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Cartas desde Barcelona: Bélgica dignifica el futbol en el Mundial

¿Quién no estaría interesado en driblar un posible cruce con Brasil? Pudiendo elegir entre jugar ante Francia o Argentina y Croacia o Dinamarca… ¿Cuál sería la elección? A Roberto Martínez, entrenador catalán que dirige a la selección belga, todo eso le dio igual el jueves. Hizo cambios en su equipo inicial, sí, y reservó a De Bruyne, Hazard, Vertonghen, Mertens o Lukaku, pero afrontó el choque frente a Inglaterra con una dignidad que merece el aplauso general.

“Nosotros no miramos caminos pero lo que tengo claro es que en un Mundial no puedes tener éxito buscando el camino fácil”, proclamó el seleccionador belga, orgulloso de su equipo y “encantado” del rendimiento de unos jugadores “desesperados por contribuir” al éxito colectivo.

Bélgica no especuló ni dio pie a suspicacias y fue el mejor equipo de la primera fase. Sumó los 9 puntos como Uruguay o Croacia y lo hizo con la mejor diferencia de goles (9), mostrándose tan superior a Panamá como a Túnez y demostrando ante Inglaterra que el fútbol es mucho más que la pantomima que enseñaron Francia y Dinamarca o el desemboque chistoso de Japón ante Polonia.

Quienes pongan en el plano a Brasil, suponiendo que los Diablos Rojos derroten primero a Japón, bien pueden recordar que la canarinha se enfrentará en octavos a México, capaz de vencer a Alemania en el estreno. Y recordar, más aún, que la campeona del mundo está ya de vacaciones para demostrar que este Mundial no está exento de sorpresas.

Roberto Martínez, un deportista catalán con alma británica después de pasar media vida en Inglaterra desde que a los 22 años abandonase su Balaguer natal para embarcarse en la aventura de un Wigan que en aquel tiempo jugaba en la tercera categoría, dirige a Bélgica con guante de seda y acompañado de una leyenda como Thierry Henry como ayudante ha impuesto en los Diablos Rojos el fútbol exquisito que tenores como Hazard o De Bruyne reclamaban en silencio.

Capaz de dejar fuera de la lista a un guerrero como Nainggolan haciendo frente a un torrente de críticas en las semanas previas al campeonato, ahora arriesgó el futuro mundialista con la victoria más innecesaria desde un punto de vista táctico pero que entendió innegociable en su visión personal.

¿Mejor jugar ante Japón que frente a Colombia? Probablemente sí pero ¿y después? El cuarto puesto que conquistó en 1986 es el recuerdo más feliz de Bélgica en un Mundial. Allí, tras eliminar a España en la tanda de penalties, cayó frente a Maradona en las semifinales.

Pero a partir de entonces, los cuartos de final o, incluso, la invisibilidad, han sido las señas de identidad de una Bélgica que ausente en 2006 o 2010, volvió en 2014 al torneo para volver a caer frente a Argentina, en unos cuartos de final que esta vez le podrían cruzar con Brasil… O México.

“Siempre hay que intentar ganar”, reafirmó Roberto Martínez tras la victoria sobre Inglaterra, enseñando que en el deporte, aún, hay lugar para la verdad. Al cabo de los 48 partidos de la fase de grupos, Bélgica, en el último de todos ellos, fue el equipo que en un partido llamado a la vergüenza más dignificó el fútbol.