América confirma su confusión y Chivas un optimismo a medias

Mexsport

(Carlos Barrón) MÉXICO -- En un clásico de frecuentes bostezos, pocas emociones e incapacidad técnica, ambos equipos, Chivas y América, quedaron retratados.

En las Águilas se ha confirmado el estado de confusión, en el Guadalajara, un optimismo a medias.

Tan poco pintó el Clásico que el juego se resolvió desde una jugada a balón detenido, un penal. Decía Johan Cruyff que a él no le gustaba festejar los penales porque eran demasiado burdo anotar así. Uno de estos, incluso hasta dudoso en la falta de Aguilar a Pulido, resolvió un partido de escaso goteo técnico.

¿Qué hace Rafael Cuevas, el entrenador de porteros del América en toda la semana? ¿Acaso no vio con Agustín Marchesin que Ángel Zaldivar pateó el penal ante Atlas la semana pasada? El chico de Chivas, confió en su fórmula y disparó igual. ¿Para qué cambiar?

Mexsport

Como Chivas sacó bonos de esta acción, el América se vio obligado a reaccionar, punto aparte, siempre cabizbajo, como si en lugar de motivación, La Volpe hubiera echado en sus jugadores más responsabilidad.

Las Águilas parpadearon un poco y en realidad, apenas preocuparon al Guadalajara. No hubo peligrosidad ni gallardía.

Lo peor para el americanismo vino con la expulsión de Miguel Samudio, que enfrente del abanderado pisó accidentalmente a Sánchez. Otro craso error arbitral que derivó en el horror del apoquinado La Volpismo, hoy en día más devaluado que nunca.

Con 10 jugadores fue más inofensivo el América, devorado por su propio miedo. Ni siquiera en la grisácea etapa de Nacho Ambriz.

Entre el gol del penal y la expulsión, también Chivas comenzó a hacerse espeso. Nada peor para el espectáculo. El equipo que podía resultar un abusador prefirió ver desfilar los minutos como quien se para a ver pasar los trenes.

Mexsport

No tenían problemas en su zona defensiva, pero Almeyda jamás tocó el dibujo dejándolos en un picnic dentro de la cancha. En cambio, se desesperó más con las individualidades tontas de Eduardo 'Chofis' López, el obcecado Alan Pulido y el enredado Orbelín Pineda.

Ya que Chivas se encargó de equilibrar el juego con su parsimonia, apareció La Volpe para avivar la hoguera. Demostrando que el fracaso se ha anclado en su cabeza y la desesperación lo mueve como títere, se metió a la cancha y sintiéndose defensa paró la carrera de Jesús Sánchez.

Se fue expulsado, desvaneciendo a su equipo aún más de lo que estaba y mandando mensajes extraños para el futuro. Antes, decidió el chispazo de debutar a Ricardo Marín con 18 años en lugar de poner a Silvio Romero.

Hay ocasiones en que no tiene sentido hacerle caso al subconsciente, ese tan dañino en La Volpe.

Para las Chivas, nada nuevo, a falta de un patrón claro de ataque, le dispararon toda la noche a Marchesin, multiplicado en lances. Al menos, el equipo rojiblanco sigue puntuando, en las buenas y en las malas.

El América, en cambio, ya no tiene de dónde agarrarse. Ni sus números ni su juego alientan. Hasta uno de los Clásicos que peor se ha jugado, lo perdió.