Ajeno a aquel comienzo en el que arrollaba a sus rivales, River dejó pasar una muy buena chance para alejarse a cinco puntos de Gimnasia, que un rato antes había perdido como local ante Racing.

River, al cabo, no hizo más que reinstalar dudas acerca de su futuro en un campeonato, que cuatro fechas atrás parecía tenerlo como el seguro dueño. San Lorenzo sorprendió a River ya desde el arranque. Desprejuiciado, el equipo alternativo del Ciclón salió a presionar al ahora deshilachado puntero y, al minuto de juego, Lucio Filomeno, se perdió el 1-0.

Claudio Sarría era el eje por el que pasaba la mayoría de los ataques locales y Guillermo Franco compliaba con sus movimientos inteligentes. River tambaleaba en defensa y le costaba tener la pelota en el mediocampo.

A los 7, un cabezazo cruzado de Franco pasó a centímetros del poste derecho. Y, 4 minutos más tarde, Angel Comizzo confirmó su gran momento con una atajada brillante ante un cabezazo de Franco.

En la jugada previa, River había llegado por primera vez con un tiro de Andrés D'Alessandro que Sebastián Saja contuvo con seguridad. A Esta altura, los visitantes ya habían salido de aquel asedio inicial. Pero su problema era que los volantes no generaban fútbol, por lo que sus posibilidades dependían en exceso de alguna genialidad de D'Alessandro, díficil de contener con la pelota en los pies, pero errático en la puntada final.

A los 20, Leandro Alvarez conectó un cabezazo que pasó cerca. River respondió recién sobre los 36, cuando Saja se quedó con un remate de Esteban Cambiasso. Fue en el comienzo de una leve mejoría de River, que volvió a tener dos oportunidades: primero con un disparo de D'Alessandro atajado por Saja y, después, con un centro de Víctor Zapata que el arquero sacó con lo justo al córner cuando se le metía.

El ritmo de juego decayó bastante en la etapa final. River siguió sin brindar respuestas ofensivas y ni Maximiliano López ni Fernando Cavenaghi, ni Juan Esnaider cuando le tocó entrar, aportaron las soluciones que el equipo necesitaba.

Las difdicultades de River en ataque se resumen en un solo dato: no creó ninguna jugada de verdadero riesgo en los 45 finales. San Lorenzo siguió corriendo y metiendo como si estuviera jugando una final y en algunas ocasiones hasta llegó a inquietar al líder. Franco estuvo cerca con un derechazo desde la puerta del área y el permisivo Horacio Elizondo, de pobre tarea, ignoró un penal de Ricardo Rojas contra el ingresado Pablo Michelini. Sobr el epílogo, un remate de Sarría cruzó todo el área, paralizando los corazones del público que acompañó a River.

Por ese entonces, River ya no tenía en la cancha a D'Alessandro, quien había sido amonestado y después de la amarilla se dedicó más a protestar que a jugar. Ramón Díaz mandó en su lugar a Ariel Franco y tal vez evitó lo que podía haber sido una expulsión del talentoso volante, últimamente demasiado irascible.

San Lorenzo disfrutó el empate, más que nada porque le quedó la sensación de haber complicado a su rival en la lucha por el título. River se fue cabizbajo, seguramente porque también lo abordó la misma sensación.