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Los dopajes y su pesado recuento de los daños en la división

El año aún no ha comenzado para la división pesada, pero todo hace presumir que será tan chato en atractivos como lo fue el 2016. La razón para las decepciones parece recaer en el dopaje y el protagonismo negativo de Tyson Fury, Alexander Povetkin y Lucas Browne. Las secuelas de sus actos en 2016, infelizmente siguen repercutiendo negativamente en este 2017.

Aquello que al final del 2015 parecía ser el renacer de la categoría, que había avanzado en el gusto de los fanáticos en base a peleas atractivas y nuevas figuras, se transformó paulatinamente en decepción. Los escándalos opacaron el crecimiento y lo malo tuvo más exposición que lo bueno. Por ello el 2017 ha comenzado a la sombra de un verdadero recuento de los daños.

Y en esa ambiente desmoralizador, emerge la figura de Tyson Fury como el principal protagonista en la película de la "sustancia prohibida". Este británico incongruente, poco racional e imprevisible, el 28 de noviembre DEL 2015 se dio a conocer a todo el mundo cuando logró una inesperada y sorprendente victoria sobre Wladimir Klinchtsko. Fue una de las perlas del 2015. Ese año, la gran actuación del cubano Luis Ortiz, lo que prometía el británico Anthony Joshua, lo que insinuaba el neozelandés Joseph Parker y la consolidación como campeón de Deontay Wilder, abonaron la esperanza para esperar un 2016 electrizante en la categoría. Pero no fue así y las secuelas sobreviven en el 2017.

Lo de Fury es una de esas historias que rompen con todos los estereotipos y arrastran todo a su paso. Primero pospuso la revancha contra Klinstchko prevista para julio. A la batalla se le fijó como nueva fecha el 29 de octubre, pero en septiembre el británico la volvió a cancelar alegando que no se sentía apto para combatir.

En medio de todo eso, había sido suspendido provisionalmente por dar positivo por una sustancia prohibida, pero tanto a él como su primo Hughie que tampoco superó el examen, les fue levantada la suspensión "hasta la plena determinación de los cargos. Luego, la historia tuvo un dramático y catastrófico capítulo cuando Fury reconoció que consumía cocaína, aceptó que necesitaba ayuda y fue fotografiado rodeado de una sustancia blanca que representaba cocaína. "Game Over" para su carrera

El accionar de Fury afecto de manera dramática la carrera de Klintschko que no realizó ninguna pelea en el 2016 y también afectó la carrera de quienes iban a enfrentar al ganador de esa revancha donde estarían en juego nada más y nada menos que tres títulos mundiales.

POVETKIN Y BROWNE, MAS DE LO MISMO

A Alexander Povetkin le cancelaron dos peleas por el título pesado del CMB en el 2016. El ruso falló la primera prueba para su pelea programada contra el campeón Deontay Wilder en mayo del 2016. Se le detectó la sustancia meldonium. La segunda fue en diciembre cuando debía enfrentar por el título interino al haitiano Berman Stiverne, esa vez falló la prueba por causa de ostarine, una sustancia prohibida que ayuda al crecimiento muscular.

Un mes antes, cuando ya estaba programada la batalla contra Povetkin, hubo una confusión por el mismo tema pero involucrando a Bermane Stiverne. El haitiano dio positivo de otra sustancia prohibida, dimetilamilamina (DMAA) que se puede encontrar en complementos dietéticos o productos energéticos. Stiverne aceptó que el consumo fue involuntario y debido a la baja cantidad encontrada, no resultó suspendido y la pelea se mantuvo programada hasta el positivo de Povetkin que motivó su cancelación definitiva.

El caso del australiano Lucas Browne ocurrió en mayo y esta vez debido al control posterior a la pelea donde noqueó al uzbeco Ruslan Chagaev en el décimo asalto adueñándose del cinturón universal de la AMB. En la prueba A, confirmado luego en la prueba B, le fue detectada la sustancia prohibida clembuterol, por lo cual, además de la suspensión, le fue retirado el título.

No peleó el campeón CMB (Wilder) en la batalla que todos queríamos ver y luego se lesionó. No pelearon los que disputaban los cetros FIB, OMB y el de Súper Campeón AMB (Klintschko- Fury). Tampoco peleó el que había ganado el título regular de la AMB (Lucas Browne). En contrapartida, hubo dos peleas de espanto que nada aportaron. Por un lado la victoria de Wilder sobre Chris Arreola y la llegada al título de Antonhy Joshua ante un inexpresivo Charles Martin, sumando luego otra victoria para el olvido sobre Dominic Brezeale. Si sumamos los dramas que padeció el campeón interino AMB, el cubano Luis Ortiz para encontrar peleas ante rivales de nivel en medio de sus problemas promocionales con Golden Boy Promotions, el 2016 terminó siendo todo lo opuesto a lo que esperábamos.

LA INCOGNITA DEL 2017

El éxito del 2017, parece colgado de alambres muy finos, apenas supeditado a lo que suceda en ese combate por el título FIB entre el monarca británico Antonhy Joshua y el desafiante ucraniano Wladimir Klintschko, previsto para el 29 de abril en el estadio de Wembley en Londres.

Si el combate responde a las expectativas, el interés no crecerá en la categoría, pero se mantendrá a la espera de los próximos combates de título que involucren al ganador. Pero cuidado, si la pelea se transforma en un bodrio, el peligro es que la categoría definitivamente deje de provocar algún interés en la fanaticada.

Y es muy simple arribar a esa presunción. Las peleas que tenemos por delante - excepto Klintschko ante Joshua - son combates a medio camino de algo. Deontay Wilder regresa el 25 de febrero en Alabama para defender su cinturón contra Gerald Washington. Será una pelea accesible y que le permitirá ganar forma luego de tantos meses inactivo. El primero de abril, el que defenderá su cetro de la OMB será el neozelandés Joseph Parker ante el invicto británico Hughie Fury, primo de Tyson. Parker volverá a pelear en su casa de Auckland, lugar donde ha realizado casi toda su carrera y que - luego de su mala actuación contra Andy Ruiz - es lo único que parece justificar su condición de invicto. Parker parece ser más lo que aparenta, que aquello que ha terminado siendo.

Las esperanzas de buenos espectáculos, tal vez, corran por cuenta de una posible eliminatoria del CMB para enfrentar más adelante en el año a Deontay Wilder, entre el primer clasificado Bermane Stiverne y el ahora segundo en la lista, el cubano Luis Ortiz. Si se confirma esa pelea, aumentarán las expectativas, que se suman a la posibilidad también de que el ganador de Klinschko y Joshua también pueda tener al cubano como rival este mismo año.

Finalmente se conocerá en estos días el resultado de la subasta ordenada por la AMB para su vacante título regular de los pesos pesados entre el ex campeón mundial Shannon Briggs de 45 años y el puertorriqueño Fres Oquendo, una batalla que no despierta demasiado interés.

El resultado de lo previsto y lo posible en este 2017 tiene un enorme signo de interrogación. No es posible apostar por grandes peleas en un año que en el mejor de los casos se transformará en una etapa de transición de la división pesada y en el peor de los casos en otra temporada para el olvido. O sea, seguiremos pagando los errores de Fury, Povetkin y Browne, los verdaderos "chicos malos" de un largo y pesado recuento de los daños. Ojalá no llegue a tanto.