La verdad es que importa poco definirlo, tiene algo de los dos.
En una entrevista con TyC Sports, el arquero argentino básicamente presume que con otros compañeros del Puebla jugaban a “dispararle a gente” con una pistola de balines, que fueron detenidos por policías locales y que quedaron libres gracias a que “Chavo” Alustiza llamó al Gobernador del Estado, Rafael Moreno Valle.
Lo que Campestrini, Alustiza y cualquier otro jugador haga en su tiempo libre nos debe tener sin el menor cuidado; si les divierte tomar pistolas de balines y dispararse a las piernas, allá ellos.
Pero lo que es injustificable es que en un país en el que la violencia azuza a una población entera, portar y accionar armas (de cualquier tipo) en la vía pública, es una irresponsabilidad. No sé si Campestrini no lo sabe por ignorante o lo sabe y no le importa por estúpido.
Y lo que es peor, volver a su país y contar la anécdota entre risas, presumiendo un grotesco tráfico de influencias, con una descarada indiferencia por el ambiente de inseguridad que domina el país que le abrió las puertas para darle trabajo, es una burla.
Su cinismo, es hiriente. No hay lugar para irresponsables de ese tamaño en el futbol mexicano.
Si Puebla y la Liga MX toleran su permanencia en la liga, Campestini no será el único estúpido o ignorante.