El relevo generacional en el Real Madrid le resta protagonismo a Luka Modric, quien a pesar de ser suplente, cuenta con la confianza para seguir en el máximo nivel
MADRID -- La llegada de Jude Bellingham ha traído consigo un revuelo mediático con pocos precedentes en el Real Madrid, pero también ha comenzado el ocaso, momentáneo, de uno de los mejores centrocampistas de la historia como es Luka Modric. El croata, tras su renovación por un año más, ya sabía que este año no iba a contar tanto porque le dijeron desde el primer día que el relevo generacional había llegado y la falta de minutos sería una realidad.
Uno de los compañeros del croata comentó después del partido contra el United en Houston que “a Modric va a ser difícil retirarlo porque es, simplemente, muy bueno”. Y Carlo Ancelotti es el primero que sabe eso. Su resiliencia a la hora de evitar escapar a otras ligas lo impulsa, junto con un físico envidiable, a ese olimpo en el que sólo los elegidos siguen anteponiendo el talento a los años.
Desde el entorno del croata cuentan a ESPN que se cuida como pocos, que su dieta es perfecta, que el descanso lo lleva a rajatabla y que los momentos de disfrute que tiene son sagrados a la hora de desconectar del día a día. Seguramente por eso Modric relativice los problemas y las críticas por su edad. Y es que sus 37 años son un handicap para muchos aficionados, aunque no para él.
En los dos partidos de LaLiga que se han disputado, Modric no ha sido titular en ninguno. En ambos comenzó el partido desde el banquillo. En San Mamés entró en la segunda parte, mientras que en Almería fue el recambio de Rodrygo Goes en el minuto 71. Su incidencia, está claro, ha bajado respecto a otros años.
Sin embargo, el año es muy largo y la exigencia del Real Madrid muy alta. Varias son las voces del club que, a pesar del cambio generacional, mantienen que el croata va a acabar siendo importantísimo por dos razones. La primera, por el aspecto de su veteranía. Se interpreta desde la entidad que va a aportar un aprendizaje inmejorable a Eduardo Camavinga, Aurélien Tchouaméni, Federico Valverde y Jude Bellingham. El Madrid quiere que el croata ejerza de profesor a los jóvenes que son el presente, pero sobre todo el futuro de los blancos.
La segunda razón es por, simplemente, su calidad. El año pasado, en medio del debate sobre la edad y el rendimiento de Modric, el internacional por Croacia volvió a cerrar la boca de los críticos con un año en el que fue de los jugadores más destacados. Cierto es que la temporada fue muy discreta, pero en un juego colectivo las culpas tienen que repartirse y la defensa se llevó la mayor parte de las críticas. Este año muchos creen que, con menos minutos, el croata se dosificará mejor y hará que su calidad acabe saliendo a la luz cuando el equipo lo necesite.
De suplente o de titular, Modric se ha quedado para ayudar al club de sus amores. De él dependerá quedarse otro año más, colgar las botas o comenzar una nueva aventura en alguno de los nuevos mercados exóticos que se quieren adueñar del fútbol. Es un jugador distinto que para nada sigue el estereotipo de los jugadores que buscan los focos para mediatizar una figura que, en su caso, ha puesto en su correcto lugar la pelota. Porque Modric es futbol y, el resto, tonterías.