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Peleas de fin de año: ¿Talismán o puro ventajismo japonés?

El boxeo japonés repitió este fin de año su ritual boxístico habitual: organizar en casa varias peleas de títulos mundiales para sus monarcas en divisiones menores. Como parte repetida de ese ritual, enfrentaron a oponentes extranjeros y como sucede casi por inercia, volvieron a ganar en todas las peleas.

A las coincidencias señaladas en ese ritual, se suma otra que nos obliga a no ver todo esto como una casualidad: para los cuatro campeones nipones que defendieron en el final de 2017, no fue la primera vez. Por el contrario para Ryoichi Taguchi y Naoya Inoue se trató de la cuarta oportunidad consecutiva, mientras que en el caso de Ken Shiro e Hiroto Kioguchi fue la segunda vez que lo hacen durante la celebración mundial.

Las estadísticas no mienten, en pesos menores, en esos combates los nipones parecen invencibles. No solo ganan, en la mayoría de los combates, apabullan y dominan con excesiva autoridad a sus rivales, especialmente cuando se trata de oponentes que viajan de Europa o de esta parte del mundo (América). ¿Casualidad o estrategia exitosa fríamente calculada?

El talismán, no obstante, parece que no funciona más allá de las 115 libras, especialmente cuando son campeones latinos que llevan su cetro a exponerlo en tierras niponas. El 31 de diciembre del 2016 el panameño Jezreel Corrales defendió con éxito la corona que ese mismo año ante el japonés Takashi Uchiyama por el cetro AMB de las 130 libras. Antes de ello, el 31 de diciembre del 2014, el cubano Guillermo Rigondeaux defendió con éxito su título unificado supergallo AMB-OMB contra Hisashi Amagasa, que bajó de las 126 libras exclusivamente y únicamente para esa pelea

TAGUCHI, IOKA E INOUE , ABONADOS PERMANENTES AL 31

Ryoichi Taguchi (27-2, con 12 KOs) que nunca ha salido de Japón, es un caso emblemático. El 31 de diciembre de 2014 ganó el título AMB de las 108 libras contra el peruano Alberto Rossel, Ha realizado desde entonces siete defensas y nunca faltó su defensa de fin de año. El 31 de diciembre de 2015 venció al colombiano Luis de la Rosa y el mismo día pero del 2016 empató ante el venezolano Carlos Canizales. Este 31 de diciembre, mientras tanto, volvió a ganar y sumó el cetro FIB que estaba en poder de su derrotado, el filipino Milan Melindo.

Naoya Inoue (15-0 con 13 KOs) es un caso semejante, perodifiere en algunos detalles. Ha peleado durante los últimos finales de año, aunque no lo hizo exactamente el 31 de diciembre. El 30 de diciembre de 2014 noqueó en dos asaltos al argentino Omar Andrés Narvaez, el 29 de diciembre de 2015 en el mismo round noqueó el filipino Warlito Parrenas, el 30 de diciembre de 2015 venció al también japonés Kohei Kono y este pasado 30 destruyó al francés Yoann Boyeaux en menos de tres episodios.

Inoue, asimismo, salió una vez de Japón y realizó una extraordinaria presentación en Estados Unidos, ante Antonio Nieves, un rival de segundo nivel y que venía de una derrota. Naoya ahora subirá a las 118 libras y nos quedamos con las ganas de verlo fuera de Japón y ante rivales más sólidos, que por estos tiempos han abundado en las 115 libras.

Kazuto Ioka (22-1 con 13 KOs), el monarca AMB de las 112 libras, es otro abonado permanente al ritual de fin de año que incluso supera a los dos anteriores ya que lo ha hecho dfendiendo en 112, 108 y 105 libras. El 31 de diciembre del 2016 venció al tailandés Yutthana Kensa, en el 2015 le tocó perder al argentino Juan Carlos Reveco, en 2014 el que cayó fue el venezolano Jean Piero Pérez, en 2013 el nicaragüense Félix Alvarado, en 2012 noqueó en seis asaltos al mexicano José Alfredo Rodríguez mientras que en 2011 derrotó al tailandés Veerawut Yuthimitr.

A ellos, apenas como ejemplos, podemos sumar al campeón CMB de las 108 libras, Ken Shiro, que peleó y ganó dos veces en fechas similares y al campeón FIB de las 105 libras, Hiroto Kyoguchi (9-0 con 7 KOs) que defendió por segunda vez un fin de año noqueando al nicaragüense Carlos Buitrago.

¿VENTAJISMO O TRADICION?

Pelear en estas fechas tradicionales sin duda es una tradición japonesa, hay que aceptarlo. No obstante es necesario también aceptar que cualquier ventaja que los púgiles nipones puedan tener se incrementa por esas fechas, especialmente cuando enfrentan a rivales que cruzan todo el mundo y en medio de una celebración especial.

Es un tema cultural. Las tradicionales fiestas tienen una influencia total sobre el estado de ánimo de los latinos. Es el momento en que la familia se reúne, donde impera un clima festivo de especial trascendencia para quienes cultivan la relación familiar. Es el momento en que la gente se toma vacaciones y el ambiente de paz toma cuenta de nuestra atmosfera personal. Pelear en esas fechas, para nuestra cultura exige ciertas condiciones mentales y crea desafíos difíciles de superar.

El caso del nicaragüense Carlos Buitrago puede ilustrar perfectamente ese clima. Debió exigirse durante las últimas semanas en un campamento lejos de su hogar y su familia, para dar un peso al que ya le es casi imposible. Lo vimos deshidratado y en una preocupante condición física previo a su pelea. Más allá de las condiciones de su rival japonés, el nicaragüense dio toda clase de ventajas. Como las dan todos los que viajan al otro lado del mundo y a pelear en estas fechas. Máxime en los pesos menores donde cada libra cuenta, al contrario de los pesos superiores.

Si bien se respetan los simbolismos, sería bueno que el próximo fin de año los japoneses cumplan la tradición pero fuera de su casa. Que sean ellos los que viajen y se adapten a nuestro horario para pelear el 31 de diciembre. Es posible que la celebración sea diferente, sin ventajismos ni simbolismos.