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El Morocho, el Potro y el deporte

El Morocho del Abasto y el Potro son dos referentes de la música en Argentina. Más allá de valoraciones artísticas y de cualquier comparación -de esas que nunca son imparciales- ambos permanecen en la memoria popular. Los dos murieron un 24 de junio.

Carlos Gardel tenía 44 años cuando el avión en el que viajaba con sus músicos terminó ardiendo en el aeropuerto de Medellín, Colombia. Su sueño de volver a su Buenos Aires querido no pudo cumplirse.

Rodrigo Bueno tenía 27 años cuando un accidente automovilístico se lo llevó para siempre, aunque es una forma de decir, porque, como Gardel sigue vivo en quienes lo recuerdan. Entre 1935, fecha de la muerte de Gardel, y el 2000, el día de la partida de El Potro, han pasado muchos años, pero ambos persisten en el recuerdo popular.

Carlos Gardel permanece en muchos aspectos, al mundo de los misterios. Se ha discutido su nacionalidad -en Uruguay se insiste en que nació allí, aunque todo certifica que fue en Francia- y alguna vez también sus gustos futboleros. Hasta que finalmente quedó en claro que era “hincha”, como se dice en Argentina, del Racing Club de Avellaneda, mientras que en el “foot ball” uruguayo simpatizaba con Nacional y en España seguía al Barcelona. De hecho, cuando Argentina y Uruguay se midieron en la final del Mundial del 30 en Montevideo, El Morocho del Abasto decidió ser lo más ecuánime posible y fue a saludar a las dos selecciones. Ganó Uruguay 4 a 2 en el Centenario. ¿Se imaginan si El Zorzal Criollo hubiera saludado solamente a un equipo y este perdía? El hombre sabía lo que hacía...

Rodrigo, autor de “La mano de Dios”, tema dedicado a Maradona, sigue siendo inspiración para muchos boxeadores con ese tema. Para dar solo un ejemplo, Pablo Chacón, que fue bronce olímpico en Atlanta y campeón mundial en el profesionalismo eligió ese tema para caminar rumbo al ring. Sus simpatías por el fútbol eran para Belgrano de Córdoba. Con el tiempo, su hijo Ramiro, reveló que también era hincha de River, aunque llegó a presentarse en el Luna Park con una camiseta de Boca, como un homenaje a Diego Armando Maradona.

Y el boxeo también dejó su sello en ambos.

En el caso de Gardel, se conoce un poco menos. Cuando comenzó a acercarse al cine decidió bajar de peso, dada su gran afición a las pastas y pucheros, y llegó a salir a correr por las mañanas con Justo Suárez, el recordado “Torito de Mataderos”, ídolo indiscutido del boxeo argentino. Raymundo Pastore, veterano actor, nos contó la afición de El Bronce que Sonríe por el boxeo. “Cuando Carlitos cantaba en el Café de los Angelitos, de Rivadavia y Rincón, en Buenos Aires, aprovechaba para escaparse en los intervalos al Púgil Club que estaba al lado, sobre la calle Rincón, para ver las peleas cuando había un festival, porque le gustaba mucho el boxeo”, narró Pastore una noche de boxeo, justamente, en el Luna Park.

De hecho, fue seguidor confeso de Julio “El Bulldog Platense” Mocoroa, otro símbolo de la época, y asistió varias veces a sus peleas para alentarlo. Mocoroa perdió por puntos en una fantástica jornada, ante más de cuarenta mil personas, reunidas en el viejo estadio de River, justamente ante “El Torito de Mataderos”, Justo Suárez, en marzo de 1930. Ganó Suárez y obtuvo el título argentino liviano, declarado vacante. Ese mismo año Gardel viajó a París y todavía estaba en dúo con Razzano, vínculo que concluyó en 1931.

Quedan en viejas crónicas, un encuentro con el gran Luis Ángel Firpo, “El Toro Salvaje de las Pampas” en el salón Víctor Hugo, de la ciudad de Junín, donde justamente nació Firpo. En ese salón, Gardel brindó tres conciertos en el año 1921 y el 2 de junio asistió el boxeador, lo que motivó un inolvidable encuentro entre dos celebridades. Dos años más tarde, en 1923, Firpo realizó aquel formidable combate con Jack Dempsey: aunque perdió, el argentino lanzó fuera del ring al campeón mundial en el Polo Grounds de Nueva York. Aquella pelea quedó como la más electrizante de la historia de Nueva York.

El Luna Park también tuvo que ver con ambos, ya que el estadio de Corrientes y Bouchard fue el elegido para el masivo velatorio que se realizó para despedir a Gardel. Un viejo empleado del Luna, Raúl Aulitas, nos estuvo presente, nos brindó su recuerdo: “El féretro quedó rojo de los besos de sus admiradoras”, fueron sus palabras. Que, como se sabe, sea un dato veraz o no, se imprime siempre la leyenda.

El Luna Park fue el escenario en el que Rodrigo, vestido totalmente de boxeador, marcó el récord de 82.000 espectadores, a lo largo de 13 recitales ofrecidos poco antes de su muerte, en abril de 200. El 18 de agosto del año pasado, su hijo Ramiro Bueno -conocido también como Rxxper Ram aka Deku- cantó en homenaje a su padre antes de la pelea en la que Juan “Titán” Carrasco noqueó a Orlando Mosquera.

Dos ídolos, dos leyendas unidos por el destino por la misma fecha, un 24 de junio. Y entre ambos, como para completar la historia donde la realidad se mezcla con la leyenda, el Luna Park. Símbolo de la despedida final de uno y de la consagración del otro. Aunque para sus seguidores, ninguno se fue del todo pues persisten sus voces, sus anécdotas y sus historias, que seguirán siendo narradas por siempre...