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Asientos vacíos en Los Angeles reflejan decepción por Rams y Chargers

La emoción por tener a la NFL de vuelta parece que desparece poco a poco en Los Angeles.

O rápidamente, según el cristal con el que se mire el interés por asistir a los juegos de los Rams o Chargers.

En el primer domingo en 23 años que la ciudad angelina sostuvo dos encuentros de futbol americano profesional a la misma hora, los aficionados hicieron sentir su voz sin necesidad de estar presentes en el L.A. Coliseum o el StubHub Center.

Cuando el regreso de la NFL comenzaba a hacerse realidad hace dos años, los aficionados en Los Angeles estaban conscientes de que la posibilidad de tener un equipo competitivo o contendiente al Super Bowl era lejana y aún así, su entusiasmo no decayó.

Sin embargo, su paciencia parece ser igual de escasa que hace poco más de dos décadas, cuando Rams y Raiders decidieron emigrar a St. Louis y Oakland, respectivamente, y su molestia por no tener equipos contendientes comienza a notarse en asientos vacíos.

El sábado pasado, los USC Trojans vencieron en doble tiempo extra a la Universidad de Texas ante 84,714 aficionados que prácticamente llenaron el L.A. Coliseum, que para los juegos de futbol americano colegial tiene capacidad de alrededor de 87,000 personas.

Alrededor de 3,000 lugares quedaron vacíos, pero muchos no se ocupan por motivos de seguridad. De ahí que los Trojans no tengan problemas de asistencia a sus juegos.

Un día más tarde, en la Semana 2 de la NFL, los Rams cayeron 27-20 ante los Washington Redskins en un buen duelo que 56,612 personas vieron en el legendario estadio.

Sin embargo, y pese a una sólida exhibición ante unos maltrechos Indianapolis Colts en la Semana 1, la asistencia fue menor al juego ante Washington por 3,516 personas.

La emoción por ver a los Rams en persona va en descenso. En 2016, su primera campaña en Los Angeles desde 1994, los Rams tuvieron una asistencia promedio de 83,165 aficionados (88.8 por ciento de la capacidad del Coliseum).

Luego de dos partidos en 2017, el promedio es de 58,370 aficionados (62.4 por ciento).

Chargers no mejoran el panorama
Uno creería que la liga deportiva más poderosa de Estados Unidos y quizá del mundo no debería tener problema en llenar un estadio con capacidad para aproximadamente 30,000 personas, pero la realidad fue distinta en Carson, California.

En su primer juego como anfitriones en el StubHub Center, los Chargers no pudieron llenar el inmueble, que recibió la visita de 25,381 aficionados que vieron caer al nuevo equipo ante los Miami Dolphins en un duelo que si bien fue cerrado, resultó de pobre calidad.

Y muchos de esos aficionados fueron a ver a los Chargers sólo para expresar su molestia contra el dueño de la franquicia, Dean Spanos, por haberla sacado de San Diego. El ambiente no fue del todo amigable para el equipo de casa.

La asistencia al duelo contra Miami representa el 84.6 por ciento de la capacidad del StubHub Center, inmueble creado para albergar, principalmente, futbol soccer.

Para dimensionar la crisis de credibilidad o afición que sufren Rams y Chargers, tomemos como ejemplo a los Cleveland Browns, uno de los peores equipos de la actualidad y quizá, de las últimas décadas.

El FirstEnergy Stadium, casa de los Browns, tiene capacidad para 73,200 aficionados. En 2016, los Browns sólo ganaron un partido y su promedio de asistencia fue de 64,311 personas, es decir, el 87.9 por ciento del aforo de su inmueble.

En 2017, en su primer juego en casa, Cleveland metió a 67,431 personas.

Habrá que esperar a ver cuántos aficionados asisten al estadio a ver a los Browns, pero una cosa es segura: por muy molestos que estén por la mediocridad de su equipo, en Cleveland saben lo que tienen y no volverán a perder a su equipo como en 1999.

En Los Angeles parece que la memoria no alcanza para recordar el dolor que dejó la partida de la NFL hace 23 años.