Supongo que no será la última porque dejaste ver esta semana en ESPN KNOCKOUT El Show que te quieres despedir en su natal Filipinas y que antes de eso quieres pelear con Terence Crawford o Errol Spence, pero hoy, 21 de agosto del 2021, es un buen momento para reconocerte.
Debutaste como profesional con mucha hambre en 1995, y hoy, 26 años después, esa hambre continúa empujándote al más alto nivel. Es cierto, el hambre de antes era de comida, la de ahora es de gloria, pero vaya que te ha llevado a lo más alto.
Campeón mundial en seis diferentes categorías, algo histórico y conseguiste ocho títulos en total. Fuiste una máquina humana que lo mismo generó dinero que emociones. Desafiaste a lo mejor en su momento y por lo regular, saliste bien librado, aunque también tuviste encontronazos duros con la derrota y volviste.
La primera vez que tuve la oportunidad de cubrir una de tus peleas fue en enero de 2006 cuando derrotaste en la revancha a Érik Morales. Peleón ante un lleno en el Thomas & Mack Center. Te vi derrotar a Marco Barrera, a construir una épica y frenética serie ante Juan Manuel Márquez, te vi darle una tunda a David Díaz y a Antonio Margarito, retaste a la lógica subiendo dos divisiones para enfrentar y vencer a Óscar de la Hoya, noqueaste de manera brutal a Ricky Hatton, vi cuando te robaron ante Timothy Bradley, te vi noquear a Miguel Cotto y te vi consagrarte en una de las grandes figuras de este deporte. Lo de aquella noche con Floyd Mayweather podemos olvidarlo unos minutos.
Hubo algunas cosas que me impresionaron de tu carrera. Tus pantorrillas (jaja), tu movimiento de piernas en el ensogado que volvió loco a más de uno, ese misil de mano izquierda que Dios te regaló. Me impresionó también la mancuerna especial que formaste con Freddie Roach, quien te hizo un gladiador mucho más completo.
Si este sábado te vas, mañana mismo el Salón de la Fama estará con las puertas abiertas para recibirte, y en realidad, me gustaría que te fueras esta noche, seguramente como campeón del mundo, pero sé que te gusta hacer historia y que quieres un reto mucho más grande para ponerle una décima cereza al pastel.
Inspiraste a muchos Emmanuel Dapidrán Pacquiao, hiciste que muchos millones de personas en el mundo se acercaran de nuevo a este deporte, porque hasta hoy sigues siendo el rostro del boxeo. Debajo del ring, te deseo más éxito de lo que ya tienes en tus proyectos políticos y que Dios te de mucho más para que sigas compartiendo con tu gente de Filipinas.
Gracias también por cada momento bajo el ring. Siempre que te pedí una entrevista me la concediste, y siempre con una sonrisa que inspiraba generosidad, gracias porque cada que los fans te pidieron un autógrafo o una foto estuviste ahí para ellos, gracias por darnos la oportunidad de haber ser sido testigos de la historia a tu lado. Gracias 'Pacman'.