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Luis Enrique: La apuesta más esperada... Y explosiva

BARCELONA -- “Me preocupa ‘cero’ el legado que pueda dejar en el club después de mi marcha”. Con esta simple frase se despidió Luis Enique, en la primavera de 2017, de tres temporadas tan exitosas como convulsas al frente del FC Barcelona, donde sumó nueve títulos y acumuló no pocas controversias con los periodistas, en una relación tan difícil como en ocasiones explosiva.

“El quería ser seleccionador español y para serlo ha aceptado dejando de lado ofertas económicas mucho mejores”, explicó el presidente de la federación, Luis Rubiales, admitiendo conocer el complicado día a día de Luis Enrique con los informadores en Barcelona y proclamando su esperanza en que al mando de la selección esa relación pueda ser mucho más agradable.

Eso, de entrada, es lo que espera todo el mundo por más que no es un secreto que el carácter del entrenador asturiano no invita precisamente al optimismo en este aspecto. Luis Enrique, que será presentado la próxima semana oficialmente, mantendrá su domicilio en Barcelona y ofrecerá a la selección un empuje evidente, el mismo que disfrutó a su llegada un Barça al que borró de un plumazo el sabor del Tata Martino.

Pero si en el verano de 2014 se presentó en el Camp Nou proclamando “el líder del vestuario soy yo” en una afirmación que se le volvió en contra pocos meses después, debiendo rebajar su ímpetu de cara a la plantilla para ponerse en manos del Tridente y en el mando indiscutible de Leo Messi, al cabo de cuatro años es una incógnita descubrir cuál será su planteamiento personal.

“Me gustaría. Y mucho además”, contestó en su día, en la sala de prensa del Barça, Luis Enrique cuando se le preguntó si le gustaría algún día ser entrenador de la selección española. Ese día llegó, por sorpresa y después de un Mundial repleto de malas noticias alrededor de la Roja.

¿Un riesgo? Seguro. A Luis Enrique, que se destacó como el más favorable a ojos de la afición en todas las encuestas que se realizaron durante las últimas semanas, le importa entre poco y nada la imagen que desprende en la sala de prensa. Nunca se cortó en sus enfrentamientos con los periodistas, muchas veces respondió con malas caras o, incluso, mal talante… Y, encima, no se molestó en disimular su poco cariño por el Real Madrid, del que salió como futbolista de mala manera con destino al Barça en 1996.

“También tenía un carácter difícil Luis Aragonés”, se explicó desde la federación para dar crédito a la elección del nuevo seleccionador. Futbolísticamente su elección pone sobre la mesa una apuesta clara por el juego que impuso en el Barça durante tres temporadas… Pero ahora sin Messi. Y sin Iniesta, Neymar, Suárez y muy probablemente sin Piqué.

En plena operación renove, la nueva España, la que debe recuperar las esencias del pasado, se pone en manos de un entrenador incomparable. Entregado a su trabajo como demostró en Roma, Celta y Barça, Luis Enrique cumple ese sueño que admitió en su día.

Y es indudable que empieza una era en la que no habrá aburrimiento. Una versión, personal, similar a Javier Clemente en un banquillo explosivo. Bienvenidos a la nueva España…