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Gerardo Martino no fracasó ni renunció, lo echaron

BUENOS AIRES - Un nuevo portazo empujó a la selección argentina al remolino hediondo que se está tragando todo. Las toneladas de miseria acumulada bajo las alfombras de la Asociación del Fútbol Argentino, y el efecto placebo que obraba el recuerdo de glorias deportivas pasadas.

Tras la salida de Gerardo Daniel Martino, la selección subcampeona de América y del mundo se quedó huérfana no sólo de emblema, sino también de entrenador. ¿Renunció? No. Le echaron.

A Martino le despidieron la desidia, el desgobierno, la frustración, la desprotección y el incumplimiento recurrente. La AFA le debía varios meses de sueldo, pero no tenía a quién reclamarle el impago. Nunca le facilitaron el trabajo ni tuvo interlocutores válidos, esto es, merecedores de un mínimo de confianza. Y cuando intentaba armar un seleccionado competitivo, sin respaldo dirigencial, para disputar los Juegos Olímpicos de Río 2016 mientras los equipos le negaban jugadores claves, dos presidentes de clubes importantes, a sus espaldas, intentaban encontrarle reemplazante para velarle antes de muerto.

Convertido junto a Lionel Messi en el único depositario de la fe colectiva, ‘Tata’ también prefirió inmolarse, harto como Leo, para descomprimir. “Me duele mucho, pero me voy de la selección por el bien de todos”, dijo Messi después de que Argentina cayera por penales frente a Chile en la final de la Copa América Centenario. “Estoy desganado, me voy porque no quiero perjudicar a la selección”, dijo Martino este martes.

El hasta ese momento seleccionador albiceleste, se vio a sí mismo como otro Quijote embistiendo contra molinos de viento, y se alejó. Su decisión expone al mandamás que hace unos días llamó a Enrique Cerezo, presidente y dueño del Atlético de Madrid, para sondear la posibilidad de contratar a Diego Pablo Simeone como nuevo entrenador nacional. Y a quienes desde hace unas semanas a esta parte venían pensando en Jorge Luis Sampaoli como el técnico adecuado para este momento de la selección argentina.

Mientras tanto, las cañerías de la AFA no cesan de verter excrementos, mientras alrededor de Viamonte 1366 se acumula pus generado por las disputas de poder. Hombrecillos que se miden y estiran sus respectivos falos con la intención de alcanzar el tamaño del que lucía el finado Julio Humberto Grondona en las reuniones de Comité Ejecutivo y a los ojos de la FIFA, sin conseguirlo.

Pero vayamos al apartado deportivo. ¿Un entrenador fracasa cuando ha conseguido el 65,51% de efectividad? Gerardo Daniel Martino dirigió a la selección argentina en 29 partidos. Cosechó 19 victorias, 7 empates y 3 derrotas. El combinado nacional marcó 66 goles y encajó 18. Jugó mejor que peor, y aún sin estructura ni organización, con una AFA desintegrada, carente de gente comprometida y sobrada de apetitos individuales, ‘Tata’ consiguió guiar al seleccionado a dos finales de Copa América consecutivas en dos años, que al cabo de 120 minutos cada una, se perdieron en los penales.

La presunción general convirtió al entrenador en sospechoso de crimen porque la jerarquía individual del equipo argentino, aún siendo enorme, no logró amarrar el éxito al menos en una de esas dos tandas en las que se impuso el muy buen bloque colectivo que conforma el seleccionado chileno. Se trata de la mejor generación de jugadores en la historia del fútbol trasandino. Incluso conviene recordar que apenas un travesaño privó a La Roja de haber eliminado al anfitrión Brasil en los octavos de final de su Mundial en 2014. Quizá en la final de la Copa América de Chile 2015 la selección argentina diera la sensación de caer sin haber ofrecido una muestra de rebeldía. En el juego decisivo de la Copa Centenario en Estados Unidos 2016, se exprimió.

Pero, ¿hasta qué punto es indigno caer por penales tras cosechar grandes actuaciones? A Martino le cuestionan decisiones puntuales que hacen a la interpretación de ese juego final, y haber llevado a Javier Pastore al torneo, aún cuando estaba lesionado. La primera decisión táctica que provoca controversia es el cambio de Kranevitter por Di María, a los 57 minutos, que dejó a la selección sin uno de sus recursos básicos para el juego de contraataque.

Luego, mantener 70’ en la cancha a Gonzalo Higuaín, quien nunca pudo sobreponerse a su error en la definición a los 21’ mano a mano con Claudio Bravo, arquero y capitán de Chile. Nuevo fallo clamoroso de ‘Pipita’ en sus partidos decisivos con Argentina. Ahora bien, en el actual contexto del fútbol argentino, ¿es justo, lógico y admisible pensar que, sólo porque Lionel Messi nació en Rosario y no en Madrid o Barcelona, la selección debe ganar sí o sí cualquier torneo que juega?

La asociación no tiene presidente. Se desconoce el formato de la principal competición del fútbol local. Nadie colabora con el trabajo del equipo nacional ni lo facilita. Los clubes no pueden planificar a falta de un mes para el inicio del torneo porque aún no han cobrado el dinero de la televisión. Y nadie se hace responsable. La sensación es que el mayor problema de Gerardo Martino ha sido haberse topado con los desafíos más grandes de su carrera como DT, en los momentos menos oportunos.

Cabe preguntarse hasta qué punto ha tenido injerencia en lo que vino después su experiencia como director técnico del FC Barcelona. No haber podido ganar ningún título importante en el club más ganador y admirado en el siglo XXI. Asumió el 23 de julio de 2013. Sin tiempo para planificar la pretemporada. Como apuesta de un presidente que le avaló en soledad mientras su nivel de popularidad se desplomaba como cae un edificio dinamitado en una demolición.

Se enfrentó a un entorno que jamás le respaldó, y con el que nunca empatizó. Y para colmo de males, la salud del líder natural del plantel, Francesc ‘Tito’ Vilanova, quien perdió la vida meses después a causa de un cáncer, afectó a todos y al club. La capacidad de autocrítica de Gerardo Martino le llevó a hacer un análisis muy crudo de aquella temporada 2013-14. Y cuando aún, acaso no había elaborado por completo el duelo, le llegó la posibilidad de dirigir a la selección argentina, “el lugar anhelado por todos”.

Contratado por Julio Grondona, concurrió en soledad a su presentación porque el presidente vitalicio de la AFA había fallecido dos semanas antes. Y se ha marchado solo, como solo ha estado durante los 691 días que ha durado su etapa como seleccionador. Del 14 de agosto de 2014 al 5 de julio de 2016. Después de acceder a dos finales de América, intentaba resarcir la frustración con el oro olímpico en Brasil. Una apuesta que ya no podrá protagonizar.