Si la última cartelera de boxeo en el Coliseo Roberto Clemente de San Juan, Puerto Rico, fue una prueba de méritos y oposición para evaluar su futuro inmediato, no hay duda alguna: Pitufo aprobó, Verdejo no aprobó. Los matices de su desempeño fueron tan diferentes como las expectativas en cada futuro. Díaz subió otro escalón hacia el siguiente nivel, Verdejo dio otro paso, pero en el sentido opuesto: sigue bajando de nivel.
Y de eso se trata esta columna, abordar su presente para visualizar el futuro. Cristopher 'Pitufo' Díaz venció con autoridad a Efraín Esquivias y Félix Verdejo superó en las tarjetas al nicaragüense Oliver Flores que lo complicó más allá de cualquier especulación previa. En el caso de Pitufo, su actuación tranquiliza, en el caso de Verdejo, preocupa, enciende alarmas y obliga a reflexionar.
¿CUAL ES EL VERDADERO VERDEJO?
Es la pregunta obligatoria, ante las dudas que transmiten los altibajos de Verdejo. Es el invicto que muestra la fría estadística, es el prospecto que arrasó a sus primeros rivales fomentando la ilusión de que estábamos frente a un futuro campeón indiscutible o es ese Verdejo que ha perdido actitud, parece haber perdido la potencia en su golpeo y lo peor, parece carecer de confianza en sí mismo. ¿Cuál es el verdadero?
El Diamante sigue ganando, es verdad. Pero no lo hace con autoridad, no es convincente ni logra atropellar a rivales que - en teoría - son más débiles ante una figura que se supone ya pertenece al primer nivel. Los abucheos de la platea que fue a vitorearlo, en la que se supone fue la batalla previa a su primera gran prueba por un título mundial en junio, es clara muestra de que el tiempo para brillar en la elite del boxeo aún no ha llegado para Félix Verdejo.
Por cuál razón ese tiempo aún no ha llegado para alguien con tantas condiciones, es una pregunta que puede tener muchas respuestas. No es una novedad recordar que fuera del cuadrilátero Verdejo no ha cumplido con el manual de un profesional comprometido con su futuro. Es sabido que el primer enemigo de todo pugilista profesional no se encuentra dentro de los cuadriláteros. Ese enemigo vive afuera, con sus tentaciones, con el precio del éxito temprano, con la falta de referencias y un liderazgo firme en la conducción. Son cosas que tienen solución, pero no basta con asumirlas. Si existen hay que combatirlas.
El manejo de la vida personal influye en el compromiso del púgil a la hora de afrontar los grandes desafíos. Si Verdejo tiene problemas en ese aspecto, no está solo en la aventura. A otras promesas del boxeo también les ha ocurrido. No obstante, una cosa es adecuar el compromiso de un prospecto cuando arranca su historia en el boxeo a la de un invicto a punto de cumplir 24 años, con un historial inmaculado de 23 victorias y a punto de realizar su primera gran pelea de título. Sin certeza sobre su actitud, es temerario permitirle un desafío de ese calibre.
Si nuestra presunción no es correcta y la anterior no es una razón para el bajo rendimiento, deberíamos considerar si Verdejo no llegó a su límite y no es aquello que imaginábamos. El vértigo con el que hoy se construyen carreras de grandes promesas es proclive al engaño. Siempre se depende de los primeros rivales, que a veces no dan la talla y esas promesas construyen su palmarés sobre una larga lista de figuras de tercer o cuarto nivel. Eso, quizás, explique los problemas que ha comenzado a tener Verdejo a medida que aumenta el nivel de su oposición. Tampoco en esto habría certeza, pero esa duda obviamente es suficiente para desaconsejar una pelea de título hasta que no se pruebe antes lo contrario.
La tercera posible razón, por estos días ha sido tendencia en las redes sociales: la esquina de Verdejo. No son pocos los que reclaman un cambio radical en los métodos de entrenamiento y hasta en la necesidad de campamentos más largos y en otros lugares alejados de las distracciones. Si Verdejo quiere ser campeón, que trabaje duro para ello. Concentrado y bajo una disciplina rígida. La presencia de otro u otros entrenadores, se entiende que traerá nuevas herramientas, nuevos métodos de trabajo y hasta renovaran el entusiasmo de un púgil en proceso de aprendizaje como Verdejo.
Las razones pueden ser muchas, pero es indudable que en todos los casos la conclusión de toda especulación sobre el futuro de Verdejo termina en lo mismo: no está listo para una prueba de título. Y si recordamos que su próxima pelea está anunciada para el 10 de junio en Nueva York, posiblemente contra el vencedor de la batalla del 8 de marzo entre el campeón OMB de los ligeros, Terry Flanagan, y el retador Petr Petrov, la "crónica de la posible derrota anunciada" de Verdejo, ya tiene día, hora y lugar.
PITUFO, "CON LUZ AL FINAL DEL TUNEL"
A Cristopher 'Pitufo' Díaz lo consideramos el "Prospecto ESPN del 2016" y en su presentación ante Efraín Esquivias no nos defraudó. Ante un rival siempre peligroso como examinador, pero que no calzaba sus mismos puntos, Pitufo debía ganar con autoridad. Y lo hizo. Mostró no solo autoridad, lució determinado, comprometido y con el hambre adecuada para demostrar a todos que sus ambiciones son reales y justificadas.
En una categoría de tanto nivel como las 126 libras, ninguna buena demostración es demasiado. La exigencia mayor para Pitufo no pasaba tanto por la victoria, sino por la forma en que la misma llegaría, por la personalidad que demostrara ante el favoritismo en aumento y por sobre todas las cosas, por la superación que demuestre pelea a pelea. A un rival como Esquivias que venía de tres derrotas consecutivas debía atropellarlo y eso hizo para no dejar dudas.
Necesariamente en las próximas batallas deberá aumentar la calidad de la oposición. Si así fuera, los venideros desafíos será cruciales para ratificar todo lo que promete Díaz y saber si está en condiciones reales de ir por un título mundial en este mismo 2017. Lo demostrado hasta hoy, permite mantener esa esperanza.