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Con la patada del triunfo, Roberto Aguayo se compró tiempo en Tampa Bay

MÉXICO -- No quepa ninguna duda: Roberto Aguayo había fallado su primera gran prueba de NFL.

El pateador novato de origen mexicano, reclutado en la segunda ronda del draft por los Tampa Bay Bay Buccaneers saliendo de Florida State, reprobó su primer gran examen en las filas profesionales cuando erró un intento de gol de campo desde 45 yardas en la Semana 2, frente a los Arizona Cardinals.

Luego vinieron más dudas; vinieron más fallas.

Ante Los Angeles Rams en la Semana 3, hubo un gol de campo fallado desde 43 yardas, junto a un intento de punto extra.

Y esta noche, en el gran escenario del "Monday Night Football" y enfrentando al campeón defensor de la NFC, los rivales divisionales Carolina Panthers, Aguayo arrancó su noche convirtiendo apenas dos de tres intentos de gol de campo, con los yerros llegando desde 46 yardas en la primera mitad, y 33 yardas contra el poste derecho en la segunda.

Después de la segunda oportunidad desperdiciada de la noche, el mariscal de campo Jameis Winston --su también compañero de equipo en Florida State y parte, como Aguayo, de los Seminoles campeones del 2013-- se vio obligado a acercarse para brindar palabras de apoyo.

La decepción en el rostro de Aguayo era evidente. La presión sobre sus hombros, casi palpable a la distancia y a través del televisor. Después de todo, se trata del pateador reclutado en el puesto más alto del draft en más de una década, cuando los New York Jets eligieron a Mike Nugent en la segunda vuelta del sorteo del 2005.

Por si fuera poco, Aguayo arribó con el cartel de ser el pateador de lugar más preciso en la historia del fútbol americano colegial (88.5 por ciento de efectividad), y con una marca perfecta en intentos de gol de campo de 40 yardas o menos.

Encima de todo, los Buccaneers debieron entregar selecciones múltiples de draft --las N° 74 y N° 106 globales, de tercera y cuarta ronda, respectivamente-- para colocarse en posición de seleccionar a Aguayo hacia el término de la segunda vuelta.

Posiblemente, fue ese precio tan alto que pagaron los Bucs por Aguayo, la única razón por la que no fue cortado antes. A ningún gerente general le gusta admitir tan claro, tan pronto, que cometió un error grave.

Por eso, fue tan importante que Aguayo no fallara un examen más de NFL. Con 3 segundos por jugar, el pateador ingresó una vez más al campo, cargando visiblemente el peso de las dos fallas previas en la noche, con la oportunidad no solamente de romper el empate a 14 puntos que reflejaba el marcador del Bank of America Stadium, sino también con la misión de darse una oportunidad más con el equipo que creyó lo suficientemente en él como para ignorar una de las reglas no escritas del draft: "Pateadores, hasta las rondas finales... si acaso".

La tensión escalaba.

"No estaba cómodo", admitió el entrenador en jefe, Dirk Koetter, respecto a la distancia del intento definitorio. "No podíamos acercarnos lo suficiente".

La patada de Aguayo fue perfecta, cruzando los postes por el centro.

Volvió a respirar el pateador; volvió a respirar el resto del equipo, comenzando desde la gerencia.

"Así es, cuando debes salir y hacer lo que debes hacer", relató un notoriamente aliviado Aguayo a John Sutcliffe de ESPN al término del encuentro. "Obviamente no estoy contento con fallar dos, pero durante el juego... obviamente es un juego de equipo, mi defensa me dio otra chance, y Jameis fue y me dio otra oportunidad y acepté. Quería esas dos pa' atrás, pero hice la más importante y ganamos".

Aguayo aprobó una prueba crítica esta noche. Una falla más podría bien haberle dejado sin empleo en Tampa Bay. Una falla más lo podría haber consolidado, en términos inequívocos, como uno de los fiascos más grandes en la historia del draft de los Buccaneers.

Por ahora, ese juicio queda en espera. Aguayo no se ha salvado definitivamente. Se desempeña en una posición de ritmo y de rachas, y una patada no significa que Aguayo haya encontrado su ritmo, o que se halle en una racha positiva.

Esta noche Aguayo ganó el partido para su equipo, pero en lo personal, sólo se compró tiempo.