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El Mundial evidencia los problemas en Sudamérica

Argentina intenta encontrar consuelo en el hecho de haber perdido contra los campeones del mundo. Pero lo cierto es que no hay mucho consuelo para encontrar. Los dos finalistas del domingo entregaron por lejos sus mejores actuaciones ofensivas contra los argentinos, lo cual habla en igual medida de los defectos del conjunto de Jorge Sampaoli como de las virtudes de Francia y Croacia. Argentina fue un caos, y la mala suerte no tuvo nada que ver en su campaña.

Pero el resto de las selecciones sudamericanas también tienen mucho para pensar. En el caso de Perú, se trata del penal errado de Cristián Cuevas. El primer partido contra Dinamarca siempre iba a determinar su suerte, y se quedó sin goles cuando el remate de Cueva se fue por encima del travesaño. La derrota por 1-0 saboteó las ambiciones de Perú de superar la fase de grupos.

Tanto Colombia como Uruguay lamentarán las lesiones sufridas por sus jugadores claves. James Rodríguez se perdió el partido contra Inglaterra en la segunda ronda, mientras que Edinson Cavani se perdió el partido de cuartos de final contra Francia. Si estos jugadores hubieran estado presentes, sus selecciones habrían tenido más probabilidades de ganar.

Pero uno de los equipos nacionales que más tendrá que reflexionar es el de Brasil. Fue por lejos el mejor equipo del continente durante la campaña de eliminatorias, y tras caer ante Bélgica en cuartos de final (uno de los mejores partidos del torneo), recordarán su mundial con pesar y se preguntarán de qué manera las cosas podrían haber sido diferentes.

Brasil tenía tres interrogantes principales de cara al desafío de ganar la Copa del Mundo en Europa por primera vez en 60 años.

En primer lugar, ¿cómo manejaría el DT a Neymar? La impresión fue que, si bien defendió a su nro. 10 en público, Tite trabajó detrás de escena para ejercer cierta influencia y controlar sus excesos. Respaldó el individualismo de Neymar frente al arco. Lo defendió de las críticas por sus payasadas, aunque reconoció tácitamente que algo se perdía cuando uno no se enfocaba exclusivamente en el fútbol. Y Neymar se volvió menos histriónico durante el transcurso de la campaña, pero para entonces ya era demasiado tarde. Sus caídas simuladas ya se habían convertido en una broma a nivel global. Y aunque tuvo algunos momentos gloriosos en la cancha, opacó a su equipo de una manera poco saludable.

El segundo interrogante era si Philippe Coutinho podría prosperar como un auténtico mediocampista. Aquí la respuesta es clara. La necesidad de trabajar en toda la extensión de la cancha dejó sin fuerzas a la estrella de Barcelona. Y fue empeorando durante el transcurso del torneo. Al final, ni aportaba mucho en defensa ni atacaba con eficiencia. Más allá del pase maravilloso que dio lugar al gol de Renato Augusto, Coutinho tuvo un muy mal partido contra Bélgica.

Las semillas de esa derrota probablemente fueron sembradas en el amistoso contra Croacia en Liverpool. Durante las eliminatorias, Brasil tenía a Casemiro para ganar la pelota, a Augusto para organizar el juego y a Paulinho para jugar hacia adelante. El declive de Augusto forzó un replanteamiento. Una formación más defensiva tenía a Fernandinho y a Casemiro trabajando juntos. Pero ante Croacia en ese amistoso, Brasil no pudo salir de su propio campo en el primer tiempo. Así que optaron por una versión más ofensiva con Coutinho en el mediocampo junto a Paulinho y Casemiro (o Fernandinho, contra los belgas). Originalmente, este plan se había trazado para quebrar a los rivales defensivos más pobres. Pero acabó por convertirse en la formación por defecto, y es evidente que dejó a Brasil expuesto ante un conjunto con la habilidad de los belgas. En retrospectiva, quizá hubiera sido mejor esperar a Augusto. Pero también cabe preguntarse por qué no tienen un auténtico mediocampista capaz de organizar el juego de punta a punta como Kevin De Bruyne o Luka Modric.

El tercer interrogante de Brasil de cara a la campaña era si le faltaba peso adelante. Se habló mucho sobre la elección del centro delantero; si Gabriel Jesús debía mantener su lugar ante el desafío de Roberto Firmino. Pero quizá deberían haber tenido un delantero más grande y potente. ¿Será que a Brasil le falta un jugador como Romelu Lukaku si necesita un gol con urgencia en los últimos minutos?

Tite coqueteó con la idea de llevar a Wilian José de Real Sociedad, quien fue incorporado al grupo en marzo, pero no jugó ni un partido. Podría haber sido una opción interesante contra Bélgica. Pero la verdad es que la posición de centro delantero sigue siendo un problema para la selección brasileña. No ha surgido ningún jugador de clase mundial con el talento y la capacidad física del gran Ronaldo, quien impulsó el último éxito de Brasil (y de Sudamérica, de hecho) en la Copa del Mundo de 2002.