BARCELONA -- Claudio Bravo y Ter Stegen jugaron por primera vez en su carrera frente a frente. En cuanto se sorteó la fase de grupos de la Champions se esperó con expectación el regreso del chileno al Camp Nou y su cara a cara con el alemán. Y éste le ‘derrotó’ de manera indiscutible.
En ocho minutos ambos habían ya jugado el balón con los pies y en corto, demostrándose la razón por la que son indiscutibles, pero mientras el alemán nunca lo rifó, lo jugó con inteligencia y bajo palos fue providencial con dos intervenciones excelentes, al chileno le desnudó su defensa antes de que él mismo cerrase su vuelta a Barcelona de la peor manera.
Bravo tardó 53 minutos en abandonar el partido después de una jugada en la que llevó su osadía demasiado allá. En una de tantas ocasiones que sus defensas demostraron estar muy lejos de la exigencia de la filosofía que intenta implantar Pep Guardiola, el meta salió del área para ganarle una acción a Suárez.
Y no se le ocurrió nada mejor que jugar el balón en corto. No, no lo despejó para sacarse problemas de encima, prefirió asociarse en corto sin caer en la cuenta que un error ahí es fatal y definitivo. Porque falló entre manera evidente y lamentable, o ambas, para regalar el pase al uruguayo y verse obligado a poner las manos.
Roja y expulsión. El regreso de Claudio Bravo a Barcelona, donde fue recibido con aplausos y despedido con aplausos, no pudo ser más triste. Al final, la goleada se fraguó a partir de su expulsión, de esa roja tan fuera de lógica como justa y que dio paso a que la última media hora del Barça fuera un auténtico festival.
Atajó dos balones envenenados y salvó al filo del descanso el 2-0 a Luis Suárez, de la misma manera que en la otra portería Ter Stegen estuvo excelente. Pero quedó marcado por una mala salida que condenó de mala manera a su equipo.
El reencuentro de Ter Stegen y Bravo después de dos años compartiendo vestuario tuvo un ganador claro. Y un perdedor todavía más evidente.