Tras tocar fondo en Qatar 2022 se prometió un cambio de raíz en el futbol mexicano, y un año después, con nuevos directivos en la FMF nada ha cambiado, las decisiones se toman a partir de ocurrencias.
El futbol mexicano está lleno de ocurrencias y la lista resulta interminable.
A lo largo de la historia, las decisiones medulares sobre cómo manejar el deporte más popular del país las toma un grupo minúsculo de personajes adinerados que entienden mucho de negocios y nada de futbol.
Sin disimulo alguno, la tendencia que reina es priorizar el aspecto económico sobre el deportivo, pues con todo y los sonoros e interminables fracasos en la cancha, el dinero fluye y ese es el éxito que se persigue. Ni más ni menos.
La Liga local es un producto de mediana a mala calidad que, sin embargo, no deja de consumirse porque los torneos cortos en los que más del 50 por ciento de los competidores pueden pelear el título en una Liguilla que genera emoción, garantizan televidentes y público en los estadios.
En cuanto a la Selección Nacional es la ‘gallina de los huevos del oro’, pues en el aspecto comercial está a la par de las mejores del mundo y en cuanto a taquilla no suele fallar, sobre todo en los partidos que se llevan a cabo en Estados Unidos.
Desde hace más de 30 años —ocho Copas del Mundo— se persigue el quinto partido en un Mundial (cuartos de final), con lo que en cada ciclo se lanzan promesas sin sustento, se busca al técnico “ideal” y opera todo un aparato mercadológico para renovar la ilusión nacional y hacerle creer al aficionado que “ahora sí”, su equipo conseguirá el mejor resultado de la historia.
La realidad es de sobra conocida: Octavos de Final o ni eso —como sucedió en Qatar 2022—, es el retrato fidedigno del futbol mexicano cada cuatro años.
Desde hace décadas existe la errónea creencia de que México tiene materia prima en cantidad y calidad suficiente para aspirar a más en el plano internacional. Luego, la realidad se le estrella en la cara a todo el que fomenta y respalda dicha idea.
La crisis más grande en muchísimo tiempo o quizá en toda la historia del balompié azteca se vivió hace un año cuando en el Mundial de 2022 el llamado Tricolor no supero siquiera la Fase de Grupos, algo que había conseguido en las anteriores siete ediciones de la máxima justa.
Aunado a esto ese año se vivió una pesadilla, pues los representativos varonil y femenil no clasificaron a los Juegos Olímpicos de París 2024 y la Sub 20 tampoco consiguió su boleto al Mundial de la especialidad.
Luego de los resultados enumerados en distintas categorías, Televisa, empresa que controla al futbol mexicano, realizó un “mea culpa”: en su noticiero estelar la entonces titular Denise Maerker presentó una editorial en la que puntualizó de forma acertada todos los males que mantienen en la medianía al deporte más querido del país.
Se lanzó un grito desesperado por llevar a cabo un cambio de raíz que desterrara viejos vicios e hiciera crecer a la Liga MX: menos extranjeros, fin a la multipropiedad, facilitar la salida de futbolistas nacionales a Europa y un sistema de competencia más exigente, entre otras modificaciones.
En cuanto a la Selección Mexicana: buscar partidos de fogueo ante oponentes de primer mundo, disminuir en lo posible los “moleros” en Estados Unidos (hay un contrato vigente), elegir a un entrenador que conociera la idiosincrasia del jugador mexicano, renovar al equipo y que los clubes entendieran de una vez por todas que la prioridad es el Tricolor.
LLUVIA DE OCURRENCIAS
Emilio Azcárraga le cedió el “bastón de mando” por unos minutos a un grupo de dueños de clubes, y tras crear un supuesto Comité para elegir al nuevo entrenador nacional, Alejandro Irarragorri dio un golpe sobre la mesa y le pareció buena idea que Diego Cocca, quien ni figuraba entre los candidatos, fuera el director técnico.
Grupo Pachuca renunció a tiempo a dicho Comité luego de que su propuesta de traer a Marcelo Bielsa, quien esta vez sí parecía interesado en asumir las riendas del conjunto azteca, fue rechazada.
Irarragorri creyó que el bicampeonato con el Atlas respaldaba a Cocca y el argentino no duró ni cuatro meses en el cargo debido a que los futbolistas se quejaron de sus métodos, y a que la pobreza futbolística exhibida en Qatar se mantuvo e incluso se agravó.
Suficiente. Azcárraga retomó el mando y nombró a Juan Carlos Rodríguez, hombre de su entera confianza y exdirectivo en Univisión, como comisionado de la Federación Mexicana de Futbol (FMF).
Dicha figura, supuestamente, tendría autonomía para tomar decisiones sin requerir de la aprobación de los dueños de los equipos, y de esta manera la primera de ellas fue darle las gracias a Cocca en plena Copa Oro.
Jaime Lozano fue el elegido para, “de favor”, llegar como bombero e interino, pero tras conquistar el torneo desdeñado por Estados Unidos y Canadá que mandaron a sus equipos ‘B’, finalmente lo dejaron en el cargo bajo el argumento de ser mexicano y “querido” por los jugadores. De experiencia, méritos o tamaños, ni se habló.
A la par, el apodado ‘Bomba’ Juan Carlos Rodríguez fue limpiando gente tanto en la estructura de Selecciones Nacionales como en la propia FMF, y reforzó con particular esmero el área de comunicación al llevar a Édgar Martinez, a quien en su momento en Univisión también colocó en un cargo de jerarquía.
Es este personaje el autor de aquel triste video en el que colocó en el plano de héroes nacionales a los futbolistas mexicanos que vencieron apuradamente 1-0 a Panamá en la Final de la Copa Oro.
El mismo que armó todo un circo en redes sociales alrededor de Julián Quiñones desde que no era elegible para ser convocado, y no se diga al recibir su primer llamado para los partidos ante Honduras.
En días recientes acaba de trascender gracias a la revista Proceso, que este exreportero del Diario Récord encabeza la “estrategia” de Rodríguez para acallar críticas y crear una narrativa positiva alrededor de la Selección Mexicana y la Liga MX.
En cuanto a resultados, propuestas o hechos tangibles hay poco y nada que destacar desde que existe la nueva administración en la FMF y las Selecciones Nacionales. ¿Un ejemplo? El Tri Sub 17, otrora potencia, acaba de ser goleado 5-0 por Malí en Octavos de Final del Mundial. ¡5-0! por un país con 21 millones de habitantes.
Muchas ocurrencias, eso sí. Mucha saliva, también. Nada nuevo, pues. Hoy el futbol mexicano (al menos en gran medida la FMF y la Selección) está en manos de un hombre tan exitoso en televisión como ignorante en el plano futbolístico.