Cuando ya se conocen los resultados de la última votación que mantiene inalterables los tres primeros lugares, la permanencia de Román "Chocolatito" González como el número uno entre los Libra por Libra, parece ser la única certeza absoluta en el boxeo de primer nivel durante este 2016. Y no es poca cosa. Hay varios campeones que este año han reclamado ese lugar, pero la elección para muchos osada que realizó en su momento el panel de ESPN hoy está más justificada que nunca. Y de eso se trata esta columna
No es reciente que nuestro Ranking Libra por Libra ha crecido en importancia al punto de transformarse en la lista más seria y respetada del planeta. No obstante en los últimos meses, ese valor se convirtió en un obsesivo objetivo de algunos púgiles o promotores que se resisten a la presencia de Chocolatito en un lugar tan privilegiado.
En septiembre, luego de la victoria de Saúl "Canelo" Álvarez sobre el británico Liam Smith, el reclamo fue de Oscar de la Hoya luego de una visita a los estudios de ESPN. Para De la Hoya, Canelo debería ocupar el primer lugar, Gennady Golovkin el segundo y le concedió a Chocolatito recién el cuarto lugar del escalafón. El promotor del mexicano consideró, a la hora de sustentar su reclamo, no solo la necesidad de tener en cuenta las condiciones y cualidades técnicas de cada boxeador, sino también la clase de rivales que ha enfrentado en su carrera. Recordemos que Canelo es parte del Top 10, pero no ha sido parte del Top 5 en nuestro ranking.
Kathy Duva, empresaria y promotora de Sergey Kovalev, también es recordada por sus insistentes reclamos. Primero cuando el ruso demoraba en aparecer en nuestra lista. Luego, cuando finalmente apareció, el reclamo era por el lugar que ocupaba. Duva entendía que merecía el primer lugar. Tal es así que una semana antes de la pelea contra Andre Ward dijo que "si Sergey gana, es el mejor boxeador Libra por Libra".
Andre Ward por mucho tiempo ocupó la segunda posición, solo superado por Floyd Mayweather como indiscutible número uno. Después, el estadounidense desapareció del ranking más que nada por su ausencia del cuadrilátero. Cuando regresó, recuperó su lugar entre los mejores, sin llegar a ser el mejor. Obviamente, tras la victoria que le concedieron los jueces ante Sergey Kovalev el reclamo de ser llevado al primer lugar fue inmediato.
"SER O NO SER, ESA ES LA CUESTION"
No importa que sea la primera línea más recordada en el Hamlet de Shakespeare. También en boxeo "ser o no ser" es la primera cuestión que debemos preguntarnos a la hora de aceptar el nombre privilegiado por sus méritos con el número uno entre los mejores Libra por Libra. Y esta última parte de la frase (mejores Libra por Libra) define el espíritu de una elección coherente y realista.
Precisamente la primera razón para ser reconocido como candidato a mejor entre los mejores, pasa por la forma en que un campeón administra su corona. ¿Elige los rivales según el grado de peligro que representen o acepta enfrentar a los mejores sin medir consecuencias o para probar que merece ocupar el lugar que ocupa? ¿Enfrenta a rivales con nombre a los que ya se les ha pasado su mejor momento o enfrenta a los mejores rivales en su mejor momento y otorgando ventajas para demostrar no solo que es mejor, si no que puede dominar sus peleas en cualquier escenario y contra cualquier oposición?
A ello sumemos el estar dispuesto siempre a enfrentar lo que sea. Más aún, aceptar el reto de los mejores sin alegaciones mediáticas o evadiendo el bulto de manera poco honrosa, como, por ejemplo, renunciando a un título para no afrontar un desafío.
Todo ello es una directa respuesta a los reclamos que en su momento formuló Oscar de la Hoya. Con su renuncia al título mediano (en mayo pasado) para evitar una pelea con Gennady Golovkin, Canelo Álvarez avergonzó cualquier aspiración de ser algún día el mejor Libra por Libra. Tampoco pesan en ese aspecto sus "grandes rivales' cuarentones, los que sufrieron amnesia al enfrentarlo o aquellos a quienes enfrentó con notorias ventajas físicas a su favor como a Miguel Angel Cotto en una pelea que, incluso, muchos lo vieron perder. Sin olvidar tampoco que este año de las dos peleas realizadas por el tapatío, la primera fue una decisión atroz, que hasta pudo causar una tragedia. Nos referimos a la desigual pelea contra Amir Khan. El 2016 de Canelo ha sido demasiado triste como para aceptar el reclamo de De la Hoya. Entiendo que es demasiado premio para su pupilo ser parte del Top10.
Andre Ward tampoco "da la talla", más allá de la triste manera en que se adueñó de tres cinturones de campeón en una pelea que no ganó. El Ward de las últimas peleas en 175 libras se encuentra lejos, muy lejos de aquel que dominó las 168 libras. Para considerar que merecía algo más de lo que ya tiene, tal vez, Ward debió arrasar al ruso, darle una lección de boxeo y mostrarse en absoluto dominante. Hasta hace poco tiempo para arrebatarle tres cinturones a un súper campeón como Kovalev, había que ganarle de verdad. Y Ward, fue todo lo contrario. Que reclame el primer lugar entre los mejores, suena a broma de mal gusto.
Lo de Kovalev ya es historia. El ruso ha enfrentado y dominado a lo mejor de su división, pero no consiguió superar su mayor desafío. Y por más que aceptemos la injusticia del resultado, no podemos desconocer que el desempeño de Kovalev no llenó las expectativas ni le alcanzó siquiera para graduarse entre los primeros del ranking.
Al "ser o no ser" de Canelo, Ward y Kovalev, sumemos los merecimientos del kazajo Gennady Golovkin. Siempre ha estado en tela de juicio su presencia secundaria, o sea, ser el "dos" de Chocolatito. No es un invento el alto rechazo a la presencia de un "peso pequeño" liderando el Libra por Libra. Sin embargo, este 2016 también ha producido el argumento correcto, para que todos acepten como correcta la elección del nicaragüense.
GGG ha tenido dos problemas. El primero parece inevitable: los mejores rivales lo evitan. Pasó con Canelo Álvarez y por otras razones, pasó con Daniel Jacobs. Si no puede cumplir los desafíos para acreditarse como mejor, no somos quienes nosotros para imaginar ese crédito. A esa circunstancia negativa, sumemos al rival elegido en su última pelea: Kell Brook, el campeón FIB de las 147 libras. Fue una locura pactar un combate tan desigual.
CHOCOLATITO, UNICO E INDISCUTIBLE
Con Román González las cosas son claras y carecen de episodios que puedan oscurecer su reinado. Son 46 victorias, 38 por la vía rápida, ninguna derrota y siempre ha vencido sin dejar sombra de dudas. A su reconocida predisposición a enfrentar al mejor disponible, tomemos su desempeño en cada pelea como barco insignia de su merecido primer lugar. Chocolatito domina a sus rivales, los agobia, los lastima, los obliga a retroceder, a buscar alternativas estratégicas para evitarlo en el ring y no les alcanza con ser más veloces, tener mejor altura o disponer de mejor distancia: el control efectivo del combate siempre es propiedad del nicaragüense.
Y si su desempeño no bastase, el desempeño de sus rivales honra el valor de cada una de sus victorias. Así fue en sus dos combates del 2016 contra Mc Williams Arroyo y luego subiendo de categoría contra el invicto Carlos Cuadras. Fueron peleas que a Román González le exigieron al límite. Hubo confrontación de planes, necesidad de cambios de ritmo, exigencias a la concentración, emotivos momentos de intercambio al "tú por tú" y por sobre todas las cosas: entrega al espectáculo. Darle al fanático lo que el fanático merece de dos verdaderos guerreros: lucha sin cuartel, sin renuncias, sin miedo al golpe que viene y respondiendo con el doble de golpes que van.
El final del 2016 está 'a la vuelta de la esquina", pero esa esquina la podremos doblar una y mil veces que siempre nos encontraremos con lo mismo: Chocolatito González inamovible en el primer lugar entre los mejores. Que los otros mejores sigan trabajando por mejorar y examinen con lupa sus errores si desean que la historia cambie. Hasta entonces el Ranking de los Libra por Libra tendrá una única certeza, la que da título a esta columna.