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Paulinho, la pieza imprescindible en el esquema de Valverde

BARCELONA -- A Paulinho le aconsejaron al llegar a Barcelona, en agosto, que se aislara del ruido mediático e intentase no estar al tanto de lo que él se dijera fuera del vestuario del Camp Nou. "No me preocupa" respondió, sereno, el brasileño, consciente como era de las reservas con que se había acogido su fichaje por el FC Barcelona.

Fue presentado cuando la herida de la Supercopa de España perdida ante el Real Madrid quemaba alrededor del Camp Nou, cuando se dudaba de todo, el proyecto de Ernesto Valverde estaba al borde del abismo, con solo dos partidos jugados, y cualquier fichaje era sospechoso.

Cuatro meses después nadie bromea con él. Tercer máximo goleador del equipo, se ha convertido en un acierto a poner en el balance de Roberto Fernández, el secretario técnico que apostó por su fichaje pasando por encima de cualquier consideración mediática, siempre desfavorable.

El Barça acabó pagando 40 millones de euros por Paulinho porque el Guangzhou Evergrande, agradeciéndole los servicios prestados y no cerrando la puerta a su traspaso, no le soltó por menos de lo establecido en su contrato y, de entrada, tuvo que 'pelear' contra esa pesada losa. Tanto él como el secretario técnico... Sin atenderse a que, a diferencia de otros tiempos, Roberto Fernández podría, o puede, hacer muchas cosas pero no establecer el precio a pagar o recibir en una operación de fichaje o traspaso.

"Me alegra que se haya cambiado de opinión con Paulinho" proclamó, orgulloso, el secretario técnico el 21 de octubre, en la asamblea de compromisarios y cuando su elección, pactada con Valverde varios meses antes, ya había empezado a ganarse el apoyo del mismo entorno que le atacó sin piedad durante el verano.
Periodistas que en agostó clamaban en diarios o programas de radio y televisión que el fichaje era "absurdo" y se mostraban soliviantados afirmando con grandes dosis de gravedad que Paulinho era "el primer futbolista que sale de China pagado a precio de crack", se chotean en diciembre pidiendo "perdón" en tono de guasa y llegando, algunos, a insinuar que el liderazgo del brasileño en su selección ya era una buena carta de presentación.

"A [Seydou] Keita que no me lo toquen" dijo un día Pep Guardiola, defendiendo con uñas y dientes a un jugador que, como Paulinho ahora, fue en aquel Barça un acompañante de lujo, un secundario trascendental. En el brasileño, incluso, puede hoy adivinarse aún más importancia.

"Paulinho puede ocupar cualquier puesto en el centro del campo y eso es lo que buscábamos; un futbolista que no teníamos" explicó en su momento Roberto Fernández... Quien trató su nombre con Valverde a finales de mayo, cuando ni tan solo estaba cerrado oficialmente (aunque sí apalabrado) el fichaje del entrenador.

Valverde no solo aprobó su incorporación sino que, más aún, se mostró totalmente favorable a ella, considerando al brasileño ambos una pieza "fundamental" en la plantilla.

La lesión de Ousmane Dembélé aceleró su entrada en el once, tal como la poca consistencia de Gerard Deulofeu, la desaparición de Arda Turany los problemas en la recuperación de Rafinha. Pero una vez entró en la rueda de jugadores trascendentes, Paulinho se ganó el respeto de unos y la admiración de todos.

Pieza fundamental en el esquema ideal del entrenador, como punta de lanza de ese rombo del 4-4-2, el jugador brasileño no conoce la derrota de azulgrana, habiendo disputado 16 partidos (9 en el once titular) y convirtiéndose en el tercer goleador, con seis dianas, del Barça.

Incansable en la brega, Paulinho pasa en segundos de cortar un balón en la medular propia a atender el posible rechace de un remate de sus compañeros. Así marcó dos goles al Deportivo y así, con esa brega incansable, ha adquirido galones de manera inmediata en el vestuario.

Lionel Messi está encantado con él no solo por su colaboración y sus palabras de unánime elogio hacia el '10', sino, algo que no se ve a primera vista, por la personalidad que muestra en el terreno de juego, donde se ha convertido en una de las piezas indiscutibles para explicar el excepcional primer tramo de temporada del Barça.