Román "Chocolatito" González es cuatro veces campeón en cuatro diferentes divisiones, se encuentra invicto en 46 salidas al ring, está muy cerca de igualar el récord de Rocky Marciano y Floyd Mayweather Jr.(se retiraron invictos en 49 peleas) y por segundo año consecutivo ha sido electo como el mejor Libra por Libra del planeta. Son conquistas increíbles para un púgil de las llamadas divisiones pequeñas y que procede de una escuela boxística, como la nicaragüense, que no puede ser considerada entre las mayores. A semejanza de la gesta deportiva histórica de su coterráneo Alexis Argüello, en los años 70-80, cada pelea, cada victoria y cada regreso de Chocolatito a su país, despiertan la emoción y la euforia de una verdadera causa nacional.
Esa virtual "Chocolatitomanía" que se adueñó de la afición nicaragüense, ha hecho nacer por consecuencia inevitable una confrontación entre las anteriores y las actuales generaciones de fanáticos: Alexis o Chocolatito, ¿quién mejor que quién? Es una discusión que se eterniza en las redes sociales, que encuentra adeptos o detractores por igual y que acumula razones donde siempre predomina lo emocional sobre lo racional. Todo en bien de favorecer a una carrera sobre la otra.
Ahora bien, ¿es posible comparar lo que en teoría resulta imposible de comparar? No, definitivamente, ello es imposible. Porque decidir que una carrera sea mejor a la otra enfrenta innumerables peajes, algunos insalvables y otros donde la línea del tiempo impide la existencia de rutas paralelas entre sí. Es el caso de Argüello y González. Técnicamente es imposible definir si uno fue mejor que el otro, no obstante, sí se puede medir el valor de cada gesta y confrontarlas mediante argumentos. En ese territorio se pueden tener conclusiones sólidas y consistentes. Y ese es el cometido de esta columna de reflexión incluida en el segundo episodio de la Serie Alexis Arguello, las luces y las sombras del Legado: evaluar los merecimientos de los dos ídolos nicaragüenses a la hora de medir su lugar en la historia.
EPOCAS DIFERENTES, CONTEXTOS DIFERENTES
Alexis Argüello fue como aquellos conquistadores que se arriesgaron rumbo a lo desconocido para abrir nuevos caminos a las futuras generaciones. En su trayecto no sabían que encontraría, ni cuanto arriesgaban en ello. "El Flaco" Explosivo fue eso, un conquistador que llegó a destino, abrió el camino a las nuevas generaciones y sufrió las consecuencias del esfuerzo por triunfar.
Era una época diferente, donde el boxeo no tenía a disposición los recursos económicos del presente ni tampoco la múltiple exposición con que cuenta en la actualidad. En esa actualidad donde cumplió su proceso evolutivo la carrera de Román González.
En esto de medir las hazañas de nuestros ídolos cada época construye cada contexto y es evidente que el de Alexis fue un campo minado, donde, para triunfar, no alcanzaba con el talento natural. Los grandes campeones, para llegar a sus metas debían sortear obstáculos que el presente fue eliminando en aras de alimentar la necesidad de figuras como objeto comercial.
Hoy el mercado favorece a las cualidades individuales. Hoy los promotores tienen "orejas" buscando al futuro campeón en los más recónditos lugares del planeta. Más aún, basta la "viralización" de un buen KO para que el autor de la "hazaña" tenga su nombre escrito en la lista de prometedores prospectos. La época de Alexis era enemiga de cualquier figura emergente en un país sin tradición en ese plano. Argüello rompió esa tradición y puso en marcha un andamiaje que ya dio doce campeones mundiales. Chocolatito - en cierta forma discípulo del "Flaco Explosivo" - es consecuencia de ese impulso, por ello carece de un elemento que es único de Alexis: "ser precursor". En la larga historia futura, ese detalle será inamovible por siempre.
DISTINTAS ESTRUCTURA, DISTINTA OPOSICION
Las diferencias estructurales entre un boxeo (época de Alexis) y el otro (época de Chocolatito), también juegan su partido a favor de uno y en contra del otro. Y hay que empezar por la frecuencia con que cada campeón debía subir al cuadrilátero. Alexis en 1974, realizó siete peleas, entre ellas dos de título mundial. Perdió la primera contra Ernesto Marcel y ganó la segunda, contra Rubén Olivares, cuando conquistó su primera diadema universal. En el pasado año 2016, Román González, ya como mejor Libra por Libra del planeta, apenas realizó ¡dos peleas!
A los campeones le basta en la actualidad con defender sus coronas un par de veces y tienen hasta derecho de elegir rivales, algo controversial y que se presta a la manipulación de muchas carreras que son ajustadas a las conveniencias del monarca. En la época de Alexis, no existían tantas divisiones ni tantos títulos a disposición. Había que enfrentar a la mejor oposición, o sea, había que demostrar ser el mejor en cada pelea enfrentando a lo mejor.
Pero había otras diferencias astronómicas sobre el desgaste al cual eran sometidos los pugilistas de primer nivel. A la mayor cantidad de peleas por año, a la mayor calidad de los rivales a enfrentar, se sumaba la mayor cantidad de asaltos, 15 por pelea, algo que definitivamente requería de otras condiciones físicas y mentales en esos atletas para soportar castigo y desgaste por igual.
Pero si eso no alcanza para comprender el valor de ser campeón en esas condiciones, hay que sumar la falta de recursos para poder entrenar, la diferencia de recursos médicos para proteger mejor a los atletas y hasta la posibilidad actual, de recurrir a los recursos digitales para acceder a información de utilidad (videos, etc) que siempre necesita la esquina del pugilista para preparar sus batallas.
Antiguamente todo se solventaba con profundos conocimientos o por la mera intuición a la hora de elegir el camino correcto. No por un acaso, el gran hacedor de la carrera de Argüello fue Eduardo Román, un hombre con una profunda preparación universitaria, política y social que puso a disposición de la carrera de su protegido.
Las dificultades que en su camino enfrentaron Alexis y Chocolatito son tremendamente diferentes. Argüello ya sabemos que salvó el desafío con buena nota, Chocolatito no sabemos si lo hubiera salvado. Por ello, también en este rubro hay un solo competidor y por ende un solo ganador: "El Flaco Explosivo".
FORMA DE BOXEO E INFLUENCIA SOCIAL
Alexis fue talento intelectual, Chocolatito es talento natural. Argüello aprovechó sus condiciones para adecuarlas a aquello que resolvería sus problemas económicos y que atendería sus ambiciones de progreso. González se descubrió con aptitudes propias de su ADN, había un gimnasio esperando para que las empezara a desarrollar y muchos dirigentes listos para empujar esa carrera dentro y fuera de Nicaragua.
En Argüello el boxeo fue un camino ocasional, en Román fue un camino elemental. Esa diferencia establece la ruta de los respectivos desempeños. Alexis tan agresivo como Chocolatito, pero superior en lo técnico, en el manejo de cada combate, en la lectura de sus rivales y en la administración de su boxeo. En ese aspecto, sus características físicas no son comparables, pero si el uso dado por cada uno a sus mejores herramientas. Los dos iguales de eficientes y certeros, pero Alexis tuvo más variedad en el uso de sus recursos, de lo que hoy nos muestra Chocolatito.
En la búsqueda de esos puntos de equilibrio entre un boxeo y el otro, no hay mucha duda sobre cuál fue el mejor debido a su desempeño en el ring. Alexis supera a Román no solo por lo que es simple de apreciar en sus mejores batallas, también lo supera por la suma de su estadística, peleó 90 veces en toda su carrera. Chocolatito recién lo hizo en 46 ocasiones. Sería justo evaluarlo en este rubro cuando haya llegado (si es que llega) a las noventa peleas. Hasta entonces, El Flaco Explosivo seguirá siendo mejor boxeador.
Y si bien es un valor agregado que Chocolatito haya llegado a cuatro títulos mundiales, en esta época infelizmente ese dato ha perdido valor por la forma en que la necesidad mediática y comercial ha vulgarizado la conquista. Hay campeones que han invadido una división para sumar una nueva diadema a su estadística gracias a una sola pelea de oportunismo, como fue el caso de Miguel Ángel Cotto (contra Sergio Martínez) y Saúl "Canelo" Álvarez (cotra Miguel Angel Cotto).
Hoy, ser cuatro veces campeón tiene menos valor que ser tres veces campeón en la época de Alexis Argüello, donde las exigencias eran de otro tipo ni había tantos títulos como en el presente.
A todo ese cúmulo, agreguemos las diferencias en la influencia social de uno y otro. Con sus luces y sus sombras, la repercusión social de Argüello en la sociedad nicaragüense ultrapasó la historia y no solo lo convirtió en letra narrada y monumento, Alexis es una leyenda inspiradora repleta de matices, a cuál de todos más valioso o controversial llegado el caso.
Es imposible que Chocolatito consiga algún día ese grado de trascendencia social, por aquello mencionado al comienzo de esta columna: su talento es natural, su camino es obvio y jamás escapará (felizmente) del entorno deportivo. Lo de Alexis fue una epopeya, en la cual su hazaña deportiva queda libre de todos sus pecados. La gesta fue heroica por su contexto, por sus dificultades, por la forma en que llegó al boxeo (necesidad) y porque en medio de la época más tumultuosa de la historia nicaragüense se las arregló para ser el mejor del mundo.
Las comparaciones son innecesarias, siempre resultan injustas, pero si es obligación realizarlas. Que nadie lo dude, para la historia del boxeo nicaragüense no hubo ni habrá un campeón que pueda superar a Alexis Argüello.