Quizá para las nuevas generaciones que desestiman el pasado y decretan que el futbol comenzó en el año de su nacimiento, el nombre de Ignacio Ambriz les dice poco, pues solo conocen algunos de sus antecedentes como director técnico.
Nacho fue un futbolista brillante de aquel Necaxa considerado ‘el equipo de la década’ en los años noventa.
Mediocampista de contención sumamente efectivo, lúcido con en balón en los pies y férreo en la marca. Poseedor de un disparo de larga distancia envidiable; le pegaba con furia al esférico.
Fue uno de esos líderes silenciosos que nunca necesitó de aspavientos ni de sobreactuar para hacerse sentir en la cancha; sin embargo, un grito a tiempo o una indicación suya eran suficientes para que el equipo se ordenara.
En Selección Nacional fue capitán, referente e ídolo. Con todo y su perfil bajo protagonizó algunos comerciales como aquel inolvidable de los Doritos al lado del ‘Perro’ Bermúdez: “Dame, Nacho, ¿o qué, tienes mucha Ambriz?”. Una verdadera joya.
Tuvo como mentores a Manuel Lapuente, César Luis Menotti y Miguel Mejía Barón, y desde su etapa como futbolista denotaba su gusto por la docencia, ya que no era extraño que se quedara después de los entrenamientos en aquel Necaxa que tenía sus instalaciones en Cuautitlán Izcalli, a trabajar con los jugadores jóvenes.
Tras el retiro como futbolista, Nacho optó por seguir su camino en la dirección técnica y entre 2002 y 2009 tuvo su mejor escuela de formación al ser auxiliar de Javier Aguirre en el Osasuna y Atlético de Madrid.
Nacho es un hombre que se desenvuelve mejor en el campo de entrenamiento que en las conferencias de prensa, es un docente, necio en la repetición y mecanización de las jugadas y, tras varios años de aprendizaje encontró lo más importante que puede tener un director técnico: un estilo.
Su camino como timonel ha tenido altibajos al igual que prácticamente todos los entrenadores, aunque no es tema menor señalar que ya pasó por los banquillos de las Chivas y el América, ni más ni menos.
Sin duda su mejor etapa hasta ahora la tuvo en el León en donde conquistó el único título de Liga que tiene como estratega, y hoy con Toluca gracias a la continuidad y paciencia que ha recibido ha formado a un equipo reconocible.
No es necesario ser experto en futbol para identificar a un club dirigido por Ambriz. Le gusta el buen trato de balón, la elaboración de las jugadas desde zona defensiva, priorizar el conjunto sobre las individualidades y llegar a la victoria a través del buen juego.
Desde luego que en ocasiones lo logra y en algunas otras, no.
Sin embargo, resulta evidente que sus equipos dominan un estilo, un sello, tienen un trabajo que los respalda y son fieles a una filosofía que va más allá de los resultados.
En conclusión y para responder la pregunta que encabeza este texto, desde luego que Ambriz reúne los requisitos para dirigir a la Selección Nacional y no solo eso, hoy en día tiene mayores méritos y un recorrido mucho más amplio que el otro candidato, Jaime Lozano.
En medio de tanta turbulencia y procesos complejos que están inventando los nuevos directivos de la Federación Mexicana de Futbol para elegir al entrenador del Tricolor, Nacho aparece como una apuesta certera dado que es un extraordinario entrenador, fue un fantástico futbolista y conoce perfectamente lo que implica representar y pertenecer al representativo nacional.