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Cristiano Ronaldo, un ejemplo de superación

Cristiano Ronaldo es sin dudas uno de los grandes futbolistas de todos los tiempos. Ganador indiscutido, el portugués demostró a lo largo de su carrera ser un jugador completo y un goleador como pocos.

Pero la fama y el éxito de CR7 tienen una historia detrás. Una historia de superación, de sufrimiento y hasta un problema de salud que puso en un momento en duda la continuidad del delantero en el fútbol.

Ronaldo nació el 5 de febrero de 1985 en la isla de Madeira, y los primeros pasos dentro del fútbol los dio lejos de los grandes clubes. De chico jugaba a la pelota en las calles: ni siquiera había arcos para patear, pero el fútbol no era ajeno para él.

Su padre era utilero en el Andorinha, y le insistía para que dejara las calles y se fuera a probar al club. Cristiano al principio se negaba. La pasaba bien en las calles, sin reglas, y la familia, más allá del papá, no estaba interesada en el deporte de la redonda. Finalmente el pedido del padre se hizo realidad. Y Cristiano comenzó a mostrar su capacidad goleadora y ese espíritu de competencia que lo marcarían por el resto de su vida.

Andorinha le quedó chico al poco tiempo, y pasó a jugar al Clube Desportivo Nacional, donde siguió marcando goles y siendo figura dentro de los equipos que integraba. Pronto fue Madeira la que le quedó chica, y de la isla, ubicada en el Pacífico, a 860 kilómetros de Lisboa, pasó al continente.

El Sporting de Lisboa lo fichó en 1997. La partida no fue fácil: no sólo por el viaje y por estar lejos de la familia. También por las diferentes costumbres y hasta el acento diferente de la Capital, que dificultaba al principio que Ronaldo se hiciera entender, o lo entendieran.

Con 15 años y todo el futuro por delante, le detectaron un problema cardíaco. Así, por un momento, la duda se hizo presente en el jugador y su familia. ¿Podría seguir jugando? La operación a la que debió someterse fue exitosa, y al poco tiempo Cristiano volvió a jugar.

De a poco, comenzaron los éxitos. El debut en la Primera del Sporting, a los 17 años, le dio la posibilidad de mostrarse al mundo. Y en poco tiempo, las ofertas empezaron a llegar. Hubo varias y de clubes importantes, pero el Manchester United de Fergusson le puso el ojo y no dejó margen para que se fuera a otro lugar.

Allí viviría parte de los mejores momentos de su carrera. Más allá de que en el Real Madrid explotó en su mejor versión, esos años en Inglaterra sirvieron para que Ronaldo se midiera cara a cara frente a los mejores.

En esa época, en 2005, sufrió la muerte de su padre, quien era alcoholico. Ronaldo estaba concentrado para jugar con su selección, y decidió quedarse allí en vez de ir a despedirlo junto con su familia. Luiz Felipe Scolari, el DT de Portugal en ese entonces, señaló. “Ese día supe que Ronaldo iba a ser especial”. Más tarde, el propio Ronaldo diría: “Mi padre siempre me alentaba a jugar, a superarme. Sentí que jugar y dar lo mejor era el mejor homenaje que podría hacerle”.

Su mamá, contó también detalles de Cristiano, y de los motivos que lo llevaron a ser tan obsesivo con su cuerpo y con el deporte. “El vio lo que le pasó a su padre, sabe los daños que causan el alcohol y las drogas. Por eso alejó todo esas cosas de su vida y se dedicó a ser tan profesional”.

Tras su paso triunfal con el Manchester, donde logró 10 títulos, llegaría la etapa del Real Madrid. El futbolista tenía ganas de jugar en España desde hacía rato, pero finalmente conseguiría llegar al club merengue en 2009. A partir de ese momento se vería lo mejor del portugués. En el Real conquistó 16 títulos, cuatro de ellos Champions League, además de Liga de España, Supercopa y Mundial de Clubes. Con 450 tantos, una cifra extraordinaria para estos tiempos, se convirtió en el máximo goleador histórico del conjunto español.

Con la Selección, además, marcó goles en los cuatro Mundiales que disputó, y se dio el gusto grande de ganar una Eurocopa, en 2016, cuando Portugal superó a Francia.

El hambre de gloria de Ronaldo es imparable. Ahora, lo llevó hasta Turín, para tratar de seguir ganando títulos en Italia. Esa fue y seguirá siendo su máxima ambición.