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Valverde contra su pasado en Villarreal

Quienes conocen de cerca al club amarillo constatan que Valverde fue víctima de Juan Carlos Garrido, técnico del filial, que se consideraba con derecho a suceder a Pellegrini. Carlos Palma/NurPhoto via Getty Images

Ernesto Valverde acababa de ganar la Liga griega al frente del Olympiacos cuando, en la primavera de 2009, anunció su marcha del club y en junio fichó como entrenador del Villarreal, donde sustituyó a Manuel Pellegrini, que se iba al Real Madrid convertido en un ídolo… El 31 de enero de 2010, tras perder frente al Osasuna por 0-2, Fernando Roig decidió su despido.

Fue la primera, y hasta hoy, única ocasión en que Valverde fue despedido de un banquillo. Desde entonces, y al frente del Athletic de Bilbao, visitó cinco veces al submarino amarillo, ganando solo una (en Copa) y pasando poco menos que inadvertido por la hinchada local, con la que nunca llegó a tener esa estrecha y cariñosa relación que disfrutó en Atenas o Bilbao.

El técnico regresa al que ahora se conoce como Estadio de la Cerámica como rival, otra vez, en una situación que no es nueva porque ya la vivió como entrenador del Athletic, pero lo hará al frente de un Barça líder, invicto y que acude al envite con el indudable papel de favorito. Todo ha cambiado mucho en ocho años.

Quienes conocen de cerca las interioridades del club amarillo constatan, pasado tanto tiempo, que Valverde fue víctima de Juan Carlos Garrido, técnico del filial, que se consideraba con derecho a suceder a Pellegrini y que acabaría ocupando su puesto tras meses de criticarle desde las sombras y poner a la gente en su contra.

El Villarreal de Valverde goleó (1-4) a la Juventus durante la pretemporada y se mantuvo invicto en los primeros cinco encuentros oficiales del curso, superando al NAC Breda holandés en el play-off de la Europa League y ofreciendo, a decir de las crónicas, ese fútbol de continuación de Pellegrini.

Todo iba bien… Hasta que se torció de golpe. Derrotado en San Mamés (3-2) en la tercera jornada y por el Real Madrid (0-2) en la siguiente, el submarino amarillo acumuló seis derrotas y un empate en siete partidos que dejaron a Valverde contra las cuerdas ya en octubre de 2009.

“No asimilamos su idea; el problema fue de los futbolistas” recordó en verano Joan Capdevila, campeón de Europa y del Mundo con España en la época, jugador de peso en aquel Villarreal y para quien al entrenador le enterraron las circunstancias. Aquel equipo, con Pellegrini, había sido subcampeón de Liga y semifinalista de la Champions, quedándose a un penalti de forzar la prórroga frente al Arsenal. Demasiado peso para un técnico al que se le torcieron las cosas de forma inesperada.

En Villarreal no dejó demasiado recuerdo pero en el vestuario hubo jugadores que lamentaron, y no poco, el cambio. Garrido se salió con la suya, ocupó su lugar y dirigió al equipo amarillo hasta diciembre de 2011, cuando fue destituido entre la indiferencia de unos futbolistas hartos de su trato.

Cazorla, Diego López, Godín, Senna, Rossi, Ibagaza o Nilmar no le respondieron como probablemente merecía. Y Valverde, héroe en Bilbao o Dios en Atenas, no dejó nada para el recuerdo en Villarreal, donde quedó una parte, triste, de su carrera como entrenador.