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Coudet y Beccacece frente a frente

Eduardo Coudet (44 años) y Sebastián Beccacece (38) son los técnicos de los dos mejores equipos de la presente Superliga. Ambos viven horas decisivas. El Chacho, con Racing, está a un paso de la gloria: si vence a Tigre será campeón. Beccacece, en tanto, deberá ganar el encuentro que Defensa y Justicia tiene ante Unión, y esperar lo que ocurra con la Academia.

Si en esta jornada no hay definición, lo que viene será inmejorable: la última fecha los tendrá frente a frente. Lo cierto es que ambos mostraron, cada uno con su estilo, capacidad de sobra para llevar a sus dirigidos a lo más alto del fútbol argentino.

Coudet viene de una larga carrera como jugador. Comenzó en Platense en 1993, y al poco tiempo pasó a Rosario Central, club del que es hincha. Luego, se destacó en San Lorenzo y en River, jugó en España (Celta), en México (San Luis y Tijuana) y se retiró en el fútbol de Estados Unidos.

De Beccacece no puede decirse mucho como futbolista: nunca jugó de manera profesional, aunque siempre soñó con ser entrenador. Rosarino, hincha de Newell’s, en 2002 conoció a través de Claudio Vivas, ex ayudante de Marcelo Bielsa, a Jorge Sampaoli, con quien se formaría como técnico: como ayudante de campo de Sampa llegó a la Selección de Chile y a la de Argentina, hasta que el Mundial de Rusia los separó y no de la mejor manera.

El Chacho, extrovertido y carismático, comenzó su carrera como entrenador en Rosario Central en 2015. Con el Canalla empezó a mostrar sus cualidades como técnico: Central fue protagonista del fútbol argentino, gracias a un juego ofensivo tanto en el campeonato como en la Copa Argentina, donde fue dos veces seguidas finalista. La suerte no lo acompañó: perdió con Boca en 2015, en un partido muy polémico, y al año siguiente con River.

Tijuana lo recibió tras el desgaste sufrido en la Argentina, pero no le fue bien en la nueva experiencia mexicana, y fue despedido luego de 20 partidos y una magra cosecha de puntos. ¿Tendrá revancha con la Academia?

El DT de Defensa dio los primeros pasos como técnico dirigiendo a la Universidad de Chile en 2016. No fue un buen comienzo, ya que sacó sólo el 33 por ciento de los puntos. Pero la revancha llegaría en Defensa y Justicia.

Con el Halcón hoy cumple su segundo ciclo, que interrumpió para acompañar a Sampaoli en el último Mundial, y viene demostrando ser un entrenador arriesgado, estudioso y capaz: sale a jugar de igual a igual en cualquier cancha, con una propuesta ofensiva y dinámica.

Si bien no tienen nada en común por el desarrollo de sus carreras, hay un punto que los une: la intensidad con la que viven el fútbol. El Chacho muestra mucha pasión cada partido: demasiada. Más de una vez terminó desbordado, expulsado del campo de juego y muy enojado con los árbitros por los fallos.

Beccacece suele quejarse menos de los jueces, pero la intensidad la vuelca sobre los jugadores: no para de dar indicaciones a lo largo de los 90 minutos. Y camina sin parar de punta a punta el corralito, tal vez recorriendo la misma distancia que sus dirigidos dentro de la cancha.

El Chacho, más allá de los gustos, tiene ganado un lugar de respeto dentro del fútbol argentino. A Beccacece todavía lo miran de reojo: es el precio que se debe pagar por no haber sido futbolista profesional y estar en un lugar de privilegio.