Saúl “Canelo” Álvarez y Terence Crawford aman los relojes, especialmente si son muy caros, brillantes y atractivos. Sobre todo, caros y, no hace falta indicarlo, de marcas exclusivas.
Atrás quedan las especulaciones y los números. Los dos registraron 167 libras y media, o sea 75,764 kilos, o sea todo dentro del límite de los supermedianos de 168 libras.
Un kilaje irreal, porque cuando estén en el ring ambos habrán subido unos cuantos kilos. Tal vez unos diez el Canelo, algo menos Crawford que en su última -y única- pelea como superwelter, registró 69,414 kilos.
Este tema, el del kilaje, ha dominado tanto la semana como en rol de Dana White como autoproclamado nuevo dueño del boxeo moderno, temas que tanto como el streaming difundiendo la pelea hasta los últimos confines del Globo, modifica dramáticamente el escenario.
Sólo que el ring sigue siendo cuadrado y cuando toca la campana los hombres quedan tan solos que hasta el banquito le sacan, como decía Oscar “Ringo” Bonavena.
Entonces esos hombres seguramente olvidarán las bolsas millonarias para concentrarse únicamente en defenderse del otro y provocarle el mayor daño posible.
LA VELOCIDAD podrá esta en favor de Crawford, un boxeador habilidoso, de ben caminar en el ring, aprovechando -o tratando de hacerlo- su condición de zurdo, apostando al desgaste del Canelo con el correr de los asaltos, eludiendo la fricción, pero sin huir.
Más lento, el mexicano deberá cortar espacios y tener paciencia, aunque dijo que saldrá a demoler rápidamente para terminar lo antes posible con la discusión, sobre todo porque hace rato que no noquea.
LA POTENCIA de Canelo es su arma de siempre. Potencia bien administrada se entiende: ¿para qué apuntar solo a la cabeza, si lo importante es minar el cuerpo, sacarle a Crawford primero las piernas y luego el resto? En este rubro, básicamente, reside el capital del mexicano, que como se sabe, tiene además una mandíbula de hierro. Crawford deberá enviar misiles de alta potencia y puntería para dañar a un hombre que, con mayor estructura física que él, debería aguantar todo.
LA RESISTENCIA al castigo hasta ahora luce pareja… en los números. Ni Canelo en sus 67 peleas ni Crawford en sus 41 batallas se han ido al suelo. Pero para Crawford, haber aguantado golpes de pesos ligeros o welters es una cosa, pero los de un medio pesado real quizás sea otra. Y eso es lo que será Álvarez a la noche, un medio pesado real. Por eso mismo, luce que el norteamericano deberá apelar a la pelea larga.
En ese terreno la resistencia también será un motivo de conflicto. Una cosa es la resistencia a los golpes, otra al tren de pelea. Canelo, buscando el combate físico y desgastante, el forcejeo y la lucha; Crawford evitándolo, seguramente saliendo a los costados y retrocediendo sin escapar, lo que conlleva también a un mayor desgaste.
LA EXPERIENCIA para imponer su juego será un factor que llevará cada uno al ring y aunque Canelo tiene un gran rodaje con peleadores de todos los modelos, lo que le otorga ventajas, Crawford deberá demostrar sus cualidades de boxeador inteligente que lo coloca entre los mejores del momento. Ahora deberá demostrarlo.
Parece difícil encontrar huecos ventajosos para Crawford y, si no fuera porque es un boxeador talentoso y de calidad comprobada, el análisis sería desfavorable para él en casi todos los rubros. Pero esto es boxeo…
Mientras arriba, en el ring, ambos librarán su batalla, abajo estará en juego la política del poder, el control del negocio y el futuro del boxeo. No son pocos los que avizoran que, por todo ello, una derrota del Canelo sería una gran complicación para ese futuro, en el que Dana White parece aspirar. sin sutilezas, a ser el dueño de la escena.
Los relojes de ambos -relojes exclusivos, brillantes, muy caros- quedarán en los vestidores, celosamente guardados, pero marcando el tiempo a pesar de todo.
Cuando termine la pelea, seguirán marcando segundos y horas, indiferentes a todo, sin saber que estarán registrando una nueva era del boxeo. Después de todo, a diferencia de sus dueños, los relojes no tienen sentimientos.
Sólo marcan el paso del tiempo.
