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El mensaje en México fue muy claro: "¡Más NFL, por favor!"

MEXICO -- Por estos lugares, lo llaman Tony Pomo.

Sí, rima con "Romo".

"Pero hay más que eso a simple vista", apunta Roberto García, mientras usa su mano derecha para hacer el gesto típico cuando uno se refiere a tomar un trago de alcohol.

Como pueden ver, y García con gusto explica, pomo es la jerga para una botella de licor fuerte. Y Tony Romo, la estrella de los Dallas Cowboys quien ahora es un mariscal de campo sustituto, ha recordado a muchos fanáticos mexicanos de la NFL (incluyendo al propio García) a un hombre que consume mucho, ya saben, pomo. Bueno, eso es por todas las lesiones y esas cosas.

"Siempre está lesionado", dice García entre risas. "Siempre está fuera de labor".

La NFL regresó a México en estos días, programando al Monday Night Football, su tradicional encuentro de los lunes por la noche, en ese país; aparte de organizar un festival del fanático por tres días previos al partido. Aman al fútbol americano en estas tierras, aún si el otro fútbol, el llamado soccer, sigue siendo el deporte dominante. Lo ven, lo apoyan, discuten sobre él y bromean, usualmente asignando tontos apodos a los mejores jugadores de la NFL.

¿Mike Singletary? El Oso. ¿Todd Christensen? Hombre Lobo. ¿Dave Casper? El fantasma. ¿Andrew Luck? El hipster (algún motivo debe haber).

Son apodos sin mala intención. Por alguna razón, los habitantes de Ciudad de México suelen burlarse del mariscal de campo de los Pittsburgh Steelers, Ben Roethlisberger, y su apariencia física. Ha sido bautizado con apodos que van desde "El Cachetón", pasando por "La Hamburguesa", hasta simplemente, "El Gordo". Y lo hacen por puro cariño.

"Realmente amamos a la NFL aquí", dice José Antonio Bohón, un apasionado aficionado a los Minnesota Vikings. "Que podamos tenerla aquí, de vuelta en México, es simplemente increíble".

Se estima que México cuenta con una base de 23 millones de aficionados a la NFL, la mayor cantidad en un país distinto a los EE.UU., y un número que suma a las poblaciones de New York, Los Angeles, Chicago, Philadelphia, Houston y San José. Una multitud de 76,743 almas asistieron a un repleto Estadio Azteca para presenciar el triunfo de los Oakland Raiders sobre los Houston Texans por marcador de 27-20, y la asistencia hubiese sido mayor de no ser por recientes renovaciones al coso capitalino.

Las dos mayores asistencias a partidos de la NFL se registraron en encuentros celebrados en el Azteca en 1994 y 1998, con multitudes de 112,376 y 106,424 personas, respectivamente, y eso fue en juegos de pretemporada.

Millones de personas vieron el juego del lunes, el primero en Ciudad de México celebrado desde 2005, cuando un partido dominical en la noche entre los Arizona Cardinals y San Francisco 49ers atrajo a un total de 103,467 personas a salir de la comodidad de sus hogares. Y en los días previos, el festival del fanático se celebró en el Parque Chapultepec. Los aficionados corrieron sprints de 40 yardas, hicieron patadas de despeje, se probaron uniformes de la NFL, tomaron fotografías de anillos del Super Bowl y posaron con el Trofeo Vince Lombardi. Cada estación estaba repleta con filas largas.

"La gente cree que sólo nos gusta el soccer", dijo Eduardo Corrales, de 21 años y aficionado a los New England Patriots. "Creo que esta es una oportunidad para que la gente en Norteamérica entienda que aquí hay muchos fanáticos, mucha gente, a quien le gustaría ver más juegos de temporada regular de la NFL. Esta es una buena oportunidad para que el fútbol americano siga volviendo y creciendo. Los mexicanos lo estamos recibiendo con gran placer".

Para comprobarlo, uno no necesita ver muy lejos. Sólo hay que fijarse en los nombres en las espaldas de las camisetas.

Es todo un espectáculo.

Obviamente, podíamos ver los grandes nombres. Había muchas camisetas de Peyton Manning, Aaron Rodgers, Tom Brady e incluso el propio "Cachetón". También había camisetas de jugadores históricos (Joe Theismann, Roger Staubach, Joe Montana, Jim Kelly). Y ciertas ex estrellas (Tiki Barber, Zach Thomas, Patrick Willis, Tedy Bruschi). Y otros nombres estelares con los equipos equivocados (Albert Haynesworth con los Redskins, Drew Brees con los Chargers, Brian Dawkins con los Broncos, Randy Moss con los Raiders). Y otros sumamente raro (¿Matt Cassel? ¿Todd Heap? ¿Dwayne Bowe? ¿Aaron Dobson?).

"Hay un apoyo creciente por cada equipo", dijo Josué Álvarez, de 22 años. "Sigue creciendo cada vez más, haciéndose más grande, con más equipos involucrados. Puedes conseguir fanáticos de todos los equipos aquí".

Aficionados como el propio Álvarez. Primero, se interesó en los Packers por su gran amor... por el queso. "Es una obsesión", nos dijo. Ahora, se sabe los nombres de cada jugador en su roster.

O el propio Bohón, vestido en uniforme completo de los Vikings porque, de niño, creía que Fran Tarkenton estaba "adelantado a su tiempo".

O Erick Colin Mena, de 36 años, quien siempre estuvo fascinado por la ciudad de Boston y vestía una sudadera que rezaba: "Vivo en México pero mi equipo está en Nueva Inglaterra".

O Mario Hernándes, de 26 años, quien vistió un disfraz de los Raiders porque su madre le compró un morral del equipo hace nueve años y se enganchó instantáneamente.

"Hay algo en los colores plata y negro que los mexicanos adoran", dijo Roberto De La Vega, de 42 años, otro fanático de los Raiders completamente vestido con la ropa de su equipo. "Son un equipo con algo mágico".

Llaman con orgullo a los Raiders "los malos".

Y sus aficionados estaban por todas partes este fin de semana.

Cuando un grupo de adolescentes posó para fotos alusivas a una fiesta de quinceañera en frente de la famosa estatua del Ángel de la Independencia, cerca de cien aficionados se apoderaron de la escena y empezaron el canto "¡Raiders!". Al escuchar que el equipo aterrizaría a las 6 p.m. del domingo, migraron en masa al Hyatt Regency para saludarlos a su llegada. Cuando se anunció que el miembro del Salón de la Fama, Tim Brown, firmaría autógrafos, se alinearon temprano. Y cuando un oficial de la NFL les dijo que aún faltaba siete horas para iniciar la sesión y que deberían encontrar algo más que hacer en el intermedio, dijeron "estamos bien".

Este no era solamente el primer "Monday Night Football" fuera de los Estados Unidos. Estos eran dos equipos de primer lugar, que combinados hacían el mayor porcentaje de ganados sumado en un partido internacional de la NFL. Era un equipo con un hogar cercano contra otro con una gran afición local, jugando en un día de fiesta nacional alusiva a la revolución mexicana. En la ciudad con la mayor población en el hemisferio occidental.

Las entradas se agotaron en 10 minutos.

"México está muy dividido", dijo Nahima Choura, periodista deportivo reconocido, actualmente con Televisa Deportes. "Tienes una mitad del país que ama y adora al fútbol soccer, y medio país que ama y adora al fútbol americano. Hemos tenido eventos muy importantes aquí, como el Clásico Mundial de Béisbol, la Fórmula Uno. Pero el que mayor emoción causa, la mayor curiosidad, es este, la NFL".