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Antonique, esposa de Patrick Peterson, lucha contra el COVID-19 desde las trincheras

Antonique Peterson está en medio de su residencia de tres años, tras recibirse en medicina en el 2018. Cortesía Antonique Peterson

PHOENIX -- Hay ciertos viajes, desde el hospital hasta su casa, que se han quedado con Antonique Peterson.

Sucedieron durante los días en que ella estaba esperando para saber acerca de sus pacientes que se tomaron las pruebas COVID-19. Atrapada en un mundo desconocido, al volante, su mente corría.

¿Debería dormir en la casa de huéspedes?
¿Debería ver a sus hijos, a su marido, a su madre?
¿Debería alejarse?
¿Cuánto tiempo podría durar?

Esos días han sucedido bastante en los últimos tres meses para Peterson, la esposa del esquinero Patrick Peterson de los Arizona Cardinals. Antonique Peterson está en su segundo año de residencia de medicina familiar en el Hospital St. Joseph en Phoenix, y está experimentando la montaña rusa emocional de trabajar en la primera fila de la batalla contra el coronavirus y COVID-19, la enfermedad causada por el virus.

"Estaba nerviosa sabiendo que tenía que volver a casa a, en ese momento, un niño de tres meses, un niño de cuatro años, mi esposo y luego mi mamá también está aquí con nosotros", dijo Peterson. "Pero, al mismo tiempo, sólo entrenamiento. Quiero aprender, quiero experimentar, obtener toda la exposición que pueda a todo tipo de medicinas".

Los últimos meses han sido "emocionalmente agotadores", dijo Patrick, esquinero ocho veces seleccionado al Pro Bowl y tres veces designado All-Pro. "Le digo a mi esposa todo el tiempo que es una de las mujeres más fuertes que he visto".

Sin embargo, hubo momentos, en los que Antonique se puso en cuarentena durante la noche en la casa de huéspedes de la familia mientras sus pacientes esperaban sus resultados de pruebas COVID-19. No veía a su familia y ni siquiera entraba en la casa principal, volviendo al hospital por la mañana.

Cuando el virus comenzó a propagarse por todo el país en marzo, Peterson comenzó a tener conversaciones con su familia sobre las precauciones adecuadas que necesitaban tomar. Sus conversaciones con Patrick fueron extensas, dijo.

Los Peterson eran como otras familias en todo el país que tenían a alguien en las líneas frontales del hospital. El riesgo era más que solamente Antonique potencialmente expuesta todos los días. Advirtió a Patrick --quien tiene diabetes y es considerado de alto riesgo a complicaciones graves por COVID-19, según los estándares médicos-- y a su madre sobre los graves riesgos de ir incluso al supermercado.

"Desde una perspectiva médica, como, 'Oye, tenemos que tomar esto en serio; por favor asegúrate de que usas tus máscaras, o si necesitas salir de casa, asegúrate de que lo primero que hagas cuando llegues a casa sea ir a ducharte, quitarte la ropa'", dijo. "Por lo tanto, fueron varias discusiones constantes en toda la casa sobre: 'Oigan todos, tenemos que asegurarnos de que estamos tomando precauciones extremas para estar al tanto de todo'".

Incluso idearon un plan para el regreso de Antonique Peterson del trabajo. Pasaba por el garaje y el patio trasero hasta la casa de huéspedes, donde se duchaba y cambiaba. Entonces podría entrar en la casa principal.

El plan en casa ha sido "estricto", dijo Patrick. "Sólo asegurándonos de que hacemos todas las cosas posibles para asegurarnos de que estamos a salvo en la residencia Peterson.

"El consejo que nos ha dado como hogar es que definitivamente la distancia social es, por mucho, lo N° 1, y sólo asegurarse de que todas las superficies que tocas o de las que vas a estar alrededor están limpias y asegurase de que te laves las manos tanto como sea posible. Así que sólo tienes que asegurarte de hacer tu parte para entender la [gravedad] que tiene este virus, y cómo puede afectar no sólo tu vida, sino también a las personas que te rodean. Por lo tanto, sólo tienes que ser inteligente y con suerte este tema se revierte y podamos volver a un estilo de vida normal".


Como parte de su residencia, Peterson está en medio de rotaciones, lo que la ha expuesto a varios grados de pacientes COVID-19 en los últimos meses. Pasó abril trabajando en el servicio hospitalario, que, explicó, es esencialmente un piso de medicina regular para los pacientes que fueron admitidos en el hospital durante la noche. Trabajó en turnos de 12 horas, seis días a la semana. Allí, fue capaz de tratar a un "puñado" de pacientes COVID-19 que no eran lo suficientemente críticos o inestables como para estar en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI).

Pero en mayo, Peterson trabajó en la UCI, donde vio de primera mano los efectos devastadores de COVID-19. Sin embargo, este mes, ella está en atención ambulatoria, una experiencia más tranquila que la tiene trabajando de 8 a.m. a 5 p.m., de lunes a viernes.

Dijo que St. Joseph's --o Phoenix, en todo caso-- no vio la ola inicial de pacientes que los hospitales en otras grandes ciudades metropolitanas vieron, aunque los casos positivos en Arizona van al alza. Sin embargo, no se le permitió trabajar con los pacientes de la UCI debido a su condición crítica. Mientras esos pacientes estaban bajo el cuidado del médico asistente, Peterson tenía un asiento en primera fila.

"No estaba acostumbrada a ocuparme de ese tipo de mayor intensidad de nivel de cuidados críticos", dijo.

Sin embargo, debido a la naturaleza nunca antes vista del virus, Peterson estaba aprendiendo sobre la marcha, tanto de sus médicos asistentes como de la investigación que podía consumir. Con nueva información saliendo semanalmente, Peterson trató de mantenerse al día, a veces con la ayuda de listas de correo que marcaban ciertos papeles, investigaciones o medicamentos como sugerencias para que los médicos los leyeran o probaran.

Pero todo se movió rápido. Algunos medicamentos e ideas de tratamiento que se utilizaron para tratar a pacientes con COVID-19 en abril ya fueron reemplazados por ideas y medicamentos más recientes este mes.

"Todo sigue siendo tan nuevo y fresco", dijo. "Es sólo una especie de lectura por tu cuenta y leer estudios y simplemente discutirlo y obtener los pensamientos de todos".

La UCI es donde experimentó algunas de las situaciones de mayor estrés del brote de coronavirus. Hubo escenarios en los que un paciente, o no se hizo la prueba para COVID-19 cuando llegó a la UCI, o comenzó a mostrar síntomas un par de días después de su tratamiento y necesitaba ser examinado inmediatamente.

"Ahí es donde el estrés se pone alto y todos están conteniendo la respiración, hasta que la prueba COVID vuelve, a la espera de los resultados", dijo Peterson. "Hasta ahora, ha sido una buena experiencia en general. Sin embargo, No ha sido como una total locura”.

Pero no era nada para lo que se había preparado.

"Absolutamente no", dijo. "Obviamente, en la escuela de medicina, haces tu microbiología y tu fisiopatología y todas esas cosas, pero, quiero decir, son virus comunes que hemos visto en el pasado. Esto es obviamente un nuevo virus que acaba de comenzar, y todo el mundo todavía está aprendiendo sobre él ahora, como averiguar cómo lidiar con él. Así que, quiero decir, absolutamente no. No es nada de lo que se pensó que era”.


Dicho esto, Peterson está viviendo un sueño de la infancia.

Quería ser doctora desde que era joven, cuando tenía el objetivo de convertirse en pediatra. Eso evolucionó a medicina familiar cuando se dio cuenta de que quería cuidar a más que niños. Asistió a Louisiana State, donde conoció a Patrick.

Cuando se graduó en el 2011, Patrick acababa de ser reclutado por los Cardinals, y los dos se mudaron al área de Phoenix. Regresó a la escuela para obtener su maestría en el 2012 y un año más tarde comenzó la escuela de medicina en el Colegio de Medicina Osteopática de Arizona en Midwestern University. Lo que se suponía que sería un programa de cuatro años se convirtió en cinco años debido al nacimiento de su primera hija, Paityn, en el 2015.

Peterson se graduó de la escuela de medicina en el 2018 y comenzó su residencia de tres años, de la que se graduará en junio del 2021.

Al enfrentarse al coronavirus desde la primera fila, su decisión de seguir en medicina familiar nunca vaciló.

Los últimos meses han sido un torbellino para Peterson, pero ella cree que su experiencia la ayudará a convertirse en una mejor doctora. Enfrentar COVID-19 no será nada como la medicina diaria practicada por un médico familiar, que trata afecciones generales como la diabetes y la presión arterial alta.

"Pero al igual que lidiar con esta pandemia COVID, algo que es tan nuevo y fresco", dijo Peterson, "simplemente me reta a hacer mi propia investigación o aceptar algo tan desconocido y tan incómodo y tratar de adaptarme y aprender de ello".