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Ningún equipo de la NFL busca perder, aunque parezca lo contrario

Herm Edwards, hoy entrenador en jefe de Arizona State, alguna vez entrenador en jefe de Kansas City y Jets, y excompañero de ESPN, hizo famosa la frase "You play to win the game" (Juegas para ganar el partido), cuando le preguntaron si era mejor tener una selección alta en el draft.

La noción entre los fans y los medios de comunicación que cubren la NFL es que equipos buscan intencionalmente obtener selecciones extras en el draft, y tratan de perder partidos intencionalmente para que esas selecciones sean más altas y poder escoger mejores jugadores.

No he estado en las juntas internas de cada equipo, pero sí fui parte de tres, Potros (Baltimore e Indianapolis), NYG y Jets. Jugué con equipos muy malos que cambiaron de entrenador. Puedo decir categóricamente que en ninguno de esos equipos se buscó, intencionalmente, "tirar" una temporada, ni se trató de perder partidos intencionalmente. Me atrevo a decir, que no sucede en ningún equipo de la NFL a pesar de que ciertas acciones indiquen lo contrario.

El mejor ejemplo de esta temporada es Miami. Contrataron a Brian Flores, ex coordinador defensivo de New England como entrenador en jefe. Cuando un head coach llega a una franquicia, su primera y más importante tarea es evaluar la cultura del equipo. Hace unas semanas dediqué esta nota a la importancia que tiene la cultura de una organización. El head coach, en conjunto con el gerente general, hace una evaluación a fondo de cada miembro del equipo, y esto incluye a entrenadores, jugadores, pero también a scouts y miembros de la directiva. Hacen una lista de aquellos integrantes del equipo que estarían "a bordo del camión" con la nueva filosofía, plan de trabajo y nivel de competitividad que buscan establecer. Los que quedan fuera de esa lista son dados de baja, o canjeados a otros equipos. Se incluyen jugadores que fueron selecciones altas de regímenes pasados y que eran considerados en un momento como piezas clave del futuro.

Se puede opinar, más no juzgar, de las decisiones tomadas por algún equipo porque ninguno estamos dentro de la organización y no podemos ver lo que sucede día a día y hora tras hora. Jugadores que se considerarían intocables posiblemente no están integrados a la nueva cultura del equipo. En esas situaciones, dichos jugadores salen y el nuevo head coach empieza a buscar otros elementos que se adapten a su manera de trabajar. Sucedió en Oakland, lo estamos viendo en Miami y posiblemente lo veamos en Atlanta y con Jets.

Los fans buscan tener la primera selección de un draft para ir por un quarterback que ha brillado en el fútbol americano colegial. El éxito en el colegial no garantiza que un jugador vaya a brillar en el nivel profesional. Sólo basta echar un vistazo a los pasadores seleccionados en las primeras rondas de los drafts desde 2015: Jameis Winston, Marcus Mariota, 2015; Jared Goff, Carson Wentz, Paxton Lynch, 2016; Mitchell Trubisky, Patrick Mahomes, Deshaun Watson, 2017; Baker Mayfield, Sam Darnold, Josh Allen, Josh Rosen, Lamar Jackson, 2018; Kyler Murray, Daniel Jones, Dwayne Haskins, 2019.

Cuatro años son suficientes para que empiecen a producir. ¿Cuáles de ellos son, o podrían, ser verdaderos quarterbacks franquicia de nivel élite? De este grupo, por lo mostrado hasta el momento, sólo estarían Pat Mahomes y Deshaun Watson. Goff llevó a LAR al Super Bowl y ha mostrado un nivel aceptable, pero no élite y ha venido a menos. Wentz tuvo un gran segundo año en 2017 hasta que se lesionó. No ha sido el mismo, pero muestra potencial. Jackson está manejando a la perfección una ofensiva de estilo colegial y es una promesa, pero otros de características similares no pudieron sostener el éxito como fue el caso de Colin Kaepernick y Robert Griffin III. Mayfield y Darnold han revertido en 2019. Josh Allen ha sido competitivo, pero inconsistente.

Evaluar quarterbacks es la tarea más difícil en la NFL, si no, que le pregunten a John Elway. Los grandes, los de nivel élite, lo empiezan a demostrar si no el primer año, ciertamente en el segundo, como han sido los casos de Mahomes, Watson, Russell Wilson y hasta el mismo Tom Brady.

Para aquellos que quieren que sus equipos pierdan para tener la oportunidad de ir por Tua Tagovailoa, Justin Herbert, o Nate Stanley, ninguno es una garantía. Es mejor tener un quarterback sólido de buen nivel, que apostar por un novato en primera ronda. Jon Gruden estuvo en la posición de ir por Kyler Murray, pero optó quedarse con Derek Carr quien está teniendo una temporada más que sólida. La fórmula de Bill Parcells no es perfecta, pero es un buen indicador: ir por un pasador con 30 partidos de titular que haya ganado el 70 por ciento de sus juegos.

Todo esto se me vino a la mente por la victoria de Miami frente a Jets. Miami había estado cerca en sus últimos partidos, pero se habían quedado cortos. La idea de perder partidos intencionalmente no aplica a la NFL. Sería un suicidio profesional para un jugador. Físicamente podrían sufrir una lesión grave si no dan su máximo esfuerzo. Mentalmente, si no salen a darlo todo, se notará en el video y serían dados de baja. Otros equipos evitarían firmar a un jugador que no siente la pasión de competir para ganar. Respecto a que equipos estén añadiendo selecciones, va al concepto de empezar a buscar el tipo de jugadores que encajen en la cultura del nuevo régimen.

Mencioné a Lamar Jackson. Vaya exhibición que dio el domingo por la noche frente a New England. La entonces mejor defensiva de la liga fue dominada físicamente. Es una cosa hacer ajustes tácticos y contrarrestar lo que hace tu rival. Otra es ver que te dominen físicamente en ambos aspectos del juego, ofensiva y defensiva. En ese tipo de situaciones no hay mucho que se pueda hacer. New England cometió errores mentales.

Belichick tolera los errores que se cometen siendo competitivos, como sujetando, interferencias y aún balones sueltos provocados por el rival, pero no tolera castigos por falta de disciplina y falta de preparación. Los Pats regalaron cuatro puntos a Baltimore en la primera serie ofensiva cuando brincaron en fuera de lugar en un intento de gol de campo. Ese momento marcó el derrotero del partido. Baltimore abrumó a la ofensiva de Pats que ha estado jugando con una línea parchado, sin fullback y sin ala cerrada. No tardan en regresar Isaiah Winn y James Develin de la lista de lesionados y N’Keal Harry ya fue activado.

Baltimore expuso ciertas deficiencias de la defensiva, y en realidad no fue una derrota costosa. Estos jugadores ayudarán considerablemente. Es mejor perder en temporada regular y aprender para el futuro, que perder en playoffs y quedar eliminados. Algo que dijo Belichick durante la semana previa al partido es cierta: "Es prácticamente imposible replicar la ofensiva de Greg Roman, y lo que hace Lamar Jackson, en las prácticas". Hay una solución. Tienen la opción de firmar a un quarterback que conoce esta ofensiva como la palma de su mano y que presenta las mismas características físicas de Jackson. Ese jugador se llama Colin Kaepernick que ejecutó la ofensiva de Roman en San Francisco. La función de Kaepernick sería en el scout team, para preparar mejor a la defensiva de Pats. También van a enfrentar a Deshaun Watson próximamente y aunque la ofensiva de Houston es diferente, también tiene la opción de correr. ¿Se atreverían Belichick y la directiva de los Pats a firmar a Kap? Dudo que una organización ultraconservadora como la de los Patriotas lo hagan, pero existe la opción.

Carolina y Jacksonville presentan dos situaciones diferentes en la posición de quarterback. Ambos perdieron a sus titulares, Cam Newton y Nick Foles respectivamente, por lesión. Cam sigue en rehabilitación, pero Foles está listo para jugar. Dudo que Cam regrese esta temporada en los playoffs cuando sea elegible de salir de la reserva de lesionados. Dudo también que regrese a Carolina porque Kyle Allen, su reemplazo, está jugando bien, y porque Cam tendría un impacto de 21 millones de dólares en la nómina de 2020.

En Jacksonville, Gardner Minshew II tuvo un gran desempeño los ocho partidos que suplió a Foles, pero Foles regresará a su puesto de titular. Tom Coughlin y Doug Marrone habrían firmado inmediatamente una propuesta en la Semana 2 de terminar 4-4, antes del regreso de Foles. Minshew tuvo su peor partido en Londres entregando cuatro balones, pero aún de haber ganado, Foles habría estado de regreso. La ofensiva de Jags estuvo limitada con Gardner. Las veces que ganaron fue por su defensiva, equipos especiales y a que su ofensiva limitó sus errores. Minshew no fue capaz de estirar defensivas con sus pases, ni arriesgaba lanzar a jugadores que no estaban desmarcados. Sólo es necesario ver la jugada en la que se lastima Foles contra Kansas City para ver la diferencia entre ambos. Fue un pase de 35 yardas a DJ Chark II que estaba bajo cobertura doble de la secundaria de los Jefes.

Finalmente, en Chicago están cerca de capitular en el experimento que ha sido Mitchell Trubisky. Fui de los que esperaba que este fuera su año y que siguiera progresando y mejorando. Me tomé el tiempo de revisar el partido contra Philadelphia. Si Trubisky no podría lanzar ante una de las peores defensivas de pase de la NFL, no lo podría hacer nunca. Los esquineros de Philadelphia, que normalmente se retrasan de ocho a 10 yardas de los receptores para contrarrestar sus deficiencias, retaron a los receptores de Chicago a desmarcarse, pero dándole a Trusicky pases más difíciles de completar. Mitch no pudo con el reto conectando en sólo 10 de 21 intentos para 125 yardas sin touchdown ni intercepción. La ofensiva de Chicago convirtió sólo dos de 10 intentos en tercera oportunidad.

Ryan Pace hizo un canje, difícil de entender, con San Francisco, subiendo del tercer lugar al segundo para ir por Trubisky que sólo había jugado trece partidos de titular en Carolina del Norte. También tomó la decisión de contratar a Matt Nagy que fue el entrenador del año en 2018, pero hay rumores de que el vestidor está dividido, y que jugadores de la defensiva quieren un cambio en la posición de quarterback. No siempre creo en los rumores o lo que reporta la prensa, pero tarde o temprano, la directiva de Chicago, ya sea Pace o los dueños, tendrán que tomar una decisión difícil si Trubisky no mejora drásticamente su rendimiento. Es de grandes admitir errores. ¿Cuánto tiempo le queda a Mitchell Trubisky y Matt Nagy para darle carpetazo a este experimento?

Hasta la próxima.