Boxeo
Bernardo Pilatti | ESPN Digital 5y

Expectativa boxeo 2019: Peleas de marca, streaming y pequeñas ligas

A sesenta días del inicio de un nuevo año para el boxeo de primer nivel, se siguen acumulando los rumores y anuncios que transforman las expectativas en un enorme signo de interrogación, donde cada vez más planea la incertidumbre, en medio de una dramática transición hacia un nuevo modelo de difusión que tiene al 2019 como su año cero.

Las peleas esperadas cada día parecen más lejanas, batallas pactadas mirando más por su impacto comercial que por el éxito deportivo se siguen sumando a la posible agenda, combates alucinados más propios de las disciplinas donde impera la fantasía o la ficción y no el verdadero deporte de contacto aparecen con fuerza en el horizonte cercano y el manejo de las carreras de las principales figuras transcurre más tiempo en los escritorios que dentro de los cuadriláteros.

Los actores principales generan una sensación de caos sobre sus verdaderas intenciones. Se manejan los posibles rivales eligiéndolos con el dedo y no existe un plan deportivo que permita esperar una ruta lógica. Todo ello en medio de ese cambio que en el 2019 tomara su rumbo definitivo con fuerza: la transmisión casi absoluta del boxeo de primer nivel vía streaming.

La explosión de disgusto que recientemente externó el presidente de TopRank, Bob Arum, cuando llamó al empresario boxístico Al Haymon como un “cáncer del boxeo” al asegurar que ha evitado y seguirá evitando muchas de las más grandes batallas en el deporte, parece un símbolo de lo que estamos aquí analizando.

La afirmación de Arum, más que una denuncia, es la prueba fehaciente de que el modelo de negocio actual del boxeo es obsoleto, egoísta, poco inteligente y hasta lo podríamos catalogar de suicida. Una verdadera carrera hacia un futuro incierto en el que cada promotor vela primero por sus intereses y después por los del deporte en su conjunto. O sea, es “pan para hoy y hambre para mañana”.

Es ciertamente imposible mantener el interés del aficionado sobre un deporte donde los mejores eligen sus rivales, donde esos mejores, en general, se enfrentan a rivales tomados de su propio patio, o van directamente por los títulos sin eliminatorias previas o enfrentando a los mejores de su propia división y donde siempre quedará en el limbo de la credibilidad deportiva la honestidad de los resultados.

¿Alguien se imagina que por miedo al resultado en la Liga Española eviten enfrentarse Barcelona y Real Madrid o que en la NBA el equipo de Stephen Curry no quiera enfrentar al de LeBron James? ¿Se imaginan el futbol de Europa si no existiera la UEFA Champions League o la Eurocopa, donde los mejores van contra los mejores después de ganarse ese derecho jugando muchos partidos y venciendo a todos los rivales?

LAS PEQUEÑAS LIGAS

El escenario parece definido, la mayor parte de las grandes figuras del boxeo de primer nivel se repartirán entre TopRank, Golden Boy Promotions, Al Haymon y Matchroom. Un peldaño o dos por debajo, vendrán empresarios independientes o ex boxeadores asociados a los mismos, como Lou DiBella, Frank Warren, Miguel Angel Cotto, Floyd Mayweather, Manny Pacquiao, etc. y más atrás una larga fila de empresas, promotores independientes, manejadores y similares buscando una puertita por la cual encontrar una oportunidad para sus pupilos.

Ha sido, es y parece que seguirá siendo hasta el infinito, un mundo boxístico plagado de pequeñas ligas, donde está prohibido perder y donde el primer rival en la lista de los posibles, será alguien del mismo establo o algún campeón mediocre de esos que cada tanto aparecen de manera inexplicable ostentando un cinturón universal.

Es una cuestión de sentido común entender la razón de citar lo de “pequeñas” y muy fácil comprender que, de esa manera, difícilmente este negocio pueda ir más allá de donde ha llegado.

LA INCOGNITA DEL STREAMING

El boxeo ha llegado a una nueva era de difusión, el streaming, y necesariamente hoy es más lo que se desconoce que lo que se conoce, sobre la forma que ello impactará en la cultura del fanático. Son demasiados años contemplando boxeo bajo el sistema que impusieron las grandes cadenas televisivas.

El 2019 plantea a los aficionados habituales un nuevo desafío, especialmente en Estados Unidos, en cierta forma el sostén mayoritario de toda esa industria. Mes a mes ira en aumento el número de peleas a las que solo se tendrá acceso mediante aplicaciones, un campo liderado en principio por ESPN+ y al que se termina de incorporar Dazn, pero que, increíblemente, ya tiene un nuevo competidor en el propio Facebook.

No hay dudas en vaticinar que muy pronto cadenas como Showtime, que se mantienen firmes en la grilla televisiva, también apostarán al mismo mercado y en el 2019 es de esperar que otras empresas que inviertan en el campo de las plataformas digitales, incorporen el boxeo a sus ofertas.

La oferta variada hará más disperso el mercado y al fanático, a la hora de gastar, le obligarán a tomar partido diversificando sus gastos. Seguramente elegirán comprar “calidad y no cantidad”. Es posible que, en ese momento, muchos promotores se den cuenta que han sido egoístas consigo mismos y entenderán que con su afán “de no perder”, habrán terminado “no ganando".

Sin duda, la apatía, la indiferencia o el hastío, serán algunos de los peores males que pueden convertirse en una tendencia entre los fanáticos y el desinterés puede terminar matando el negocio. No hay ninguna duda en afirmar que solo con una política de trabajo que a todos los actores involucre y que ponga el interés de los aficionados por encima del negocio, tendrá éxito el streaming y sobrevivirá el boxeo como deporte y como negocio.

LAS PELEAS DE MARCA

Tan temprano como en diciembre, Saúl “Canelo” Alvarez enfrenta al campeón regular AMB de las 168 libras. Lo eligió personalmente. Pudo haber elegido al principal monarca AMB en esa categoría, Callum Smith (súper campeón).

¿Si deseaba hacer historia de verdad, por qué no enfrentar al súper campeón, reciente vencedor del Trofeo Ali en la súper serie (WSS) y ganador del título de la revista Ring en vez de elegir a un monarca – en este caso y con todo respeto – “clase B”? La explicación es una sola, Canelo se convirtió en un campeón de marca y ya sabemos que en el mundo comercial “la marca” debe ser protegida y no debe desvalorizarse. O sea, perder aparentemente provocará eso mismo.

En el mismo contexto, la marca, debemos considerar la estrategia de Manny Pacquiao recurriendo a una figura payasesca como Adrien Broner para seguir estirando su carrera. O Floyd Mayweather obstinado en insistir con sus aventuras híbridas con la UFC o Julio César Chávez Jr. que parece determinado a exprimir su apellido hasta el infinito o Mikey García asociado a Al Haymon para pelear contra un rival dos categorías más arriba, pero que pertenece al mismo establo como Errol Spence Jr. o el propio Jermall Charlo que sigue eligiendo rivales a modo para protagonizar peleas de resultado conocido.

Faltan dos meses para el 2019, será un año donde todo puede suceder y hasta podría ser prematuro el pesimismo sobre el éxito del boxeo como deporte. Sin embargo, hay algo sobre lo cual estamos totalmente seguros, si se mantiene la actual dispersión, las grandes empresas boxísticas; los grandes, medianos y pequeños promotores, los grandes organismos y las grandes empresas de difusión de este deporte, necesariamente tendrán que bajar a tierra, unirse y crear, así sea, un mínimo espacio de entendimiento en conjunto y por el bien de todos.

Diseñar una línea de acción futura que respete el deseo de la platea y le dé oportunidad de crecimiento a todos, parece ser el único remedio para todos los males que amenazan al boxeo de primer nivel.

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