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Ángel Di María, sudamericano destacado en octavos

BUENOS AIRES -- Ángel Di María brilló en Stamford Bridge y se erigió en una de las tres figuras excluyentes del Paris Saint-Germain junto a Zlatan Ibrahimovic y Thiago Motta frente al Chelsea, en el partido de vuelta de los octavos de final de la UEFA Champions League. Fideo protagonizó un estupendo juego, en el que diseñó las jugadas de los dos goles del equipo dirigido por Laurent Blanc, y además retuvo un 94% de eficacia en el juego de posesión al completar 89 pases de 95 intentos de pasada de balón.

Al internacional argentino, sudamericano destacado este miércoles 9 de marzo en la UEFA Champions League, no le había ido bien en su única visita a Stamford Bridge. El 18 de abril de 2015 había caído (1-0, con gol del belga Eden Hazard) jugando 70 minutos para el Manchester United que aún conduce el holandés Louis van Gaal. Y en Old Trafford tampoco había podido ganar el 26 de octubre de 2014 (1-1). Con los Blues se tomó una preciosa revancha y colaboró de forma decisiva para echar a los Red Devils de una competición en la que les había costado mucho clasificarse en la fase inicial de grupos.

El rosarino congenia con Ibrahimovic de tal manera que pareciera que ambos juegan hace años juntos. Se buscan como si estuvieran imantados. Casi por necesidad. Combinan. Intercambian sus posiciones. Y, fundamentalmente, vuelven locos a sus supuestos captores con su permanente movilidad e inquietud ofensiva.

En el primer gol, Di María se ubica como lanzador detrás de los delanteros. Ni Ivanovic ni Cahill salieron a encimarle en la media luna del área, con lo que le otorgaron milésimas de segundo para pensar. Adiós Chelsea. Como si se tratara de una conexión vía bluetooth, Angelito descubrió el sutil desmarque de Ibrahimovic para ensanchar el ataque sobre la derecha y le marcó el pase en profundidad. El sueco, prestidigitador a tiempo completo cada vez que pisa la zona de fuego, le cedió a Adrien Rabiot un pase milimétrico, paralelo a la línea de gol, para que éste, incontenible, sólo tuviera que empujar la pelota a la red en el segundo palo a los 16 minutos de partido.

En el segundo tanto, Di María le solicitó con la vista y el dedo índice izquierdo a Thiago Motta que le lanzara un pase en profundidad entre César Azpilicueta y Gary Cahill para atacar el espacio sobre la izquierda del ataque parisino. Se filtró como un suspiro, levantó la cabeza al llegar casi a la línea de fondo, y cuando observó la manera en que Ibrahimovic ingresó en el área de Thibaut Courtois, le cedió la pelota con sencilla maestría para que el ya legendario delantero sueco estableciera el 1-2 que a la postre le iba a poner cifras definitivas al marcador.

Los números dicen que Di María sumó una asistencia además de rematar una vez entre los tres palos. Incurrió en otra oportunidad en posición adelantada, y fue objeto de falta en tres ocasiones. Lo que las cifras no reflejan es la soltura que ha encontrado en el equipo de la capital francesa después de haber sufrido toda una temporada encorsetado primero por Van Gaal, y luego menospreciado por el propio entrenador holandés, quien prefiere siempre atender a los jóvenes que tocan bocina desde las categorías inferiores, que tener en cuenta el rol de los jugadores consagrados a los que le toca conducir en el plantel que sea.

Di María suma 3 goles y 2 asistencias en 8 juegos de la Champions 2015-16, competición en la que ha cubierto 65,29 kilómetros en 587 minutos. Y en la Ligue1 acumula 9 goles y 10 asistencias en 22 juegos. No cabe duda de que se ha reencontrado su mejor nivel y vuelve a disfrutar dentro de la cancha. Con Fideo al dente, PSG se hace fuerte y sueña con ganar la primera Orejona de su historia.