Los graderíos del Santiago Bernabéu, contrariamente a las previsiones, se vieron afectados por el tremendo aguacero que comenzó a caer un rato antes del inicio de los actos y que apenas cesó en momento alguno.

El estadio madridista no se llenó para despedir el Centenario, aunque tampoco es que al final sobraran tantos asientos como parecía que iba a ocurrir a la vista del 'jarreo'.

Incluso la lluvia obligó a modificar el programa de actos previsto por la organización. De hecho, Plácido Domingo tuvo que esperar al intermedio del partido para cantar el himno del Centenario, uno de los momentos más emotivos.

El tenor español, un declarado madridista, cantó el himno compuesto por José María Cano, quien dirigió a los 80 jóvenes músicos de la Orquesta Sinfónica del Conservatorio de música Rodolfo Halffter de la localidad de Móstoles.

Estaba previsto que el himno fuera coreado por todo el estadio antes del partido, pero a la vista del tremendo aguacero hubo que esperar al descanso y antes del partido el único acto fue la entrega por parte de la revista 'France Football' del 'Balón de Oro' al brasileño Ronaldo Nazario, quien posó también con el premio FIFA al mejor jugador del año, entregado el martes.

El madridista Raúl González, pese a su juventud un eterno aspirante a los máximos galardones personales del balompié mundial, recibió el apoyo de la afición madridista que, no obstante, respaldó a Ronaldo.

El montenegrino Pedja Mijatovic se reencontró con el Santiago Bernabéu y con el cariño de una afición que no le olvida. El actual delantero del Levante fue el autor del gol de la victoria ante el Juventus de Turín en la final de la UEFA Champions League de 1998, lo que le ha convertido en un símbolo para los seguidores madridistas, quienes corearon su nombre de manera reiterada.

El Centenario se ha saldado deportivamente con la 'triple corona' internacional (UEFA Champions League, Supercopa de Europa y Copa Intercontinental), con derrotas dolorosas como la de la final de la Copa del Rey justo el 6 de marzo ante el Deportivo, pero también ha hecho otras muchas escalas en forma de actos, partidos y distintos acontecimientos con distintos contenidos socioculturales.

Desde que el Real Madrid y el Atlético de Madrid se enfrentaron el 2 de enero ha habido momentos para el recuerdo, como la visita a la ONU, la bendición del Papa, el trofeo veraniego con victoria del Bayern Múnich, la magia del baloncestista norteamericano 'Magic' Johnson o la llegada de la última etapa de la Vuelta Ciclista a España con Aitor González confirmando su jersey amarillo.

Es decir, un año plagado de celebraciones centenarias que se cerró con este 'homenaje al fútbol mundial', que tuvo en el partido entre el Real Madrid y una selección de la FIFA su acto central, aunque, contrariamente a lo anunciado cuando Joseph Blatter y Florentino Pérez cerraron el acuerdo, no fue el único encuentro que se disputó en el planeta, ya que muchos países europeos aprovecharon para disputar choques coperos y ligueros.

Aunque a ratos el aburrimiento presidió la contienda, muchos jugadores lo utilizaron como un escaparate de magnitud mundial para mostrar sus cualidades, pese al habitual relajamiento.

Por poner algunos ejemplos, el brasileño Flavio Conceicao quiso enseñar a su técnico, Vicente del Bosque, que puede estar en la medular de su equipo y no dudó en emplearse al máximo; el joven Raúl Bravo, habitual suplente de Roberto Carlos, dispuso otra vez de minutos ante las miradas de Iñaki Sáez, seleccionador español; el argentino Andrés D'Alessandro sueña con fichar por un club europeo y no había mejor escenario para reivindicar un buen traspaso, lo mismo el también brasileño Kaka y el alemán Miroslav Klose, quien anunció que el olfato goleador no se le ha olvidado desde el Mundial.

El palco de autoridades, como no podía ser menos, se vistió de gala y estuvo repleto de personalidades de todos los ámbitos y, cómo no, de autoridades futbolísticas encabezadas por el suizo Joseph Blatter, presidente de la FIFA, y de muchos presidentes de clubes europeos y españoles, entre ellos el del 'eterno rival', el Atlético de Madrid, Jesús Gil, quien, como muchos, tuvo grandes problemas para llegar debido a los atascos.

Al final, y pese a la lluvia, se puso un broche de oro a las celebraciones del club considerado por la FIFA como el mejor del siglo XX. Fue un homenaje del Real Madrid al fútbol mundial y de este al club español, rubricado con una ceremonia de clausura plena de luces, sonido e imágenes, presentada por Emilio Aragón, que dio un repaso sentido a los cien años de historia.