseñar como él”, fueron sus palabras.

Ramón La Cruz. Sábado a la noche, Luna. Gancho al hígado. Ringside de pie. Brazos en alto. Ganador. Fuerte como el quebracho, áspero como el solazo del Chaco, sufrido y curtido como tremendo guerrero de la vida. Ramón La Cruz se ha ido, pero deja en nuestros corazones, el sentimiento agridulce de saber que, aunque sufrió más abajo que arriba del ring, tuvo un hijo que siempre estuvo a su lado, como toda su familia.

Murió en el Jagüel, Ezeiza, este jueves 21 de diciembre. Se ha ido un hombre que sufrió en silencio y que cuando levantaba los brazos, sabía tener al Luna Park a sus pies, como noble gladiador que fue.