<
>

Derek Carr tiene un buen contrato, pero no es favorable para otros QBs

El jueves fue un buen día para Derek Carr y las próximas generaciones de su familia.

El quarterback de los Oakland Raiders firmó una extensión de contrato que le garantiza $40 millones depositados a su cuenta de inmediato, $70.2 millones más como seguro por lesión y le da la oportunidad de ganar $125 millones para cuando cumpla 32 años.

Viendo estrictamente el potencial valor del acuerdo en “dinero nuevo” --$125 millones por cinco años--, Carr puede considerarse a sí mismo como el jugador mejor pagado en la historia de la NFL. Bravo.

Sin embargo, en un amplio panorama, las dudas son razonables en acuerdos como este y una que ocupó mucho tiempo en la discusión fue el efecto que el contrato de Carr tendrá en el futuro cercano en los grandes acuerdos de otros quarterbacks como Matthew Stafford o Kirk Cousins.

Tras ver los detalles del contrato de Carr, esta es la conclusión: no tendrá mucho impacto.

El acuerdo de Carr es grandioso para un jugador que tenía programado un salario base en 2018, el último de su contrato como novato, menor al millón de dólares y mientras sea el “jugador mejor pagado” por un promedio anual salarial $400,000 más alto que el de Andrew Luck, su acuerdo se queda corto en relación a las garantías que tiene el de Luck.

El quarterback de los Indianapolis Colts obtuvo un seguro por lesión en su contrato por $87 millones, de los cuales $47 millones fueron totalmente garantizados al firmar la extensión de contrato en 2016.

En el caso de Cousins, quien tiene $24 millones garantizados para 2017 como jugador franquicia, o de Stafford, quien ganará $16.5 millones esta temporada en su último año de contrato, el acuerdo de Carr no es uno que estén apresurados en firmar.

La razón es que el dinero garantizado para Carr le ayuda a los Raiders. El pasador ganará $25 millones este año al combinar su bono por firmar de $12.5 millones, su bono de $7.5 millones por estar en el roster y su nuevo y mejorado salario de $5 millones y obtendrá otro bono de $15 millones por estar en el roster en 2018, mismo que está totalmente garantizado.

Sin embargo, su salario base de $7.4 millones para 2018 será garantizado hasta después del Super Bowl. La porción de garantía por lesión de su salario en 2019 (cerca de $20 millones) será garantizada hasta febrero de 2019 y la porción por el mismo concepto de su salario de 2020 (cerca de $3 millones) será garantizada hasta febrero de ese año. Para los años 2021 y 2022, Carr no tiene nada garantizado.

Esto significa, técnicamente, que los Raiders podrían cortar a un Carr sano luego de la temporada 2018 y terminar por pagarle ´”sólo” $47.5 millones. Obviamente, eso no parece probable.

El punto es que el acuerdo de Carr no afecta el mercado del quarterbacks y lo único que realmente podría afectarlo es si Cousins y/o Stafford juegan la campaña de 2017 completa y se convierten en agentes libres sin restricciones en marzo de 2018.

Para que uno de estos quarterbacks firme un nuevo contrato este verano, Washington o Detroit tendrán que hacer algo que realmente cimbre al mercado.

La mayoría de los agentes que negocian estos grandes contratos buscan que la mayor parte posible del contrato sea garantizado y cobrado en los primeros dos o tres años. El acuerdo de Carr le paga gradualmente al pasador al mantenerse entre $20 y $25 millones cada año de su duración, lo que retrasa la conversación de garantías por lesión a garantías totales año tras año.

Tom Condon, quien representa a Stafford y cuyos recientes grandes extensiones de contrato incluyen la de Eli Manning y Philip Rivers, siempre busca empaquetar las mayores garantías como sea posible en los primeros dos años.

Por ejemplo, la extensión por cuatro años y $84 millones que Manning firmó hace dos veranos se dio con con un bono por firmar de $31 millones y con el 82 por ciento del acuerdo pagado en los primeros tres años. Si le pusieran en la mesa ahora mismo el acuerdo de Carr –incluso con un promedio salarial anual ligeramente más alto—a Stafford o y Condon, dirían, “no, gracias”.

En el caso de Cousins, una selección de cuarta ronda que ganó $20 millones de dólares en dinero garantizado el año pasado y tiene $24 millones garantizados ya en la bolsa para 2917, sucede lo mismo.

El acuerdo de Carr es grandioso para él, pero Cousins saldría riéndose de su equipo si éste le presentara algo así. Sabiendo que Washington tendría que pagar cerca de $35 millones por etiquetarlo como jugador franquicia por tercer año consecutivo en 2018 (o cerca de $28.8 millones para usar la etiqueta de transición en el quarterback), probablemete Cousins necesite ver al menos $50 millones más en dinero garantizado del que podría estar ya incluido en la oferta contractual antes de firmarla.

Si Cousins está disponible como agente libre en marzo y equipos necesitados de quarterbacks y con mucho espacio en el tope salarial como San Francisco y Cleveland tienen oportunidad de firmarlo, su nuevo contrato rebasaría los $30 millones anuales.

El salario anual no es una muestra de que quarterback es mejor. Es sólo cuestión de factores de mercado, pues, por el lugar en el que están económicamente y lo que han ganado en la NFL, Cousins y Stafford están en posiciones totalmente diferentes en relación a la que ocupaba Carr.

El quarterback de los Raiders podría, quizá, haber ganado más si hubiera esperado unas semanas más, visto qué sucedía con Cousins y firmar la extensión justo antes del inicio de la temporada regular. Pero, obviamente, Carr estaba ansioso por finalizar el acuerdo y mientras éste es generoso, de acuerdo a cómo se dan los contratos modernos de quarterback, el que firmó Carr es favorable para el equipo.

Y este contrato no impacta el techo del mercado de quarterbacks para jugadores como Cousins y Stafford y Matt Ryan –otro cliente de Condon que buscará una extensión el próximo año. Estos jugadores ya sabían que rebasarían el salario de $25 millones por año.

Cuando llegue el momento para que cada uno firme su extensión, buscarán muchas cosas que no incluye el acuerdo de Carr y si están dispuestos a jugar el último año de sus actuales contratos y convertirse en agentes libres– algo que ningún quarterback sano en su mejor momento ha hecho desde que se creó la etiqueta de jugador franquicia—entonces ese será el momento en el que veremos que el mercado de quarterbacks se dispare.

Recuerden, mientras el tope salarial en la NFL ha aumentado 37 por ciento desde que Aaron Rodgers firmó su contrato hace cuatro años, el salario de los mejores quarterbacks ha aumentado sólo 14 por ciento en ese lapso y es algo que se corregirá.

La duda es qué jugador será el que inicie con esa corrección.

Por ahora, Carr tiene un contrato muy agradable, pero no es uno que vaya a hacer mucha diferencia para las próximas grandes negociaciones que se darán.